Qué fue la “gran marcha campesina del 71″, a la que se refirió Petro para pedir que lo defiendan de un supuesto golpe de Estado en su contra

Ante posibles movimientos políticos en su contra, el presidente arenga a la comunidad rural para movilizarse masivamente en las calles y hacer frente a las posibles acciones

El presidente Gustavo Petro aseguró que hay congresistas que están involucrados en el plan y que ya empezaron con su ejecución hundiendo la reforma tributaria - crédito Redes sociales

En un evento realizado el 17 de diciembre, en Sucre, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, advirtió sobre una posible maniobra política para destituirlo de su cargo en el año 2025.

El presidente señaló que la “clase política” tradicional del país estaría planeando utilizar la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes para sacarlo de la Casa de Nariño.

Además, Petro hizo un llamado a una marcha campesina, sugiriendo que la movilización social podría ser una respuesta a estas maniobras políticas. En su intervención, también mencionó que ciertas sentencias judiciales podrían facilitar el camino para su destitución, lo que añade un componente legal a la situación política que enfrenta.

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“Yo les propongo una tarea en caso de que eso suceda. La gran marcha campesina de los años 71, que arrancó desde Sincelejo y llegó a Bogotá, pero esta vez no con 50.000 campesinos, como hace 55 años, sino con centenares de miles de campesinos y campesinas de Colombia”, pronunció el mandatario colombiano.

Paro Campesino de 1971: Un hito en la lucha agraria en Colombia

El 28 de febrero de 1971 marcó un capítulo decisivo en la historia de las luchas campesinas en Colombia. Ese día, miles de campesinos liderados por la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc) protagonizaron la ocupación simultánea de más de doscientas fincas en los departamentos de la región Caribe, como Sucre, Córdoba, Bolívar, Cesar y Magdalena. Esta acción fue la más grande movilización agraria en un solo día registrada hasta ese momento, destacándose por su organización y alcance.

Un capítulo relevante en la historia agraria colombiana muestra cómo miles de agricultores se organizaron para reclamar sus derechos sobre la tierra en una destacada movilización - crédito José Miguel Gómez / Reuters

Según Colombia: dos décadas en los movimientos agrarios, libro del investigador colombiano Darío Fajardo Montaña, las tomas respondían a la necesidad de acceso a la tierra por parte de familias campesinas que, marginadas del desarrollo rural, enfrentaban una estructura agraria altamente concentrada en manos de grandes terratenientes.

Estas propiedades, en muchos casos, estaban improductivas. Los ocupantes buscaban no solo una parcela para trabajar, sino también condiciones dignas de vida en un mundo rural caracterizado por la falta de infraestructura social, educativa, vial y técnica.

La Anuc, Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, creada en 1967 bajo el gobierno de Carlos Lleras Restrepo, había surgido como una estrategia para implementar la reforma agraria contemplada en la Ley 135 de 1961.

El presidente Lleras fortaleció instituciones como el Incora, Instituto Colombiano de la Reforma Agraria, el Idema, el Instituto de Mercadeo Agropecuario, y la Caja Agraria, con el objetivo de dinamizar el sector rural.

Sin embargo, la prometida redistribución de tierras y apoyo técnico a los campesinos fue obstaculizada por la élite terrateniente y quedó enterrada tras el Pacto de Chicoral, firmado durante el gobierno de Misael Pastrana Borrero en 1972. Este pacto marcó un retroceso en los intentos de redistribuir la tierra y consolidó la concentración de la propiedad rural en Colombia

¿Qué se acordó en el Pacto de Chicoral?

  • Limitación de la Reforma Agraria: Se estableció que solo podrían ser expropiadas tierras que no estuvieran cumpliendo con “su función social”, es decir, aquellas improductivas y no registradas como tales. Esto permitió a los terratenientes proteger sus propiedades simplemente declarando su uso productivo.
Este acuerdo histórico marcó un retroceso en la reforma agraria. Se discuten sus implicancias en la actual distribución y acceso a tierras, afectando a los campesinos del país - crédito Gustavo Amador / EFE
  • Promoción de la “Colonización” en lugar de Redistribución: en lugar de redistribuir tierras existentes, se incentivó la colonización de áreas periféricas como la Amazonía y los Llanos Orientales, lo que significó desplazar a los campesinos a regiones aisladas y con poca infraestructura.
  • Protección de la Propiedad Privada: se reforzó la garantía constitucional sobre la propiedad privada, dificultando aún más cualquier intento de expropiación.
  • Desmonte del Poder Campesino: la Anuc, que hasta entonces había sido un motor de las luchas por la tierra, fue debilitada políticamente y sus movimientos comenzaron a ser perseguidos bajo la etiqueta de “subversión”.

El Pacto de Chicoral consolidó la estructura desigual del campo colombiano, según el investigador Darío Fajardo Montaña en su libro Colombia: dos décadas en los movimientos agrarios, que hasta hoy persiste como una de las más concentradas de América Latina. El pacto:

Un movimiento coordinado por los agricultores sorprendió al país en una fecha histórica. Una ola de ocupaciones que sacudió el poder territorial y su legado hoy - crédito Secretaría de Desarrollo Económico
  • Detuvo la Reforma Agraria: Privó a los campesinos de una herramienta clave para acceder a la tierra.
  • Acrecentó los Conflictos Sociales y Armados: La falta de acceso a tierras y la represión de los movimientos campesinos fomentaron el surgimiento de organizaciones guerrilleras, como las Farc.
  • Propició la Violencia Rural: En las décadas siguientes, la lucha por la tierra estuvo marcada por desplazamientos forzados, masacres y la concentración de propiedades a manos de nuevos actores, como narcotraficantes y paramilitares.

La movilización de febrero de 1971 demostró la capacidad de los campesinos para organizarse y desafiar al Estado. Aunque muchas de las tierras ocupadas fueron adquiridas por el Estado y asignadas a los campesinos, estas comunidades sufrieron represalias severas en las décadas posteriores.

Durante los años noventa, los territorios recuperados en los años setenta fueron blanco de una violenta contrarreforma liderada por grupos paramilitares, que despojaron a muchas familias mediante masacres y desplazamientos forzados.

A pesar de las adversidades, la lucha de 1971 sentó un precedente en la historia de las reivindicaciones agrarias, la reforma agraria integral sigue siendo una deuda histórica para estas organizaciones campesinas. Las comunidades campesinas continúan exigiendo el cumplimiento de los acuerdos de paz y el acceso a la tierra como garantía de justicia social y desarrollo rural.