El 31 de diciembre, una fecha cargada de simbolismo y emociones, se ha convertido en un momento clave para reflexionar sobre el año que termina y recibir con esperanza el que está por comenzar para los colombianos.
Según informó National Geographic, esta noche está profundamente arraigada en tradiciones que buscan atraer prosperidad, amor, viajes y el cumplimiento de deseos.
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Entre estas costumbres, destacan los rituales conocidos como “agüeros”, que varían según las culturas, pero comparten un objetivo común: augurar un futuro mejor.
Una de las tradiciones más populares en esta fecha es el consumo de las 12 uvas de la suerte, una práctica que tiene sus raíces en España. De acuerdo con National Geographic, esta costumbre comenzó a inicios del siglo XX, cuando la alta sociedad española adoptó el hábito de comer doce uvas al ritmo de las campanadas de medianoche, asociándolas con buenos deseos y prosperidad.
Cada uva representa un mes del año, y se cree que al consumirlas se pueden pedir deseos para el futuro. Aunque existen diversas teorías sobre el origen de esta tradición, la más aceptada señala que en 1909, una cosecha excepcional de uvas llevó a los productores españoles a comercializarlas en paquetes de doce, dando lugar a las “uvas de la suerte”.
Sin embargo, registros históricos citados por National Geographic sugieren que esta práctica ya existía desde 1882, cuando algunos periódicos mencionaron cómo un grupo de madrileños, en un acto de ironía social, comenzó a comer uvas al compás de las campanadas en la Puerta del Sol.
Este gesto, que inicialmente buscaba criticar las costumbres elitistas de la aristocracia, se transformó con el tiempo en una tradición nacional que simboliza unidad y esperanza.
Otra tradición: las lentejas
Otra tradición que ha perdurado a lo largo de los siglos es el consumo de lentejas en la cena de Año Nuevo, una práctica que tiene sus raíces en la antigua Roma. Según un artículo del medio estadounidense HuffPost, esta legumbre, rica en hidratos de carbono, proteínas, vitaminas y minerales, ha sido un alimento esencial desde hace más de 10.000 años.
Evidencias arqueológicas indican que las lentejas fueron cultivadas por primera vez en la cuenca del río Éufrates, en la actual Siria, y su consumo marcó un hito en la transición de las sociedades humanas de cazadores nómadas a campesinos sedentarios.
El simbolismo de las lentejas como augurio de prosperidad se remonta a la época romana, cuando era común regalar bolsas de cuero llenas de estas legumbres durante el Año Nuevo, deseando bonanza y tiempos prósperos. HuffPost detalla que esta tradición surgió en un contexto de hambruna en el año 441 a.C., cuando las sequías obligaron a la población a recurrir a las lentejas como fuente de alimento, ayudando a superar la crisis.
Aunque inicialmente eran consideradas un alimento exclusivo de la realeza, con el tiempo se democratizaron, convirtiéndose en un sustento clave para las clases trabajadoras.
En la actualidad, el consumo de lentejas en la cena de Nochevieja sigue siendo una tradición viva en Italia, especialmente en pequeñas localidades donde las familias tradicionales celebran la “cenone di Capodanno”. Durante esta cena, se sirve una porción abundante de lentejas antes de la medianoche, como símbolo de prosperidad para el año entrante.
Estas costumbres, aunque originadas en contextos históricos y culturales específicos, han trascendido fronteras y generaciones, consolidándose como rituales universales que reflejan el deseo humano de comenzar un nuevo ciclo con esperanza y buenos augurios.
La Nochevieja, más allá de ser una celebración, se convierte en un momento de conexión con el pasado y el futuro, donde las tradiciones juegan un papel esencial en la construcción de significados compartidos.