En Colombia, el uso de letras de cambio es una práctica habitual en acuerdos comerciales, pero una reciente declaración del abogado Duván Fernando Guevara, CEO de Independientes judiciales, ha despertado controversia al sugerir que los ciudadanos deberían portar una letra de cambio en blanco y una carta de instrucciones como un “seguro” ante eventualidades.
El caso que originó la recomendación
En un video difundido por redes sociales, Guevara relató un incidente personal en el que su vehículo fue chocado mientras estaba estacionado.
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Ante la negativa del responsable de pagar los daños en el momento, Guevara aprovechó la posesión de una letra de cambio en blanco para garantizar el compromiso de reparación.
Según su relato, documentó los datos del conductor, fotografió su cédula y otros documentos relacionados con el vehículo y le hizo firmar la letra junto con una carta de instrucciones en blanco.
Este mecanismo, explicó, le permitió asegurarse de que el deudor cumpliera con el pago, bajo la posibilidad de ejecutar la letra legalmente en caso de incumplimiento.
¿Qué es una letra de cambio en blanco?
La letra de cambio en blanco es un título valor que no contiene toda la información necesaria, como el monto a pagar o la fecha de vencimiento, al momento de ser firmada.
Según el artículo 622 del Código de Comercio colombiano, una firma sobre un papel en blanco entregado para convertirse en título valor otorga al tenedor el derecho de llenarlo conforme a las instrucciones dadas por el firmante.
Para que sea válida, la letra debe ser completada estrictamente bajo las condiciones previamente autorizadas. En ausencia de dichas instrucciones, el deudor puede cuestionar su uso, aunque, según la jurisprudencia, este debe probar que el llenado fue irregular.
Implicaciones legales y riesgos
Si bien la práctica descrita por Guevara es legal bajo ciertas condiciones, conlleva riesgos tanto para el deudor como para el acreedor:
- Para el deudor: firmar una letra de cambio en blanco sin asegurar que existan instrucciones claras puede exponerlo a reclamaciones excesivas. Aunque el artículo 622 exige que el llenado respete las condiciones autorizadas, en ausencia de estas, el deudor queda en una posición vulnerable.
- Para el acreedor: diligenciar una letra de cambio en blanco fuera de los términos acordados puede derivar en acusaciones de falsedad en documento privado o fraude procesal. La Corte Suprema de Justicia ha revisado casos donde la mala utilización de letras en blanco llevó a procesos penales contra los acreedores.
Un caso emblemático, tratado en la sentencia SP018-2023 de la Sala Penal de la Corte Suprema, ejemplifica esta problemática.
En él, un acreedor fue acusado de falsedad ideológica tras diligenciar una letra en blanco de manera inconsistente con un contrato de arrendamiento.
Aspectos éticos y recomendaciones
Si bien portar una letra de cambio en blanco puede ser útil en situaciones como las descritas por Guevara, también plantea interrogantes sobre el abuso potencial de este recurso.
El hecho de que la firma en blanco otorgue amplias facultades al tenedor puede facilitar irregularidades, sobre todo en contextos donde no existan instrucciones claras.
Los expertos recomiendan que, antes de firmar una letra de cambio en blanco, ambas partes documenten detalladamente las condiciones en una carta de instrucciones.
Además, es crucial que los ciudadanos comprendan las implicaciones legales de estos documentos y busquen asesoramiento profesional para evitar conflictos futuros.
Una práctica que exige regulación
La propuesta de llevar una letra de cambio en blanco como medida preventiva es, sin duda, controvertida, aunque puede ofrecer una solución rápida en ciertos escenarios, también expone a los involucrados a riesgos legales y éticos.
En un país en el que los litigios por títulos valores son frecuentes, el uso indiscriminado de letras en blanco puede fomentar conflictos judiciales.