Al 2024 le resta poco, y es por eso por lo que, además de los balances anuales, economistas y analistas ponen sus ojos en un 2025 que, tanto en lo nacional como en lo internacional, podría resumirse con un adjetivo: retador. Y quizá sea por eso mismo que la Investigadora de Mercado Ipsos, citada por La República, reveló que el 51 % de colombianos que encuestaron manifestaron optimismo frente a la situación económica del país. Este no es un dato menor si se tiene en cuenta que, debido a los conflictos bélicos que predominan en el mundo, la perspectiva promedio mundial no es muy buena.
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El mencionado informe coincide con las proyecciones reveladas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), organismo de las Nacionales Unidas. Allí se dice que el crecimiento económico en la región será impulsado principalmente por el consumo privado, mientras que la inversión productiva continuará rezagada. Es decir, serán las empresas emergentes, pequeñas y medianas, las que en buena medida inyecten dinamismo a la economía nacional.
Para América Latina en general, la Cepal anticipa un crecimiento del 2% en 2024, aumentando ligeramente a 2,3% en 2025. Colombia destaca porque, aunque la proyección para 2024 sitúa al país por debajo del promedio regional, con un crecimiento del 1,8%, se espera un repunte más elevado en 2025, que alcanzaría 2,6%, superando así el promedio estimado para la región.
Sobre estos datos elaboró un análisis para Infobae Michael Ortegón, economista y docente, quien ve en el decrecimiento de la carestía en el país uno de los motivadores más importantes en la opinión de los ciudadanos.
“La confianza en la economía colombiana ha aumentado principalmente gracias a la disminución de la inflación, durante todo el 2024, después de que en marzo de 2023 se llegara a aumentos históricos sobre el 13%, hoy se proyecta para el 2025 cercana al 3%. Esta reducción de la inflación se debe al control de las tasas de interés por el Banco de la República, manteniendo la tasa alta para controlar el gasto agregado y saneado los precios”, expuso.
No dejó pasar de agache las posturas y decisiones del Banco de la República que, a su juicio, han dado estabilidad a la economía, permitiendo que el optimismo tenga un sustento técnico y las cifras acordes a una proyección positiva.
“Para el próximo año, la tasa de interés puede seguir bajando, mientras la inflación haga lo mismo, lo cual favorecería el consumo, pero también la inversión, facilitando un dólar más bajo. Este escenario, permite proyectar un crecimiento económico estimado entre 2,5% y 3,2% para 2025″, explicó.
Ortegón se refirió al rol que han tenido las pymes en el crecimiento de la economía, así como a las prospectivas a las que puede aspirar este nivel de la economía nacional. La creación de empleo y la resistencia que representan ante la informalidad y la desocupación son, a su juicio, sus mayores bondades en el ecosistema financiero.
“Las microempresas han desempeñado un papel crucial al generar empleo, dinamizar el consumo interno y actuar como un amortiguador frente a los choques económicos, diversificando la base económica y fortaleciendo el optimismo de los consumidores, dado que el tejido empresarial colombiano es mayormente compuesto por microempresas, más del 90% de las empresas lo son”.
Está de acuerdo en que, por tratarse de un sector pujante y que ha contribuido, entre otras cosas, a bajar la tasa de desempleo a cifras de un solo dígito, su desarrollo no puede frenarse y en ello las tecnologías jugarían un papel esencial, pues, tal como lo señala Fernando Sandoval, CFO de Kapital, el 72% de las pymes en Colombia ya están adoptando tecnologías digitales como la inteligencia artificial, según un estudio reciente de Microsoft.
De momento, este parece ser un momento estable en la economía nacional, que podría adelantarse, como lo indican algunos expertos, a algunos de los gigantes de la región en los próximos años.