La televisión colombiana se viste de luto tras la partida de Margalida Castro, una de las actrices más emblemáticas y queridas del país. Su mánager, Claudia Serrato, fue quien confirmó el fallecimiento, una noticia que conmociona a la industria del entretenimiento y al público que la admiraba.
“Con profunda tristeza en el alma les comunico que mi grandiosa actriz y amiga Margalida Castro falleció, víctima de un cáncer que fue descubierto hace muy poco”, expresó Serrato. La partida de Castro, que tenía 83 años, deja un vacío en el mundo artístico y en los corazones de quienes disfrutaron de su talento en la pantalla.
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Margalida Castro debutó en la televisión en 1967 con la serie La tercera palabra, dirigida por Bernardo Romero Lozano. Desde entonces, construyó una trayectoria impecable, participando en numerosas producciones que la convirtieron en una figura icónica del entretenimiento nacional.
Entre sus interpretaciones más recordadas se encuentra Sussy Borda Lavalle en Gallito Ramírez (1986), papel que le valió el Premio India Catalina a Mejor Actriz de Reparto. También se destacó como la tía Chavela en Yo amo a Paquita Gallego (1998-1999) y como Gertrudis ‘Dudis’ Buenahora en El secretario (2011), actuación que le otorgó nuevamente el prestigioso galardón en 2012.
Amores tan intensos como tormentosos
Más allá de su carrera, la vida personal de Margalida Castro estuvo marcada por historias de amor apasionadas y complejas, que ella misma relató con sinceridad en el programa La Red: “Yo fui extrema asquienta y fui extrema celosa… o sea, no tuve marido, sino víctima”, admitió Castro en una entrevista que dejó entrever las emociones intensas que definieron sus relaciones amorosas.
Su primer matrimonio fue con un profesor de actuación, una relación que dejó profundas cicatrices: “El primer esposo fue un hombre violento. Quedaron mis dos hijas, que son mis obras de arte. Yo me casé muy joven. Me masacró y me volvió muy fuerte”, confesó la actriz.
A pesar de este difícil comienzo, Margalida se dio una nueva oportunidad en el amor con un venezolano a quien describió como el hombre que realmente marcó su vida. La relación surgió en un contexto poco común: ambos se conocieron en una clínica donde él recibía tratamiento por alcoholismo y ella enfrentaba problemas mentales.
“Él estaba allá por alcoholismo y yo creo que por infantilismo porque se dejó masacrar completamente por mí… Nos volamos, hicimos un matrimonio de mentiras para que mi mamá y mi papá vieran que estábamos casados”, relató Castro. El matrimonio duró seis años y fue, según sus palabras, “el evento más maravilloso” de su vida. Sin embargo, la relación se deterioró debido a sus intensos celos y su carácter obsesivo.
Sus amores la llevaron a confrontar problemas de salud mental
La relación llegó a su fin tras una serie de episodios que Margalida narró con detalle. Entre ellos, mencionó cómo llegó a usar todo tipo de métodos para vigilar a su esposo, temiendo que pudiera interactuar con otras mujeres: “Compré binóculos porque desde mi piso yo alcanzaba a ver el supermercado que quedaba al frente. Cuando él salía a comprar algo, con los binóculos miraba si hablaba con la cajera, si miraba a la de acá, si salía directo”, confesó.
El episodio más crítico ocurrió cuando Margalida, tras noches de insomnio que afectaron su salud mental, llegó a pensar que su esposo planeaba atacarla con un martillo: “Sin que se diera cuenta, me volé y llamé a la policía y dije: ‘Habla Margalida Castro, hay un venezolano indocumentado en mi casa y me va a machucar a martillo’. Motivo por el cual llegó la policía, lo agarraron y lo deportaron para Venezuela”.
Este episodio marcó el final definitivo de la relación y llevó a Margalida a recibir tratamiento en una clínica de salud mental. Aunque él intentó contactarla nuevamente, ella prefirió cortar todo lazo. “Vuelves a Colombia y te vuelvo a echar la policía”, le advirtió, asegurándose de mantener la distancia.
Margalida admitió que, aunque fue difícil, decidió romper con esa relación para evitar dañarse a sí misma por sus celos. “Me dolió muchísimo saber que no volvería a ver a esa belleza de hombre que me había amado tanto, pero preferí eso y romper con todo”.