Un proyecto liderado por Juan Diego Castillo, fotógrafo de profesión, ofrece una alternativa gratuita y artesanal para las colombianas con cáncer de mama: prótesis de seno tejidas a mano con fibras naturales.
De acuerdo con la Voz de América (VOA), Castillo lleva más de una década dedicándose a esta labor altruista a través de la fundación Oropéndola, una organización que él mismo creó y que toma su nombre del ave conocida por tejer nidos en forma de bolsa. Inspirado por la iniciativa internacional Knitted Knockers, surgida en Estados Unidos, Castillo decidió replicar este modelo en Colombia, adaptándolo a las necesidades locales.
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El proyecto nació de manera inesperada. Según relató Castillo a VOA, todo comenzó cuando estaba comprando hilos para tejer gorros destinados a personas en situación de calle. En una mercería, alguien le mostró una prótesis tejida y le sugirió que intentara hacerlas.
Este encuentro casual lo llevó a embarcarse en un proceso de aprendizaje que duró un año, tiempo en el que perfeccionó su técnica para garantizar que las prótesis fueran seguras, cómodas y funcionales.
Las prótesis, confeccionadas con hilo de algodón siliconado y relleno no alergénico, son diseñadas para resistir el agua y mantener su forma con el tiempo. Castillo explicó que cada pieza se adapta al tamaño específico del seno perdido, ya sea copa A, B, C o D. Para facilitar su trabajo, incluso se tatuó en el brazo izquierdo las medidas de las copas en centímetros, lo que le permite tejer en cualquier lugar sin necesidad de herramientas adicionales.
El impacto de estas prótesis va más allá de lo físico. Muchas mujeres que han pasado por una mastectomía optan por no someterse a cirugías reconstructivas, ya sea por razones económicas, de salud o personales, según consignó TeleMedellín.
En estos casos, las prótesis tejidas se convierten en una solución que no solo llena el vacío físico, sino también el emocional. Castillo destacó que, en muchas ocasiones, no son las mujeres quienes solicitan las prótesis directamente, sino sus familiares, como hijos, hijas o esposos, quienes buscan ayudar a sus seres queridos a recuperar la confianza en sí mismas.
El proyecto no sería posible sin la colaboración de una red de tejedoras voluntarias, quienes, según Castillo, son el corazón de esta iniciativa. Estas mujeres, provenientes de diferentes partes del país, dedican su tiempo y habilidades para confeccionar las prótesis con una precisión que requiere supervisión constante.
“Sin ellas no seríamos nada”, afirmó Castillo a VOA, subrayando que muchas de estas tejedoras ven esta actividad como una forma de terapia y una manera de contribuir al bienestar de otras mujeres.
El movimiento Knitted Knockers, del cual forma parte la fundación Oropéndola, tiene presencia en más de 30 países, incluidos varios de América Latina.
En Colombia, Castillo ha asumido la tarea de capacitar a nuevas tejedoras, tanto expertas como principiantes, para que puedan alcanzar la puntada perfecta necesaria para este tipo de tejido. Según explicó a VOA, cada puntada está cargada de amor y dedicación, creando un vínculo invisible entre la tejedora y la mujer que recibe la prótesis.
El cáncer de mama no solo afecta a las mujeres en Colombia, sino que es un problema significativo en toda América Latina y el Caribe. Según cifras de Globocan, en 2022 se registraron más de 2.2 millones de casos de esta enfermedad a nivel mundial, de los cuales el 9.6 % correspondió a esta región.
Además de su impacto social, el proyecto tiene un componente profundamente humano. Castillo explicó a TeleMedellín que, aunque los materiales necesarios para fabricar las prótesis suelen ser adquiridos por los mismos voluntarios, él no lo considera un gasto, sino un beneficio. “Tejer solidaridad es una terapia”, afirmó, destacando que cada hilo y cada puntada representan un acto de amor y empatía hacia quienes enfrentan una de las etapas más difíciles de sus vidas.