Margarita Borrero Blanco fue seleccionada como una de las 100 autoras colombianas a leer por el Banco de la República y la Biblioteca Luis Ángel Arango en 2024. La publicación de su obra Rituales de Apareamiento, con la editorial Tusquets, ha sido su entrada en Colombia como escritora.
Ya en España, Borrero hizo lo propio con la novela corta titulada El ataúd más hermoso del mundo (2007), que espera unir a otros textos para su publicación. Durante su trayectoria profesional ha sido laureada por diferentes cuentos en el Viejo Continente y en Colombia.
En una entrevista con Infobae Colombia reveló detalles de su obra que, en solo seis meses, ya tiene una segunda edición.
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Infobae: 2024 ha sido para usted el año de publicación de Rituales de Apareamiento en Colombia, un compendio de textos que ha escrito a lo largo de veinte años. La mayoría trata temas comunes en la vida de las mujeres. ¿Considera que este tipo de nociones deben exprimirse más en la literatura?
Margarita Borrero: Las mujeres estamos empezando a escribir de lo que pensamos, de lo que sentimos, de lo que nos ocurre. Ahora hay una apertura hacia la voz y la sensibilidad femenina, en parte para compensar, porque la literatura ha sido largamente masculina. Pienso que durante un tiempo va a haber sobreproducción de historias contadas por mujeres, porque ha habido un largo silencio femenino a lo largo de los siglos.
Infoabe: Probablemente muchas mujeres a lo largo de la historia escribieron, pero sus textos quedaron en el baúl como un recuerdo y al final se perdieron, ¿no?
Margarita Borrero: Hay constancia de que las mujeres han escrito desde la antigüedad, aunque es poco lo que se puede documentar. Está el caso de Enheduanna, sacerdotisa y poetisa acadia que vivió en el 2200 antes de Cristo y que dejó una serie de himnos escritos en caracteres cuneiformes en tablillas de arcilla. También está La novela de Genji, escrita por una cortesana japonesa, Murasaki Shikibu, en el siglo XI. Las dos obras son muy antiguas y han sobrevivido milagrosamente al paso del tiempo.
El ámbito femenino es muy propicio para esto de reunirse y secretear y contar historias. No estoy diciendo que no sea un ámbito masculino, porque también, pero el hombre tiende a estar en movimiento y ocupado con cosas que tienen que ver con la supervivencia de la tribu o de la familia. En cambio, la mujer queda en la cueva, en el hogar, un espacio donde crea historias y las pasa a la siguiente generación.
De hecho, hablamos de la lengua madre no solo porque es la que se hablaba en nuestra familia, sino porque es la que escuchamos estando en el vientre. El bebé reacciona a la voz de la madre porque le es conocida desde que está en el útero.
Infobae: Margarita, el último cuento de la antología habla precisamente sobre la familia. Este cuento, además, ganó un premio. Álbum familiar usa una estructura fragmentaria a través de una temporalidad lineal. Al momento de escribirlo, ¿cuál considera que fue el mayor reto para completarlo?
Margarita Borrero: Mantenerlo atado porque me iba regando. Es la historia de una familia que se rompe y se disgrega, así que los álbumes se separan. Me costó mucho trabajo mantenerlo encausado, porque me iba ramificando. Al final dije ‘no, yo no puedo seguirlos a todos, tengo que concentrarme en un par de ellos’, y fue lo que hice; tengo dos protagonistas centrales que son quienes llevan el hilo narrativo. El otro reto fue que, al tratarse de fotografías, la historia se me hacía estática. Entonces, para mantener la bola rodando, como dice Stephen King, lo que hice fue filmar una película en mi mente y elegir algunas partes. Son pequeños cortos, como si hiciera videos.
Infobae: En cuanto al primer cuento, que lleva por nombre el título del libro, también hay una estructura entremezclada entre los rituales de apareamiento de los animales y la unión de una pareja, ¿cuál es la importancia de los animales y de dónde viene el interés para para escribirlos?
Margarita Borrero: Yo crecí en una casa donde había muchos animales porque a mi madre le encantaban, así que teníamos perros, loros, pericos, canarios, curíes... Normalmente quien se ocupaba de cambiar el papel a las jaulas y poner comida y agua fresca a los pájaros era yo, así que pasaba mucho tiempo con ellos, observándolos. Mi comunidad familiar estaba compuesta por personas y animales.
Por otra parte, siempre me han gustado los documentales. Mis influencers fueron Carl Sagan, Jane Goodall y Jacques Cousteau porque en esa época pasaban muy buenos documentales por la televisión y yo no me los perdía. Mirando a los animales nos vemos a nosotros.
Los rituales de apareamiento son comunes en todas las especies y algunos son realmente bellos y vistosos. Elegí los que hilaban bien con la historia que yo quería contar, la de una pareja que está mal formada y otra pareja que se va formando. Alterno los párrafos documentales con lo que es el relato en sí, tratando de que la parte documental sea muy narrativa y creando enganches entre uno y otro.
Infobae: En varias de las historias pasa totalmente lo contrario, vemos esa parte del amor que duele. ¿Usted considera que tenemos que aceptarla más y por eso la escribió, o cree que se debe más a los comportamientos humanos de la actualidad?
Margarita Borrero: La principal causa del divorcio es el matrimonio y lo vemos cada vez más. Cuando yo era niña, divorciarse era escandaloso, pero en la actualidad, es natural que te separes si eres infeliz. Buena parte de las familias de antes estaban fundamentadas en la capacidad de aguante de las mujeres, pero ahora hemos ganado autonomía y somos más exigentes.
Por otra parte, la idea del amor romántico, ese que iba a durar “para siempre”, se concibió cuando el promedio de vida era de treinta años. Las parejas se casaban a los quince y quince de matrimonio era algo que se aguantaba. Hoy vivimos más y también tenemos derechos que nuestras abuelas o bisabuelas nunca tuvieron. Las reglas del juego han cambiado y las relaciones se rompen con relativa facilidad.
Yo retrato la experiencia femenina, cómo mis mujeres afrontan esos momentos de ruptura o pérdida, el hecho de no ser amadas o de sufrir una traición o un abandono. Exploro las diferentes facetas del amor y del desamor. De hecho, el libro bien podría llamares Rituales de desapareamiento.
Infobae: Hablando de diferentes facetas hay un cuento llamado No quiero eso contigo, Pepe, que toca el tema de la violación, una realidad que viven muchas niñas y mujeres en el país, ¿cómo retratar este tipo de historias, porque no es fácil?
Margarita Borrero: No, no es fácil. Yo veo mucho un programa que se llama La ley y el orden, Unidad de Víctimas Especiales y presentan casos de distintos tipos de abusos en los que las mujeres suelen ser las víctimas.
Para contar una historia de este tipo desde el punto de vista de la mujer hago elipsis porque no quiero ser innecesariamente gráfica. Me interesa mostrar la situación y plantear la pregunta: ¿cómo enfrentas eso? Hay que seguir viviendo dentro de un cuerpo que ha sido violentado. ¿Y cómo lo gestionas? Es un tema actual y, de hecho, me he encontrado con la sorpresa de que amigas o lectoras que han leído esta historia, específicamente esa, me han dicho ‘Margarita, a mí me pasó’. Y no con un extraño sino entre amigos, personas en quienes confiaban. Así que el sentimiento de traición va acompañado de rabia.
Infobae: Usted, además de ser escritora, es periodista, ¿considera que el periodismo, de alguna u otra forma, limita a la Margarita literaria al momento de escribir, o ya la literatura borró totalmente al periodismo?
Margarita Borrero: La formación original está ahí, pero creo que nunca fui una gran periodista porque yo estudié esa carrera con la idea de que me enseñaran a escribir para dedicarme eventualmente a la literatura. En todo caso, el periodismo es mi base, como lo fue para Gabriel García Márquez o para Ernest Hemingway entre tantos otros autores.
Infobae: ¿Cuál ha sido el personaje más complejo de crear en Rituales de Apareamiento?
Margarita Borrero: Por su naturaleza fragmentaria, yo diría que la protagonista de Estocolmo, porque es una historia que narro desde la cabeza de una mujer que está en un manicomio. La han encerrado allí y ella no tiene una conciencia muy clara de lo que le está pasando porque la mantienen fuertemente medicada.
Recurre a la escritura para ir ordenando el mundo y se da cuenta de su situación, así que lo primero que hace es sabotear la rutina de medicamentos para tener mayores periodos de lucidez y recordar qué fue lo que la llevó ahí, ¿por qué su memoria está rota? Es una historia que pedía una estructura fragmentaria. Me costó trabajo porque hay que ir armando el rompecabezas para que la historia se entienda poco a poco, hay que ir hilando y juntando piezas, dándoles sentido.
Infobae: Hablando de Estocolmo, se puede sentir la influencia de Julio Cortázar, porque él también manejaba esas estructuras así, mezcladas, y jugaba mucho con este tipo de relatos, para al final dar un giro que nos cambia toda la perspectiva. ¿En este cuento se basó en Cortázar?
Margarita Borrero: Sí. Hay un cuento de Cortázar que a mí me vuelve loca, Continuidad de los Parques. Lo he releído y estudiado y desbaratado y vuelto a armar y vuelto a desbaratar. Ese cuento lo he reescrito a mi manera...
Te voy a contar una pequeña anécdota: Picasso, que era de Málaga, eventualmente pudo ir a Madrid a visitar el Museo del Prado en Madrid y conoció Las Meninas de Velázquez. Se volvió loco. Hizo 58 versiones de ese cuadro pero a su manera, claro. Hace unos años el museo organizó una exposición en la que se podía ver Las Meninas de Velázquez en la sala donde suele estar siempre, y en la sala de en frente, en las paredes, los 58 cuadros de Picasso. Te cuento esto porque para mí Continuidad de los Parques fue lo que para Picasso encontrarse con Las Meninas.
Infobae: Y también dentro de esa historia hay una denuncia muy importante en la historia del país, que es el momento de distensión entre el Gobierno nacional y las guerrillas, ¿Qué tanto o cuál es el papel de la literatura más allá de la denuncia?
Margarita Borrero: No tengo muchos relatos de denuncia social. Hay algunos, pero el caso es que más allá de la denuncia me interesa dejar constancia de que hubo un momento infame en el que el presidente prácticamente le entregó un pedazo del país a la guerrilla. A la gente que vivía en esa región no le preguntaron, los dejaron en zona roja, partieron la nación y a un montón de familias. Ese es el trasfondo de la historia que yo cuento, la de una pareja que se rompe porque él queda atrapado allí y ella vive en la ciudad.
Infobae: ¿De dónde viene la tenacidad que usted utiliza para escribir?
Margarita Borrero: Mi profesor de literatura en la Javeriana fue Mario Mendoza, cuya pasión por la literatura es contagiosa y él, además, es extraordinariamente disciplinado. Por otra parte, he trabajado como correctora de estilo, así que me entrené para limpiar la lengua de excrecencias, lo que se convirtió en un vicio, una deformación profesional. Un buen trabajo literario ha de ser claro y enganchar; para eso hay que pasar mucho tiempo con él.
Esta semana leí la historia de un ladrón que se metió a una casa y, como tenía todo el tiempo del mundo para robar, empacó algunas cosas de valor y de pronto vio un libro. Empezó a leerlo y se enganchó tanto que se le olvidó que estaba robando una casa. El dueño lo encontró allí, completamente absorto en la historia. Lo han llevado preso por ese libro.
Gabriel García Márquez contaba que él, para escribir un cuento de 12 páginas, llegó a usar 500 hojas. Estamos hablando de los tiempos en que había que escribir a máquina y, si había un error, no lo podías borrar; tenías que reescribir toda la página otra vez. Ese dato te da una idea de la necesidad de depurar el lenguaje, de lo obsesivo que puede llegar a ser el ejercicio de la escritura. Para que ese trabajo cautive de la misma manera que enganchó al ladrón, el escritor tiene que pasar horas puliendo, asegurándose de que nada vaya a distraer al lector. Y eso exige tesón.
Infobae: ¿Qué tan importante es la música para Margarita Borrero en su proceso creativo?
Margarita Borrero: Para mí es muy importante. Yo oigo música todos los días y canto, muy mal, pero canto. La música puede cambiar de un momento a otro el estado de ánimo. Es increíble. De todas las artes, la que más aspira a la condición de la música es justamente la literatura, porque uno puede hacer música con palabras. Esto lo saben perfectamente los poetas.