Día 5 de la Novena de Aguinaldos - viernes 20 de diciembre: un diálogo amoroso y salvífico de Dios con los hombres

En la continuación de las festividades navideñas, fieles se reúnen en el quinto día de oraciones y villancicos de la época, una convocatoria para reforzar la fe y la reflexión. Solo faltan cuatro días para el nacimiento del Niño Jesús

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Pesebre de Navidad que representa
Pesebre de Navidad que representa el antes y después del nacimiento del Niño Jesús - crédito Archivo Infobae

Según la Iglesia católica, una de las novenas más importantes históricamente ha sido la de preparación a la Navidad, celebrada desde la edad media en España y Francia para rememorar el embarazo de la Virgen María. El ritual llegó desde Europa a Colombia con la colonización y, desde entonces, convoca a familias y amigos todos los años.

Cuenta la Red Cultural del Banco de la República que el fraile ecuatoriano Fernando de Jesús Larrea (1700 - 1733) fue la persona que comenzó a escribirla, cuando apenas tenía 25 años de edad, por encargo de la señora Clemencia de Jesús Caycedo Vélez, que fundó el reconocido colegio La Enseñanza, en Bogotá.

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Lo que la mujer quería era un libro para rememorar la llegada al mundo del Niño Dios, así como los días previos a ella, como el recorrido de los tres reyes magos desde el Oriente para llegar a Belén y celebrar el nacimiento de Jesús. Así, pues, se creó no solo el cántico del “Dulce Jesús Mío”, sino la Novena, que se celebra solo en Ecuador y Colombia, salvo algunas poblaciones de Venezuela.

Desde el 16 de diciembre de cada año inicia esta tradición y cada día las familias colombianas se reúnen para orar frente a la llegada del niño Dios, que nacerá el 25 de diciembre a la medianoche.

Nacimiento del Niño Jesús se
Nacimiento del Niño Jesús se conmemora el 25 de diciembre de cada año y llegada de Los Reyes Magos el 6 de enero - crédito Archivo Infobae

Hoy, 20 de diciembre, se celebra el quinto día de este homenaje; a continuación, les dejamos el orden del día, los cánticos y las oraciones:

Oración para todos los días:

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que le diste en vuestro hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicando por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. (Se rezan 3 Gloria al Padre).

Intención del día 5:

Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en el seno de su purísima Madre; veamos hoy toda la vida que llevaba también María durante el mismo espacio de tiempo. Necesidad hoy de que no tengamos en ella si queremos comprender, en cuanto es posible a nuestra limitada capacidad, los sublimes misterios de la encarnación y el modo como hemos de corresponder a ellos.

María no cesaba de aspirar por el momento en que gozaría de esa visión beatífica terrestre; la faz de Dios encarnado. Estaba a punto de ver aquella faz humana que debía iluminar el cielo durante toda la eternidad, Iba a leer el amor filial en aquellos mismos ojos cuyos rayos deberían esparcir para siempre la felicidad en millones de elegidos. Iba a ver aquel rostro todos los días, a todas horas, cada instante, durante muchos años. Iba a verle en la ignorancia aparente de la infancia, en los encantos particulares de la juventud y en la serenidad reflexiva de la edad madura… Haría todo lo que quisiese de aquella faz divina; podría estrecharla contra la suya con toda la libertad del amor materno; cubrir de besos los labios que deberían pronunciar la sentencia a todos los hombres; contemplarla a su gusto durante su sueño o despierta, hasta que la hubiese aprendido de memoria… ¡Cuán ardientemente deseaba ese día!

Tal era la expectativa de María … Era inaudita en sí misma, mas no por eso dejaba de ser el tipo magnífico de toda la vida cristiana. No nos contentemos con admirar a Jesús residiendo en María, sino por esencia, potencia y presencia.

Sí, Jesús nace continuamente en nosotros y de nosotros, por las buenas obras que nos hace capaces de cumplir y por nuestra cooperación a la gracia; de manera que el alma del que se halla en gracia es un seno perpetuo de María, un Belén interior sin fin. Después de la comunión, Jesús habita en nosotros, durante algunos instantes, real y sustancialmente como Dios y como hombre, porque el mismo Niño que estaba en María está también en el Santísimo Sacramento. ¿Qué es todo esto, sino una participación de la vida de María durante esos maravillosos meses, y una expectativa llena de delicias como la suya?

Oración a la Santísima Virgen María:

Soberana María, que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo. ¡Oh, dulcísima madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Se rezan 3 Avemaría).

Oración a San José:

¡Oh, santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan soberanos misterios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén. (Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria al padre).

María, madre elegida de Jesús,
María, madre elegida de Jesús, esperaba con expectativa el día del nacimiento del Salvador del mundo - crédito Archivo Infobae

Gozos:

Oh, sapiencia suma del Dios soberano que a nivel de un niño te hayas rebajado.

Oh, Divino Infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Niño del pesebre nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano;

que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos que nos has salvado.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tu esplendor veamos,

Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Rey de las naciones, Emmanuel preclaro de Israel anhelo pastor del rebaño.

Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo.

Ven hermoso niño, ven Dios humanado, luce hermosa estrella, brota flor del campo.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano.

Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado.

Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas bese ya tus manos.

Prosternado en tierra, te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz.

Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Ven Salvador nuestro por quien suspiramos, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

María madre elegida y José
María madre elegida y José padre adoptivo del Niño Jesús - crédito Archivo Infobae

Oración al Niño Jesús:

Acordaos, ¡oh, dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en vos, ¡oh, Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria.

Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que, en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén. (Se reza todos los días).

Villancico

Tutaina

Coro:

Tutaina tuturuma

Tutaina tuturumaina

Tutaina tuturuma turuma

Tutaina tuturumaina

Verso:

Los pastores de Belén

Vienen a adorar al niño

La Virgen y San José

Los reciben con cariño

Coro:

Tres reyes vienen también

Con incienso, mirra y oro

A ofrendar a Dios su bien

Con el más grande tesoro

Coro:

Vamos todos a cantar

Con amor y alegría

Porque acaba de llegar

De los cielos el Mesías

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