Durante la temporada de lluvias, los sismos pueden generar situaciones de mayor riesgo, como deslizamientos de tierra e inundaciones, debido a la saturación del suelo. Estas condiciones complican las labores de respuesta ante los desastres naturales, haciendo indispensable una preparación adecuada para mitigar sus efectos.
Expertos en gestión de riesgos han señalado que una de las primeras acciones para estar preparados es garantizar que las viviendas estén en condiciones óptimas para resistir un movimiento telúrico. Esto incluye revisar el estado de techos, cimientos y desagües, además de evaluar la estabilidad de pendientes cercanas, que podrían colapsar y causar deslizamientos tras un sismo.
Asimismo, se recomienda fijar muebles altos y objetos pesados a las paredes, ya que pueden caer y obstruir las rutas de evacuación, aumentando el peligro para los ocupantes.
Elaborar un plan de emergencia es esencial, especialmente si se considera el riesgo adicional de inundaciones o deslizamientos posteriores a un sismo. Este plan debe incluir rutas de evacuación seguras que eviten áreas propensas a estos peligros, así como identificar zonas seguras dentro del hogar, alejadas de ventanas o elementos frágiles.
Por otro lado, se destaca la importancia de contar con un kit de emergencia adaptado a las lluvias, que debe incluir elementos como impermeables, botas de agua y bolsas sellables para proteger documentos importantes y dispositivos electrónicos, además de los suministros básicos como agua potable, alimentos no perecederos, linterna y radio.
Finalmente, los especialistas subrayan que durante un sismo es vital mantener la calma, resguardarse en zonas seguras y, tras el evento, evaluar los riesgos del entorno antes de trasladarse.
La combinación de lluvias intensas y actividad sísmica exige una preparación adecuada y consciente, que permita reducir los riesgos y salvaguardar vidas en caso de emergencias naturales.
Colombia se encuentra en una de las regiones más sísmicamente activas del mundo, específicamente en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una vasta área que concentra el 80% de los temblores más intensos a nivel global. Este cinturón también alberga el 75% de los volcanes del planeta, lo que incrementa el riesgo sísmico en los países que lo integran.
El Cinturón de Fuego del Pacífico, también conocido como el Anillo de Fuego, se extiende a lo largo de la costa occidental de América, desde Argentina hasta Canadá, y continúa por las costas e islas de Asia y Oceanía, incluyendo países como Japón, Filipinas e Indonesia. En el caso de Colombia, su ubicación en esta zona se debe a la interacción de varias placas tectónicas.
La placa de Nazca y la placa Sudamericana se encuentran en un proceso de subducción, mientras que la placa Sudamericana también colisiona con la placa del Caribe, lo que provoca una actividad sísmica constante.
Dentro de Colombia, los departamentos de Nariño, Chocó, Caldas y Santander son los más propensos a experimentar temblores. En particular, el municipio de Los Santos, en Santander, es reconocido como la segunda zona más sísmica del mundo. Esta región es un punto crítico debido a la frecuencia y magnitud de los sismos que se registran allí, lo que representa un desafío constante para las autoridades y la población local.
El 20 de diciembre inició con una serie de leves sismos en Los Santos, en el departamento de Santander. Durante la madrugada, el Servicio Geológico Colombiano (SGC) reportó más de cinco movimientos telúricos en la zona. La actividad comenzó a las 12:11 de la mañana y el último evento registrado ocurrió a las 6:19 de la mañana.
A continuación, se detalla la información del último reporte: