La vía Barranquilla-Ciénaga, considerada una arteria clave para el transporte y el comercio en la región Caribe, sigue siendo un punto crítico de inseguridad, especialmente en el corregimiento de Isla del Rosario, municipio de Pueblo Viejo, Magdalena. Este tramo de la carretera nacional volvió a ser escenario de un saqueo masivo que dejó en evidencia los graves desafíos que enfrentan transportadores y autoridades para garantizar la seguridad vial.
El último incidente ocurrió cuando un camión de carga que transportaba bebidas gaseosas sufrió un percance mecánico. En cuestión de minutos, una multitud, procedente principalmente de Tasajera y otras comunidades vecinas, se congregó alrededor del vehículo y, sin contemplaciones, rompió su estructura para sustraer la mercancía. Aunque el conductor intentó proteger su carga, su esfuerzo fue en vano ante la multitudinaria acción de los saqueadores.
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“La cantidad de personas era inmanejable, y por seguridad tuvimos que esperar apoyo. No podíamos arriesgar a nuestros hombres”, señaló el coronel Jorge Bernal, comandante de la Policía Metropolitana de Santa Marta. Aunque los agentes llegaron rápidamente al lugar, la magnitud del saqueo superó sus capacidades iniciales. Los uniformados registraron los hechos en video con el objetivo de identificar a los responsables, mientras solicitaban refuerzos.
Con la llegada de más policías y el apoyo de la concesión Ruta del Sol II, las autoridades lograron dispersar a la multitud y asistir al conductor con su problema mecánico. Sin embargo, el camión quedó prácticamente vacío, evidenciando la rapidez con la que los saqueadores actuaron.
Este incidente, aunque alarmante, no es un caso aislado. Durante 2024, al menos 10 saqueos de gran magnitud se registraron en este tramo vial, según informes oficiales. Estos eventos no siempre están vinculados a accidentes de tránsito, sino que, en algunos casos, se relacionan con ataques premeditados a vehículos de carga, lo que genera un clima de constante temor entre los transportadores.
Para quienes recorren esta ruta, como Jaime Pérez, un transportador con más de 15 años de experiencia, el problema no solo afecta la seguridad física de los conductores, sino también la estabilidad económica de las empresas. “Nosotros no solo lidiamos con los riesgos de accidentes, sino también con esta delincuencia que parece normalizada. Esta vía es un peligro constante”, afirmó Pérez a El Tiempo.
El impacto económico de estos saqueos es considerable. María Camila López, representante del gremio de transportadores, alertó que las pérdidas derivadas de estos robos afectan directamente a las empresas que confían en esta ruta para movilizar sus mercancías. “Cada carga saqueada significa pérdidas millonarias. Si no se detiene esta problemática, muchas empresas podrían optar por evitar esta ruta, afectando la conectividad y el comercio de la región”, advirtió López al medio antes mencionado.
Aunque la Policía Metropolitana realizó capturas importantes, como la de tres saqueadores meses atrás, las acciones aún no parecen ser suficientes para frenar esta problemática. Según el coronel Bernal, las estrategias de seguridad continuarán fortaleciéndose en 2025, con medidas como el aumento de patrullajes, la instalación de cámaras en puntos críticos y la creación de un grupo especializado en la prevención de saqueos.
Sin embargo, los transportadores exigen resultados inmediatos. “No podemos seguir trabajando con miedo. Necesitamos soluciones reales y efectivas”, expresó Jaime Pérez. El temor generalizado entre los conductores refleja la urgencia de implementar medidas contundentes para garantizar su seguridad y la de las mercancías que transportan.
El saqueo ocurrido en Isla del Rosario es un recordatorio de las profundas falencias en la seguridad vial de esta carretera estratégica. Conductores, empresarios y autoridades coinciden en que se requiere un esfuerzo coordinado para restaurar la confianza en una vía que es fundamental para el desarrollo económico del Caribe colombiano.