El 31 de diciembre transcurrió en Colombia sin mayores novedades en términos de actividad sísmica, según reportes oficiales. Aunque se registraron algunos movimientos menores, las autoridades informaron que no hubo eventos que generaran alerta.
A pesar de la tranquilidad, expertos recomiendan a la ciudadanía mantenerse informada a través de fuentes oficiales y estar preparados para cualquier eventualidad natural. Es fundamental conservar la calma, conocer los planes de emergencia y tener a la mano un kit de suministros básicos.
Las autoridades continuarán monitoreando de cerca la actividad geológica del país para garantizar la seguridad y tranquilidad de la población.
Los Santos, Santander, con más de 5.745 registrados entre mediados de 2022 y 2023, según Servicio Geológico Colombiano. Esta misma entidad afirma que Zapatoca, también en Santander, es el segundo municipio con más actividad telúrica con 1.228 sismos datados en los tiempos de estudios mencionados. Finalmente, en el municipio de Villanueva se sintieron 714 temblores.
Un botiquín básico puede marcar la diferencia en situaciones de emergencia. Asegúrese de incluir:
Guarde el botiquín en un lugar accesible y revisa periódicamente su contenido para mantenerlo en buen estado.
Se reporta sismo en la tarde del 31 de diciembre de 2024, a las 18:13 p. m. un movimiento telúrico de 5.1 grados de magnitud en la escala Richter. La profundidad de este temblor fue de 35 kilómetros y su localización fue en las siguientes coordenadas: Latitud -20.16° y Longitud -70.64°.
Durante un sismo o temblor, es crucial saber cómo actuar para protegerse adecuadamente. Sin embargo, existen ciertos elementos que nunca deben estar cerca de una persona en esos momentos, ya que pueden poner en peligro la vida.
Para reducir riesgos, durante un sismo o temblor, se recomienda protegerse bajo muebles sólidos, alejarse de áreas peligrosas y seguir las recomendaciones de las autoridades locales.
Según el Servicio Geológico Colombiana, la historia de sismicidad en el país indica que el 17 y 18 de octubre de 1992, dos fuertes sismos sacudieron la región del Atrato Medio, ocasionando graves daños materiales y humanos. El primero de estos terremotos se registró a las 4:32 a. m. con una magnitud de 6.6 y el segundo, de magnitud 7.1 el domingo a las 11:12 a. m., incrementando la devastación en las áreas afectadas.
Los municipios más afectados fueron Murindó y la comunidad indígena de La Isla, donde prácticamente todas las construcciones quedaron destruidas. Los daños también se extendieron a Bejuquillo, Buchadó, Cañasgordas, Dabeiba, Mutatá, Pavarandocito, San José de Urama y Vigía del Fuerte, en Antioquia; y en Bojayá y Belén de Bajirá, en el Chocó, donde muchas viviendas colapsaron debido a la magnitud de los movimientos telúricos.
Otro fenómeno que se desató como resultado de los terremotos fue la erupción del volcán de lodo Cacahual, ubicado en el municipio de Turbo, cerca de San Pedro de Urabá. El volcán expulsó aproximadamente 50.000 metros cúbicos de lodo caliente, que sepultaron algunas viviendas y devastaron la vegetación, cultivos y animales de la zona.
El Servicio Geológico Colombiano explica que la amenaza sísmica en Colombia está directamente relacionada con la probabilidad de que ocurran movimientos telúricos y los efectos que estos puedan generar en el terreno en un periodo de tiempo determinado.
De acuerdo con el SGC uno de los puntos de mayor interés en el país es el denominado “Nido sísmico de Bucaramanga”, ubicado en la región de la Mesa de Los Santos, en el departamento de Santander. Esta área concentra una alta frecuencia de eventos sísmicos, lo que la convierte en una de las zonas más activas en términos de movimientos telúricos.
La actividad sísmica en Colombia está profundamente influenciada por la interacción de la placa tectónica del Pacífico con la placa Sudamericana, un fenómeno conocido como subducción. Este proceso genera tensiones en el subsuelo que, combinadas con las fallas geológicas activas identificadas en el territorio, son responsables de los sismos que se registran en el país.
Contar con un kit de emergencias completo y accesible puede marcar la diferencia en situaciones de crisis. Según informó el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (IDIGER), es fundamental que cada persona y familia disponga de un conjunto de elementos básicos que les permita sobrevivir al menos tres días en caso de una emergencia de gran magnitud.
El IDIGER destacó que este kit debe incluir artículos esenciales para garantizar la seguridad, la salud y el bienestar de los afectados.
Se reporta sismo en la tarde del 31 de diciembre de 2024, a las 14:12 p. m. un movimiento telúrico de 3.8 grados de magnitud en la escala Richter. La profundidad de este temblor fue menor a 30 kilómetros y su localización fue en las siguientes coordenadas: Latitud 7.30° y Longitud -75.26°.
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Es importante que las personas con discapacidades físicas, sensoriales, cognitivas o de desarrollo adopten medidas específicas para protegerse y garantizar su seguridad en caso de un sismo.
Las personas con discapacidades físicas o limitaciones de movimiento pueden experimentar dificultades adicionales debido al impacto del terremoto en su equilibrio y movilidad. En estos casos, se aconseja que, durante el temblor, estas personas se agachen y se sienten en el suelo, preferiblemente contra una pared interior, para minimizar el riesgo de caídas.
Por otro lado, las personas sordas o con problemas de audición enfrentan el desafío de recibir alertas y advertencias en tiempo real. Previo a que ocurra un terremoto, estas personas identifiquen y prueben múltiples métodos para recibir información de evacuación y alertas de emergencia. Esto puede incluir dispositivos visuales, aplicaciones móviles o sistemas de alerta que no dependan exclusivamente del sonido.
En el caso de las personas ciegas o con poca visión, los terremotos pueden alterar significativamente su entorno, ya que los objetos pueden caer y los muebles desplazarse, lo que genera obstáculos inesperados. Se recomienda que estas personas se desplacen con extrema precaución después del evento, evaluando cuidadosamente su entorno para evitar accidentes.
El informe también aborda las necesidades de las personas con discapacidades cognitivas, intelectuales o de desarrollo, quienes pueden tener dificultades para comprender, recordar o aprender las acciones necesarias durante una emergencia. Se sugiere elaborar una lista sencilla que contenga información clave y pasos a seguir en caso de un terremoto.