La tan esperada línea 3 del Metro de Bogotá, que conectará Soacha con la capital, da un paso significativo con la firma de un acuerdo crucial para avanzar en los estudios y diseños de factibilidad.
Este proyecto, que se estima tendrá entre 24 y 26 kilómetros de extensión, beneficiará a miles de habitantes de la región, aliviando uno de los mayores problemas de movilidad entre Soacha y Bogotá.
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El convenio fue firmado por varias entidades clave, entre ellas la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), la Empresa Metro de Bogotá (EMB), la Gobernación de Cundinamarca, la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca, y la Agencia Regional de Movilidad.
El acuerdo establece un plan de tres años para llevar a cabo los estudios necesarios, con una inversión total de 104.865 millones de pesos. La distribución de los recursos es variada: la Gobernación de Cundinamarca aportará 10.000 millones de pesos, la Región Metropolitana 33.000 millones, la Agencia Regional de Movilidad 300 millones, y la Empresa Metro de Bogotá asumirá la mayor parte con 61.565 millones de pesos.
La línea 3 no solo busca mejorar la conectividad entre Soacha y Bogotá, sino también contribuir a la expansión de una red ferroviaria eficiente para toda la región metropolitana.
Actualmente, el 57,2% de los residentes de Soacha se desplazan diariamente hacia la capital, una situación que, con la nueva línea, promete reducir tiempos de viaje y mejorar la calidad de vida.
Luis Lota, director de la Región Metropolitana, subrayó la importancia del proyecto, destacando que no solo mejorará la conectividad dentro del departamento, sino también fortalecerá la integración con otras áreas cercanas. Según él, estos proyectos son fundamentales para el desarrollo de un sistema de transporte masivo moderno y eficiente.
Este avance se suma a los logros de la línea 1 del Metro de Bogotá, que ya tiene un progreso del 44,45%. Con la firma de este acuerdo, Bogotá sigue firme en su compromiso de transformar la movilidad en la región, apuntando a una infraestructura más conectada y accesible para todos.
Gustavo Petro insiste en un tramo subterráneo y critica decisiones pasadas
Sin embargo, el presidente Gustavo Petro ha reavivado la polémica en torno al diseño del sistema, insistiendo en la necesidad de soterrar el tramo central del metro y cuestionando decisiones tomadas por administraciones anteriores.
Según informó un medio digital, Petro argumenta que el diseño actual, que incluye un viaducto elevado, podría aumentar los tiempos de desplazamiento de los ciudadanos y afectar negativamente la movilidad en la ciudad.
De acuerdo con el presidente, un estudio realizado por expertos nacionales e internacionales, contratado por el Ministerio de Transporte, concluyó que la conexión entre el metro elevado y la futura línea subterránea sería “grave y antitécnica”.
Según este análisis, el diseño actual incrementaría los tiempos de viaje en Bogotá en aproximadamente 30 minutos. En contraste, Petro asegura que soterrar el tramo central, desde la localidad de Puente Aranda hasta la avenida Caracas, reduciría los tiempos de desplazamiento en 20 minutos, optimizando el sistema de transporte de la ciudad.
El mandatario también propuso convertir la avenida Caracas en una troncal exclusiva para los buses de Transmilenio, argumentando que esto evitaría que el metro elevado se convierta en un simple complemento de las troncales de buses. Según Petro, esta medida mejoraría la eficiencia del sistema de transporte público en la capital.
En sus declaraciones, Petro responsabilizó al exministro de Hacienda Mauricio Cárdenas y al exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa por lo que calificó como un “saboteo” al proyecto original del metro subterráneo.
Según el presidente, en 2017 se firmó un convenio que transformó el proyecto en un “contrato de obra pública” disfrazado de concesión privada, lo que permitió acelerar la licitación sin contar con estudios técnicos adecuados.
Petro también señaló que la decisión de no soterrar el tramo central fue tomada por el actual alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, quien rechazó la propuesta del Gobierno nacional de financiar esta modificación. Según el mandatario, esta postura fue respaldada por el electorado bogotano.
El presidente concluyó que estas decisiones han causado un daño irreversible a la ciudad, impidiendo que Bogotá se posicione como una referencia en urbanismo y transporte.