En una operación de carácter trasnacional, agentes de la División de Información Policial (DIP) de la Policía Nacional Civil (PNC), en coordinación con fiscales del Mnisterio Público de Guatemala, lograron desmantelar una red criminal de prestamistas bajo el modelo de gota a gota.
La empresa criminal liderada por ciudadanos colombianos se dedicaba a lavar el dinero producto de su actividad ilegal, y a las personas que no pagaban en las fechas establecidas las extorsionaban.
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En total fueron 166 diligencias de allanamiento las que se hicieron de manera simultánea en los departamentos de Guatemala, Escuintla, Retalhuleu, San Marcos, Quetzaltenango, Quiché, Totonicapán, Sacatepéquez, El Progreso, Baja Verapaz, Alta Verapaz, Peten, Izabal, Zacapa, Chiquimula, Jutiapa y Santa Rosa.
La operación culminó con la detención de once personas, entre ellas tres colombianos que lideraban la organización. Este grupo, que operaba en varios puntos del país, y se dedicaba a otorgar préstamos ilegales a pequeños comerciantes, imponiendo tasas de interés exorbitantes y utilizando amenazas violentas para asegurar el cobro de las deudas.
De acuerdo con el Ministerio Público de Guatemala las diligencias dejaron la captura de once de los 24 individuos que tenían órdenes de arresto. Entre los detenidos se encuentran los colombianos Josué N.; Karla N.; y Válery G., que eran conocidos por los alias de El Patrón y La Patrona. Estos individuos eran los líderes de la organización, y sobre Josué N. pesa una orden de extradición a Estados Unidos por cargos de narcotráfico.
El fiscal Vicente Raúl Pérez Bámaca describió al grupo como una red criminal que inicialmente se enfocaba en la usura, pero que ahora enfrenta acusaciones más graves, incluyendo el lavado de dinero. Esta actividad ilícita no solo afectaba a los comerciantes locales, sino que también tenía implicaciones internacionales, dada la conexión con el narcotráfico y la orden de extradición pendiente.
El Ministerio de Gobernación de Guatemala detalló que, a pesar del éxito del operativo, aún permanecen prófugos trece miembros de la organización. Las autoridades continúan con las investigaciones para dar con el paradero de estos individuos y desmantelar completamente la estructura delictiva.
La operación ha sido una de las más extensas en el país, reflejando el compromiso de las autoridades guatemaltecas en combatir el crimen organizado y proteger a los ciudadanos de prácticas financieras abusivas.
La diligencia dejó la incautación de más 626.471 quetzales, US$ 2.000, 40 celulares, nueve armas de fuego, boletas (comprobantes) de bancos y marihuana.
Según las declaraciones que brindaron las máximas autoridades, Josué N., alias Julián, Ferney, jefe Ferney, el Señor o el Patrón, es considerado por las autoridades como el cabecilla y coordinador de la empresa criminal. Las pesquisas dieron cuenta que el líder de la organización operaba Guatemala, El Salvador, Honduras, México y Colombia. Sumado a esto alias El Patrón también fue señalado de estar al tanto del tráfico de personas colombianas para ingresarlas de forma irregular a Guatemala y México.
En tanto que Karla N., alias La Patrona tenía como tarea ser la encargada de coordinar las rutas y del dinero, junto a su hermano, alias Matías. Por último, Válery G., hermana del cabecilla de la banda criminal, tenía a su cargo parte de las operaciones a nivel transnacional, destacó Prensa Libre.
Una colombiana llevaba el mando de red de ‘gota a gota’ en Perú
En un operativo reciente, las autoridades peruanas desmantelaron una red criminal dedicada a los préstamos ilegales conocidos como ‘gota a gota’, un sistema que ha ganado notoriedad por su carácter informal y extorsivo.
Luisa Fernanda Gutiérrez Escudero, una ciudadana colombiana de 35 años, fue identificada como la líder de las finanzas de esta organización. Gutiérrez Escudero, conocida en el mundo del hampa como La Mona, llegó a Perú hace dos años con el objetivo de expandir esta modalidad de préstamo ilegal en el país.
El operativo, liderado por el coronel Ricardo Espinoza de la División de Investigación de Homicidios de la Policía Nacional del Perú, culminó con la captura de 23 personas. El caso se conoció en Colombia el 21 de agosto de 2024.
Entre los detenidos se encontraban 16 venezolanos, seis colombianos y un peruano. El allanamiento se llevó a cabo en un taller de motocicletas que servía como fachada para las actividades ilícitas de la banda.
La modalidad de préstamos ‘gota a gota’ permite a las personas obtener dinero sin recurrir a los canales bancarios tradicionales, pero a un costo extremadamente alto. Este sistema, aunque atractivo para quienes no pueden acceder a créditos formales, suele derivar en situaciones de extorsión y violencia. Los delincuentes colombianos han encontrado en Perú un terreno fértil para estas operaciones, aprovechando la falta de regulación y control en ciertos sectores.
La Mona desempeñaba un papel crucial dentro de la estructura criminal, encargándose de la gestión financiera y la expansión de las operaciones. Su llegada a Perú fue parte de una estrategia más amplia para establecer y consolidar las redes de ‘gota a gota’ en el país, un fenómeno que ha sido motivo de preocupación para las autoridades locales debido a su impacto negativo en la seguridad y la economía.
El éxito del operativo policial no solo representa un golpe significativo para esta red criminal, sino que también pone de relieve la creciente presencia de organizaciones extranjeras en el crimen organizado en Perú. La colaboración entre delincuentes de diferentes nacionalidades es una tendencia alarmante que requiere una respuesta coordinada y efectiva por parte de las fuerzas del orden.
Este caso subraya la importancia de la cooperación internacional en la lucha contra el crimen transnacional. Las autoridades peruanas, con el apoyo de sus homólogos colombianos, continúan investigando para desmantelar por completo esta red y prevenir la proliferación de actividades similares en el futuro.
La detención de La Mona y sus cómplices es un paso importante en esta dirección, pero el desafío persiste, ya que el modelo ‘gota a gota’ sigue siendo una amenaza latente en la región; tal y como se evidenció en Guatemala.