El expresidente colombiano Andrés Pastrana expresó su solidaridad con Panamá tras las recientes declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que denunció una supuesta “estafa” relacionada con el Canal de Panamá y amenazó con exigir su devolución si las tarifas de peaje no se ajustan.
Las afirmaciones del líder republicano han generado rechazo desde Panamá y en la región, en un contexto marcado por la conmemoración de los 25 años del traspaso de esta vía interoceánica al país centroamericano.
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En un mensaje difundido en su cuenta de X, Pastrana recordó haber presenciado el acto de entrega del canal, que se registró lugar el 31 de diciembre de 1999, como presidente de Colombia.
Destacó la importancia histórica y legal de los Tratados Torrijos-Carter que garantizaron la soberanía panameña sobre la vía acuática: “Los derechos de Panamá sobre el Canal son indiscutibles, amparados por el derecho internacional bajo el principio pacta sunt servanda, que obliga a respetar los tratados válidamente celebrados y ratificados", señaló Pastrana en su publicación.
Asimismo, el expresidente ofreció su respaldo al presidente panameño, José Raúl Mulino, que ya había respondido enérgicamente a las declaraciones de Trump afirmando que “el Canal de Panamá y sus zonas adyacentes son de Panamá y lo seguirán siendo”.
Mulino subrayó que la soberanía e independencia del país no son negociables, una postura respaldada por la ciudadanía y diversas figuras políticas y académicas.
La posición de Trump y su contexto
Durante un foro de la organización conservadora Turning Point en Phoenix, Arizona, Trump calificó las tarifas del canal como “sumamente injustas” y afirmó que Estados Unidos había sido “tontamente generoso” al ceder la administración de la vía.
Según el republicano, estas condiciones afectan al comercio estadounidense y a la capacidad de despliegue de su Marina.
Trump también utilizó Truth Social para reiterar su postura, alegando que el manejo del canal no respeta los principios “morales y legales” que, en su opinión, sustentaron la transferencia del mismo.
Además, cuestionó nuevamente el papel de China en la región, afirmando sin pruebas que el país asiático tiene influencia sobre la administración de la vía interoceánica.
El canal, que conecta los océanos Atlántico y Pacífico a lo largo de 82 kilómetros, fue inaugurado en 1914 y administrado por Estados Unidos hasta 1999.
Su transferencia al gobierno panameño fue el resultado de los Tratados Torrijos-Carter, firmados en 1977 por los presidentes Omar Torrijos y Jimmy Carter.
Respuesta panameña y repercusiones internacionales
El gobierno panameño, a través de Mulino y otros altos funcionarios, ha rechazado categóricamente las declaraciones de Trump: “El canal está administrado de manera eficiente, continua y rentable por profesionales panameños, y sus tarifas se determinan en procesos abiertos y transparentes, alineados con las normas internacionales”.
Analistas y exadministradores del canal también han cuestionado las afirmaciones de Trump. Por ejemplo, Jorge Luis Quijano, exadministrador de la vía, recordó que los tratados establecen que “solo la República de Panamá manejará el canal” y que no existe cláusula alguna que permita su devolución a Estados Unidos.
Por su parte, Alberto Alemán Zubieta, que dirigió el canal entre 1996 y 2012, explicó que las tarifas reflejan las dinámicas del comercio global y son objeto de consultas públicas.
Implicaciones geopolíticas
Las declaraciones de Trump se conocieron en un contexto de tensiones regionales.
Panamá conmemoró el 20 de diciembre el 35 aniversario de la invasión estadounidense que derrocó al dictador Manuel Noriega, un evento que dejó entre 500 y 4.000 muertos.
Además, en los últimos años, la relación entre Panamá y China se ha fortalecido, con proyectos como un posible ferrocarril financiado por el gigante asiático, lo que ha generado inquietudes en Washington.
El analista panameño José Stoute calificó las palabras de Trump como una “violación del tratado del canal” y advirtió que cualquier intento de exigir su devolución sería interpretado como una amenaza a la soberanía del país.
“No existe forma de que el canal sea devuelto excepto mediante una intervención militar, lo cual sería impensable”, agregó Stoute.