Quedan solo tres días para que inicie, quizá, uno de los años más difíciles para el Gobierno nacional y el presidente Gustavo Petro, pues se aproximan las elecciones de 2026 y el siguiente año será uno de los más fuertes en materia de campañas electorales.
De hecho, Colombia se prepara para un 2025 decisivo, donde las estrategias de las principales fuerzas políticas definirán su futuro en el escenario electoral.
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Según fuentes enteradas del oficialismo, liderado por el jefe de Estado, y de la oposición, representada mayoritariamente por el expresidente Álvaro Uribe, ambas partes intentarán consolidar sus proyectos ideológicos o, por el contrario, arriesgarse a ser absorbidos por la división que domina el debate público.
Según informaron distintas fuentes a El Espectador, el 2025 será clave para sentar las bases de las elecciones legislativas y presidenciales de 2026, en un ambiente que promete ser uno de los más polarizados de las últimas dos décadas.
De acuerdo con el medio, el presidente Petro ha hecho énfasis en la necesidad de mostrar resultados concretos en la gestión administrativa para fortalecer su proyecto político y abrir la posibilidad de una reelección.
Incluso, en los recientes consejos de ministros, el mandatario se ha enfocado en alinear a sus funcionarios para ejecutar los recursos del Presupuesto General de 2025, aprobado por decreto, pese a una desfinanciación de 12 billones de pesos colombianos.
Como parte de esta estrategia, la Casa de Nariño iniciará en enero una serie de rendiciones de cuentas regionales, comenzando por la región Caribe, con el objetivo de demostrar avances en inversión y gasto público.
Por su parte, la oposición, liderada por Uribe y respaldada por partidos como Cambio Radical, del exvicepresidente Germán Vargas Lleras, ha intensificado sus críticas hacia el Gobierno de Petro, al que acusan de priorizar una agenda ideológica sobre la ejecución de políticas concretas.
Estas fuerzas han cerrado filas para frenar las reformas impulsadas por el oficialismo en el Congreso, consolidando alianzas que buscan contrarrestar el avance del proyecto progresista.
Según detalló El Espectador, esta confrontación política se verá alimentada por escándalos de corrupción, como robo dentro de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres (Ungrd), que se han convertido en munición para ambos bandos.
Alianzas y nuevas alternativas políticas
Aunque el petrismo y el uribismo dominan el panorama político, otros sectores buscan posicionarse como alternativas viables en el ajedrez electoral.
Según el medio, partidos como La U, Liberal, Conservador, Nuevo Liberalismo y Alianza Verde han iniciado conversaciones para explorar pactos programáticos que impulsen un candidato único capaz de superar la polarización actual.
En paralelo, al menos 24 exgobernadores, entre ellos Aníbal Gaviria (Antioquia) y Juan Guillermo Zuluaga (Meta), promueven una narrativa regionalista y descentralizadora como una opción distinta al centralismo de las fuerzas tradicionales.
En el campo de la izquierda, el presidente Petro ha propuesto la unificación de los partidos bajo la insignia del Pacto Histórico, pero enfrenta resistencias debido a su alta desaprobación, que supera el 60 %, según cifras de Invamer.
Ante este panorama, ha surgido la alianza Unitarios, que busca consolidarse como una nueva fuerza política con viabilidad electoral, evitando la pérdida de personerías jurídicas que podría afectar a los partidos más pequeños.
Uno de los pilares del Gobierno de Petro ha sido la apuesta por la paz total, que incluye negociaciones con grupos armados y narcobandas. Sin embargo, los diálogos con el ELN y las disidencias de las Farc no han logrado acuerdos definitivos, y los voceros de estos grupos han advertido que no se espera la firma de ningún pacto durante el actual mandato.
Además, las negociaciones con bandas criminales en ciudades como Medellín, Buenaventura y Quibdó, así como con grupos paramilitares como Los Pachenca y un sector del Clan del Golfo, enfrentan también enfrentan fuertes obstáculos para someterse a una “paz total”
Por eso, el presidente Petro ha apostado por el diálogo regional con la disidencia autodenominada Comuneros del Sur, que opera en el departamento de Nariño. Según el medio, esta estrategia busca al menos un avance concreto que pueda ser presentado como un logro de su administración en materia de paz.
El ámbito internacional también será un eje clave en 2025. Según El Espectador, la relación de Petro con el recién reelecto presidente de Estados Unidos, Donald Trump, será un tema de especial atención, dado que ambos líderes tienen posturas diametralmente opuestas en temas como migración y equidad.
En los últimos días de 2024, Petro criticó con fuerza las declaraciones de Trump sobre la posibilidad de recuperar el Canal de Panamá, lo que podría tensar aún más las relaciones bilaterales.
En cuanto a Venezuela, el Gobierno colombiano, aunque no ha ratificado su posición, estudia la posibilidad de que asista el embajador Milton Rengifo a la posesión de Nicolás Maduro el 10 de enero, un gesto que ha generado críticas por interpretarse como un respaldo a un régimen señalado de irregularidades electorales.
Además, se espera que Petro busque fortalecer los lazos con países como Brasil, liderado por Luiz Inácio Lula da Silva, y México, bajo el mandato de Claudia Sheinbaum, mientras enfrenta tensiones con Nicaragua por la situación de San Andrés y sus pescadores.