Como lo ha hecho en otras tantas ocasiones, la senadora Paloma Valencia publicó en su cuenta de X una columna en la que hace referencia a temas de interés nacional. “Navidad” es el título del texto que publicó en la mañana del 22 de diciembre y que parece ser un análisis de lo que, a su juicio, ha sido el gobierno de Gustavo Petro a lo largo del reciente año.
En su análisis, Valencia no escatimó en señalar los efectos que, según ella, ha tenido este gobierno sobre Colombia, al que describió como una “bola de demolición” que ha generado incertidumbre y debilitado varias áreas clave de la economía y el sistema social.
Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Facebook.
La senadora reconoce que, aunque Petro no ha llevado al país a un régimen totalitario ni lo ha transformado en una nueva Venezuela, sus decisiones han sembrado caos y desconfianza. Para Valencia, la excesiva vanidad del mandatario y su aspiración a consolidarse como un líder mundial son factores que, irónicamente, lo alejan de buscar perpetuarse en el poder. A su juicio, el presidente carece de las capacidades para gobernar y parece más cómodo en el rol de opositor, donde la crítica y la retórica han sido siempre sus mayores fortalezas.
“Petro no nos ha convertido en Venezuela, al menos hasta ahora, y tengo la impresión de que su excesiva vanidad y su pretensión de ser un líder mundial alejan cada vez más las posibilidades de que opte por un régimen totalitario. No buscará perpetuarse, entre otras cosas porque él, como el país, sabe que lo suyo no es gobernar. Se le da mejor la oposición: la mera crítica y los discursos sobre lo que sería posible”, señaló.
Valencia advierte que el impacto económico de las políticas de Petro es evidente. Describe un escenario en el que la incertidumbre y las medidas caprichosas han desincentivado la inversión, mientras que las ideas económicas del mandatario, que considera anacrónicas y fallidas, han dejado perplejos a muchos. Entre las políticas que critica, señala el intento de los bancos centrales de asumir roles redistributivos y una agenda estatista que, según ella, socava al sector privado en áreas cruciales como la salud, la educación, la minería y los servicios públicos.
En su columna, Valencia también acusa al gobierno de abandonar programas esenciales para la población, como los subsidios al gas, la energía y la vivienda, mientras el país se debilita progresivamente. A su juicio, esta estrategia favorece una concentración del poder en manos del Estado, desplazando al sector privado y dificultando el desarrollo económico.
“No le da recursos a la salud, le corta los recursos al Icetex, no paga los subsidios del gas ni de energía, elimina los subsidios de vivienda (Mi Casa Ya)… y el paciente va debilitándose. Todo parece muy oportuno para un gobierno que pretende sacarlo del negocio y acapararlo todo con el poder estatal”, expuso.
Sin embargo, a pesar del panorama crítico que presenta, la senadora subraya la importancia de mirar hacia adelante. Destaca que el país ya ha superado la mitad del mandato presidencial y llama a prepararse para el futuro, con una agenda ambiciosa que permita reorganizar la “casa” y superar el desorden que, según ella, dejará esta administración.
Valencia aboga por que los colombianos se aferren a una visión de futuro que les permita construir un país más justo y con mayores oportunidades. Considera fundamental que el país no se quede rezagado ante las grandes transformaciones globales, como la transición hacia energías limpias y las oportunidades que brinda la inteligencia artificial. La senadora destaca que estas revoluciones tecnológicas no solo pueden impulsar el desarrollo económico, sino también romper con las inequidades históricas en el sistema educativo y mejorar la eficiencia del Estado y la justicia.
Para cerrar su reflexión, Valencia hace un llamado a la unidad. Expresa su deseo de que los colombianos logren superar sus diferencias y se concentren en construir un futuro común que garantice un país ordenado, seguro y justo para las próximas generaciones. En su columna, deja un mensaje de esperanza, confiando en que una visión compartida de progreso puede inspirar acciones colectivas en favor del bien común.