El 19 de diciembre de 2024, la televisión colombiana se vistió de luto por la muerte de la actriz Margalida Castro, una de las figuras relevantes de la pantalla chica colombiana, que a lo largo de sus casi 60 años de carrera enamoró a los televidentes con sus interpretaciones en las novelas de éxito Gallito Ramírez o Yo amo a Paquita Gallego.
La noticia la dio a conocer Claudia Serrato, mánager de la intérprete, señalando que la causa del deceso fue un cáncer de seno que venía aquejándola desde hace poco tiempo.
“Con profunda tristeza en el alma les comunico que mi grandiosa actriz y amiga Margalida Castro falleció, víctima de un cáncer que fue descubierto hace muy poco”, escribió junto a la publicación en su cuenta oficial de Instagram.
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El anuncio estaba acompañado de un video que recogía imágenes de Margalida con distintas figuras con las que coincidió en las más de 70 producciones en las que participó a lo largo de su vida.
“Se me fue la Monirri de mi alma, se nos fue a los Colombianos ‘la señora actriz’, un baluarte de la cultura colombiana quien cumplió 60 años de carrera artística”, recordó.
Ante la partida de una de las pioneras de la televisión colombiana, el país recordó cómo llegó a ser actriz. Todo comenzó durante su estancia en la Universidad Nacional de Colombia, donde se matriculó en la carrera de Arquitectura. Sin embargo, su destino tomaría un giro inesperado cuando descubrió su amor por la música, específicamente por la flauta, lo que la llevó a formar parte de la orquesta de la universidad.
La actriz detalló que fue precisamente su pasión por este instrumento la que la condujo al mundo del teatro. Margalida fue invitada a participar en una obra infantil, donde su interpretación musical le abrió las puertas a una nueva pasión: la actuación. Este descubrimiento fue tan significativo que decidió abandonar sus estudios de arquitectura para dedicarse por completo a la actuación, una decisión que marcaría el resto de su vida.
Más allá de su carrera como actriz, Margalida exploró otras facetas profesionales, su incursión en el mundo del espectáculo también le permitió desarrollarse como presentadora y escritora, demostrando así su versatilidad y talento en diversas áreas. Esta multifacética trayectoria no solo resaltó su capacidad para adaptarse y reinventarse, sino también su deseo de compartir sus habilidades con el mundo.
A pesar de su éxito tanto dentro como fuera de los reflectores, Margalida tuvo que superar varios retos a lo largo de su vida, especialmente, a nivel físico y mental. Sus problemas comenzaron luego de un accidente en el que sufrió un fuerte trauma cerebral.
Aunque los médicos consideraron que no había esperanzas de vida para ella, logró salir adelante y recuperarse del suceso. Sin embargo, comenzó a experimentar una serie de dificultades para conciliar el sueño, por lo que tuvo que recurrir a un tratamiento psiquiátrico.
“La falta de sueño te vuelve loco. Yo fui a dar a todos los manicomios de Bogotá, me volví una loca (...). Esos sitios son demasiado terribles. Nadie se alcanza a imaginar, por ejemplo, en un sitio que era de caridad y que ya está abandonado, tenían esos enfermitos loquitos que encuentran en la calle y cuando necesitaban las camas para otros, entonces los mataban”, contó en una entrevista con Marco T. Robayo para el pódcast Senderos de Éxito.
Sus constantes reclusiones en los psiquiátricos la obligaron a alejarse de sus dos hijas , Gina Paola y Carla, porque su estado mental fue tan crítico que representaba un riesgo para ellas. “Donde no hubieran estado mis hijas fuera de mí, yo de pronto las habría matado”, señaló.
Después de un largo proceso de reparación y de unión entre la familia, sus lazos se fortalecieron, tanto así, que sus hijas pasaron a ser las responsables de ella. De acuerdo con su relato, estuvieron pendientes de la actriz todo el tiempo, llamándola y preguntando sobre su bienestar.