Miguel Rodríguez Orejuela, uno de los líderes históricos del Cartel de Cali, ha solicitado a la justicia de Estados Unidos una liberación anticipada por razones humanitarias.
El narcotraficante, quien cumple una condena de 30 años en una prisión de Filadelfia, envió una carta al presidente de Colombia, Gustavo Petro, manifestando su disposición a contar toda la verdad sobre su vida, a cambio de ser designado como gestor de paz.
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Rodríguez Orejuela, extraditado en 2005, ha cumplido 18 años de su sentencia. En su comunicación con la Corte del Distrito Sur de la Florida, fechada el 31 de octubre, el exjefe del cartel argumenta que ha mantenido buena conducta durante su tiempo en prisión y solicita una “reducción de nivel dos”, un tipo de clemencia que podría permitirle salir antes de cumplir su condena completa.
Según información de W Radio, el narcotraficante se representa a sí mismo en este proceso, alegando falta de recursos para contratar un abogado.
En su carta, Rodríguez Orejuela, de 81 años, asegura que cumple con los requisitos para una rebaja de pena, que podría hacerse efectiva a partir de febrero de 2025. Entre los argumentos presentados, destaca que no ha estado involucrado en actos terroristas ni en delitos que resultaran en muertes o lesiones graves. Además, subraya que su condena no está relacionada con delitos sexuales ni con el uso de armas.
Miguel Rodríguez Orejuela le declara al mandatario colombiano que está al pendiente de la respuesta: “Es mejor encender la primera vela, que sentarse a contemplar la oscuridad en la que me encuentro”.
Gustavo Bolívar, director del Departamento para la Prosperidad, afirmó que le llegó la carta en la realización de la COP16 en Cali. En la misiva, afirma que Rodríguez Orejuela pedía ser gestor de paz a cambio de información de 3.000 bienes provenientes de la mafia.
El presidente Petro confirmó la recepción de la carta y expresó su intención de responderla en los próximos días. En su mensaje, Rodríguez Orejuela solicitó que no se moleste a su familia, a menos que sea necesario, por razones jurídicas.
A pesar de los argumentos presentados por Rodríguez Orejuela, un abogado criminalista consultado por W Radio considera que las posibilidades de que su solicitud sea aceptada son mínimas.
Esto se debe a que, aunque no fue condenado por delitos distintos al narcotráfico, existen informes de inteligencia que lo vinculan a actos violentos, como la bomba contra el Edificio Mónaco, un ataque dirigido a su rival Pablo Escobar.
El Cartel de Cali: los principales rivales de Pablo Escobar durante la década de 1990
En la década de los noventa, el Cartel de Cali emergió como una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo, aprovechando el vacío dejado por la muerte de Pablo Escobar.
Este cartel, encabezado por los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, junto con José Santacruz Londoño, logró consolidar un dominio absoluto sobre el tráfico de drogas en Colombia, extendiendo sus operaciones a nivel internacional, principalmente hacia Estados Unidos y Europa.
El origen del Cartel de Cali se remonta a la década de los 70, cuando un grupo insurgente conocido como Los Chemas, dedicado al robo y la extorsión, decidió adentrarse en el narcotráfico. Financiados por comerciantes de municipios como Cartago y Ansermanuevo, Los Chemas expandieron los cultivos de coca, alcanzando 617 hectáreas en 1973.
Este grupo, junto con los hermanos Rodríguez Orejuela, sentó las bases para la creación del Cartel de Cali, que dominaría el tráfico de marihuana y cocaína, importando pasta de coca desde Bolivia y fortaleciendo sus rutas de distribución hacia los Estados Unidos. Con el tiempo, su éxito permitió que el cartel expandiera sus operaciones hacia Europa, aliándose con mafias italianas, y más tarde hacia Japón.
Durante este período, Gilberto Rodríguez Orejuela, conocido como “El Ajedrecista” por su habilidad para evadir a las autoridades, se convirtió en una figura clave en la lucha contra el cartel de Medellín, dirigido por Pablo Escobar.
En el contexto de la guerra entre ambos carteles, surgió un grupo denominado Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar), que, bajo la dirección de Rodríguez Orejuela, utilizó tácticas de inteligencia y confrontación directa para debilitar a Escobar.
Esta guerra se intensificó cuando Helmer Herrera, alias “Pacho Herrera”, se negó a financiar la lucha de Escobar contra la extradición, lo que aumentó la rivalidad entre ambos carteles.
El conflicto alcanzó su punto máximo en 1988, cuando el Cartel de Cali atentó contra el Edificio Mónaco en Medellín, propiedad de Escobar. A pesar de las diferencias en los métodos utilizados por ambos carteles, la violencia entre ellos fue incesante.
La intervención de las fuerzas del orden, con el general Jorge Luis Vargas al mando del Bloque de Búsqueda, y el trabajo de inteligencia de un equipo especial liderado por los generales Rosso José Serrano y Óscar Naranjo, permitió que se desmantelaran las estructuras criminales de ambos carteles.
La caída de Pablo Escobar, lograda gracias a la inteligencia del Cartel de Cali y a la cooperación con las fuerzas estadounidenses, marcó un hito en la lucha contra el narcotráfico en Colombia. Sin embargo, tras la muerte de Escobar, las autoridades colombianas centraron su atención en desmantelar la organización de los Rodríguez Orejuela, cuya caída fue el cierre de un capítulo oscuro en la historia del narcotráfico en el país.