Desde el Ejército Nacional se conoció la denuncia sobre la creación y puesta en marcha de campos de entrenamiento para menores de edad que han sido reclutados por las disidencias de las Farc, que están al mando de alias Iván Mordisco.
Desde la institución, el brigadier general Federico Mejía, comandante de la Tercera División, explicó que estas prácticas están siendo implementadas en el norte y el sur del departamento del Cauca, como lo es el cañón del Micay y en el Valle del Cauca.
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Mejía catalogó estos lugares como una réplica de lo que en su momento fue el régimen nazi: “Centros de exterminio o campos de concentración al estilo nazi debido a hechos como fusilamiento, homicidios selectivos y el temerario entrenamiento que reciben los menores”, que al parecer son manejados por el frente Jaime Martínez y Carlos Patiño.
El brigadier general explicó para Caracol Radio que este tipo de prácticas siembran terror en los menores, quienes se han convertido en uno de los principales blancos de estos grupos al margen de la ley, los cuales se conformaron tras mostrar su desacuerdo con el proceso de paz implementado durante el gobierno de Juan Manuel Santos.
“Continúan estas prácticas que les permiten a ellos infundir el miedo sobre los menores de edad, en zonas como el Cauca, que se convirtieron en una dispensa para el país y es por ello que han estado reclutando de manera masiva y empleándolos en estos campos”, afirmó.
Finalmente, Mejía ratificó el hecho de que miembros de estos grupos delictivos siguen poniendo a la población civil como su seguro, y a su vez, como objetivo militar, pues continúan resguardándose en sus viviendas y establecimientos en medio de los combates que se presentan con la fuerza pública en varios intentos por evitar que se tomen el territorio.
En Colombia, el reclutamiento forzado de menores sigue en aumento. Uno de los departamentos más afectados es el Cauca, donde las disidencias de las FARC, lideradas por alias Iván Mordisco, han intensificado estas prácticas para incorporar nuevos combatientes.
Las cifras de esta forma de operar son alarmantes. Según el general Federico Mejía, en declaraciones a Semana, en varias operaciones militares han sido rescatados menores de entre 11 y 14 años, quienes son obligados a vivir en condiciones de abuso y maltrato extremo.
Estos niños y adolescentes son engañados con falsas promesas de empleo o mejores condiciones de vida. Solo descubren la realidad una vez que son encerrados o sometidos a entrenamientos para prepararlos como combatientes. En otros casos, son secuestrados directamente de sus hogares.
Muchos intentan escapar; sin embargo, pocos lo logran. Aquellos que son descubiertos enfrentan castigos severos, incluyendo la ejecución, que puede ser llevada a cabo por otros integrantes del grupo, bajo órdenes de los líderes.
Un caso reciente ocurrió el 22 de noviembre en la zona rural de Buenos Aires, Cauca, donde cinco menores que intentaron escapar fueron asesinados. Una de las víctimas fue identificada como Mauren Alejandra Ulchur, de 14 años, quien había sido reclutada en La Plata, Huila. Sus cuerpos fueron hallados en una fosa improvisada, utilizada para enterrar a otros jóvenes asesinados por desobedecer órdenes.
Según un estudio del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), entre 2013 y 2022, 2.181 menores fueron víctimas de reclutamiento, con un 37,3% de ellos pertenecientes a grupos étnicos, incluidos indígenas. En 2023, se reportaron 301 menores reclutados, y para 2024, hasta el 30 de septiembre, ya se contabilizaban 189 casos. Los departamentos de Bolívar, Magdalena y Putumayo también se han visto afectados por este tipo de ejercicios para reforzar estas organizaciones al servicio de la ilegalidad y los crímenes en contra de la población colombiana.