Un escándalo de presunto acoso sexual ha sacudido la Vicepresidencia de la República de Colombia, involucrando directamente a la vicepresidenta y ministra de la Igualdad, Francia Márquez.
Márquez organizó una reunión en la que las presuntas víctimas de acoso sexual fueron confrontadas cara a cara con su presunto agresor, el coronel en retiro Jhon Ruiz, quien era su asesor personal de seguridad.
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Este encuentro, que tuvo lugar en la casa privada de la Vicepresidencia, ha sido criticado por romper con los protocolos establecidos para el manejo de este tipo de situaciones, generando una posible revictimización de las denunciantes, según lo difundió Semana.
El caso comenzó a mediados de 2024, cuando rumores sobre el comportamiento inapropiado del coronel Ruiz hacia varias mujeres del esquema de seguridad de la vicepresidenta llegaron a oídos de Márquez. De acuerdo con el medio mencionado, las acusaciones señalaban que Ruiz, aprovechando su cercanía con la vicepresidenta, habría acosado sexualmente a estas mujeres, quienes eran miembros de la Policía Nacional.
En respuesta a estos rumores, Márquez convocó a una reunión privada con el mayor Manuel Fernando Quilindo, jefe encargado de la seguridad vicepresidencial, el coronel Ruiz y el abogado Yirth Mosquera Perea. Durante este encuentro, Ruiz admitió la existencia de chats con algunas de las uniformadas que iban más allá de lo laboral, aunque aseguró que todo había sido consentido.
La gravedad de las acusaciones llevó a Márquez a autorizar un cara a cara entre Ruiz y las cuatro uniformadas involucradas: dos patrulleras, una teniente y una capitán. Este encuentro fue contraproducente para las mujeres, ya que algunas sufrieron secuelas psicológicas, incluyendo una crisis nerviosa de una de las policías. Las fuentes consultadas por el medio indicaron que las uniformadas no fueron informadas previamente sobre la naturaleza de la reunión, lo que incrementó la presión y el estrés al que fueron sometidas.
Además de las acusaciones de acoso, las mujeres denunciaron que Ruiz ordenaba su traslado de funciones como represalia por no acceder a sus presuntas pretensiones sexuales. Estos cambios se realizaban a pesar de que Ruiz no tenía autoridad jerárquica sobre ellas, pero su influencia en la Vicepresidencia le permitía manipular las asignaciones de personal.
En respuesta a las acusaciones, el coronel Ruiz declaró a Semana que las denuncias eran un intento de dañar su imagen y la de su familia, y se mostró dispuesto a comparecer ante las autoridades para demostrar su inocencia. Ruiz afirmó que las acusaciones estaban descontextualizadas y formaban parte de un supuesto complot para removerlo de su cargo.
Por su parte, la vicepresidenta Márquez, según El Tiempo, emitió un comunicado en el que anunció la destitución de Ruiz y la remisión del caso a la Oficina de Control Disciplinario. Márquez aseguró que se impartieron órdenes para brindar acompañamiento a las mujeres afectadas y evitar su revictimización. En el comunicado, Márquez condenó cualquier acto que atente contra la dignidad humana y reiteró su repudio hacia el acoso sexual, especialmente dentro de la función pública.
El País destacó que la vicepresidenta ha sido crítica con el presidente Gustavo Petro por nombrar a personas señaladas por violencia de género, lo que añade una capa de complejidad a la situación actual. La designación de Ruiz como jefe de seguridad de Márquez ya había sido cuestionada previamente, dado que este cargo suele ser ocupado por un oficial en funciones de la Policía, y no por un contratista externo.
La hoja de vida de Ruiz, un oficial afrocolombiano con una destacada trayectoria en la Policía, había respaldado su nombramiento. Sin embargo, las acusaciones han puesto en duda su idoneidad para el cargo. Ahora, Márquez deberá nombrar a un nuevo jefe de seguridad mientras enfrenta las críticas por su manejo del caso