De acuerdo con un informe de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (Ansv) los “adultos mayores de 60 años son las víctimas más afectadas en condición de peatones y ciclistas”, en accidentes de tránsito.
Sus movimientos limitados y reflejos, en algunos casos, reducidos, ocasionan que su capacidad de reacción ante un accidente en la vía sea mínima, comparada a la de otros peatones.
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No sorprende, entonces, que las cifras de fatalidad entre adultos mayores superen ampliamente las de otros actores viales o que se registren con frecuencia casos como el de Medellín, entrado diciembre, cuando una adulta de la tercera edad cayó de un bus al intentar bajarse.
Según se aprecia en la grabación, compartida a través de platafromas de denuncia como Denuncias Antioquia, la mujer timbró en el semáforo y cuando tenía un pie en el suelo y otro en los escalones de la buseta, el conductor arrancó.
La fuerza del tirón la hizo caer al suelo, donde se golpeó en rostro y cabeza; lo que llevó a otros peatones a intervenir y advertir al conductor sobre el accidente que, recién, habría provocado.
Por suerte, la mujer logró levantarse con ayuda y tomar sus cosas para continuar su camino. Sin embargo, en las redes sociales, fue ampliamente criticada la actitud del conductor de la buseta, que pertenece a la compañía de transporte público Copacabana.
Lejos de bajarse para ayudar a la mujer o aceptar su responsabilidad en el caso, decidió frenar durante algunos segundos y, luego, cuando la ayudaron a levantarse, continuó la ruta.
Sin embargo, estudios como “Evaluación del riesgo de caídas en las personas mayores” de Lucélia Terra Jonas y otros autores indican que las caídas en personas de la tercera edad pueden generar “perjuicios físicos, como lesiones tisulares y fracturas, a daños psicológicos como miedo a caer y pérdida de la autonomía e, incluso, la muerte”.
Caídas en adultos mayores podrían contribuir a diagnósticos por demencia en los 12 meses siguientes al accidente:
Según concluyó un estudio del Brigham and Women’s Hospital publicado en la revista Jama, las personas mayores que han sufrido una caída presentan un 20% más de riesgo de desarrollar demencia en el año siguiente al accidente, en comparación con aquellas que no han sufrido lesiones traumáticas relacionadas con caídas.
Esta investigación, basada en el análisis de registros de Medicare en Estados Unidos, diferencia entre lesiones provocadas por caídas y otras causas, subrayando una posible conexión entre estos eventos y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
“La relación entre las caídas y la demencia parece ser una calle de doble sentido”, precisó la doctora Molly Jarman, que formó parte del equipo de investigación del estudio. Según dijo, el deterioro cognitivo puede aumentar la probabilidad de caídas, mientras que el traumatismo derivado de estas caídas podría acelerar la progresión de la demencia y facilitar un diagnóstico más temprano.
De otra parte, el doctor Alexander Ordoobadi, también participante en la investigación, señaló que “las caídas podrían funcionar como un evento centinela que marca un riesgo futuro de demencia”, lo que subraya la necesidad de implementar evaluaciones cognitivas en adultos mayores que sufran caídas lesivas.
En Colombia, poco más de 260.000 personas mayores de 60 años fueron diagnosticadas con Alzheimer, aunque también puede aparecer en personas más jóvenes en forma de Alzheimer de inicio temprano. Pero el envejecimiento de la población ha contribuido al aumento de la incidencia de esta enfermedad en las últimas décadas, lo que supone un desafío para los sistemas de salud y de atención a largo plazo debido a los cuidados especializados que requiere. Las caídas son la causa más frecuente de lesiones en personas mayores de 65 años y un foco importante en la incidencia de la demencia, una condición que afecta a casi 10 millones de personas al año en todo el mundo.