El 14 de diciembre de 2024, se realizó un evento en la Casa de Nariño en el que el presidente de la República, Gustavo Petro, condecoró con la Orden de Boyacá, distinción de más alto rango en el país, a cinco exmagistrados de la Corte Suprema de Justicia que durante el mandato del expresidente Álvaro Uribe Vélez sacaron a la luz el escándalo de la parapolítica, en el que cerca del 30% del Congreso de la República de aquella época terminó en la cárcel.
La lista de condecorados estuvo encabezada por César Julio Valencia Copete y Augusto Ibáñez Guzmán -de forma póstuma- y los exmagistrados María del Rosario González, Álvaro Orlando Pérez Pinzón, y Sigifredo de Jesús Espinosa Pérez. A quienes el jefe de Estado agradeció por haber “mantenido la independencia de la justicia”.
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A su vez, Petro dijo que su labor fue clave para que los colombianos conocieran varios aspectos ocultos sobre el conflicto armado y para que los miles de personas afectadas por las incursiones de los grupos armados ilegales obtuvieran justicia.
“Hoy, yo quiero como presidente de Colombia ponerles la Cruz de Boyacá a esos magistrados que supieron, a pesar de tanto riesgo, defender la justicia, hacer justicia en Colombia y llevar al 30 por ciento del Senado de la República -asesino, ligado al paramilitarismo y el narcotráfico- a la cárcel”, señaló el jefe de Estado.
Incluso, sostuvo que la tarea de los togados ayudó en la labor de la libertad, puesto que, en su opinión, durante los dos mandatos de Uribe dicho derecho no lo tenían todos los colombianos.
“En Colombia hubo una seguridad de la muerte, pero ninguna seguridad se puede afincar sobre la muerte porque es todo lo contrario, es una inseguridad total de la vida humana. Ejercida esa inseguridad desde el poder, esa fase de la historia ustedes como magistrados la juzgaron”.
Petro también reconoció su valentía de afrontar un caso tan complejo en una época en la que el país estaba en un periodo violento es una inspiración para que su administración trabaje a favor de la paz y el bienestar de los colombianos.
“Si la política está al servicio del interés del rico, no hay independencia. Y si las Ramas Judiciales y el Poder Ejecutivo son sirvientes de los ricos, no hay independencia, no hay democracia. Pero la Corte Suprema de aquel entonces, en medio de la desesperanza, en medio de la sangre, prendieron la luz de la esperanza, esa esperanza que nos hace actuar”, aseveró.
En paralelo, recordó la muerte de 6.402 civiles que fueron asesinados por el Ejército durante el conflicto armado, y calificó estos hechos como uno de los peores crímenes contra la humanidad ocurrido en América Latina. Así las cosas, sostuvo que la pérdida de tantas personas a manos de las Fuerzas Militares solo reafirma que Colombia estuvo bajo una ‘gobernanza paramilitar.
Por otro lado, aprovechó para hablar sobre las relaciones de poder y cómo se manejan en el país. Para el gobernante de los colombianos, la política no controla a Colombia sino la economía. “El poder es el poder económico, no el poder político”, precisó haciendo referencia a la necesidad de que en el país se acepten los cambios económicos que su administración ha propuesto a lo largo de su mandato.
Durante su discurso lanzó varias pullas a la prensa por hacer oídos sordos a varios escándalos de esa época, refiriéndose a las disidencias de las Farc y su actual situación en El Plateado. A propósito, hablo sobre su líder, alias Iván Márquez, que “prácticamente no existe como persona”.