El 8 de noviembre, Catalina Leyva salió de su hogar en Bogotá para acudir a una entrevista de trabajo. Esa fue la última vez que su familia la vio con vida. Horas después, su cuerpo fue hallado en un paraje rural cercano al barrio Perdomo, al sur de la ciudad, en circunstancias que aún no han sido esclarecidas.
Catalina, una joven de 25 años, había recibido días antes una propuesta laboral de una conocida de su época escolar. Según sus padres, la oferta parecía tentadora: un empleo que implicaba trabajo audiovisual y prometía una remuneración mensual de cuatro millones de pesos como creadora de contenido en un estudio webcamer.
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La cifra representaba una oportunidad significativa para Catalina, que soñaba con alcanzar estabilidad económica y apoyar a su familia y realizar sus sueños, según la misma madre de la joven, que habló para el podcast ‘Más allá del silencio’, del periodista Rafael Poveda
Aquel día, salió temprano en compañía de su novio, Andrés Cárdenas, que la dejó a unas cuadras del lugar donde supuestamente debía realizarse la entrevista. Sin embargo, las cámaras de seguridad del sector no muestran que Catalina haya ingresado al sitio pactado.
Minutos después de separarse, envió un mensaje inquietante: una fotografía tomada a escondidas de un hombre que caminaba delante de ella. La imagen mostraba a alguien vestido con una chaqueta verde, jeans y una gorra, transitando por un sendero empinado. Junto a la imagen, Catalina escribió dos palabras: “Tengo nervios”.
El cuerpo de Catalina fue encontrado horas más tarde en una zona boscosa cercana al barrio. Según los reportes preliminares, presentaba señales de violencia y abuso sexual.
Sin embargo, el lugar donde apareció su cuerpo, un área de difícil acceso, ha generado dudas sobre cómo llegó hasta allí. Sus padres sospechan que fue asesinada en otro lugar y luego trasladada al sitio donde fue hallada, aunque esta teoría contradice algunas evidencias, como rastros de vegetación encontrados en su cuerpo que sugieren que pudo haber sido atacada en el mismo paraje.
Luis Alirio Leyva, su padre, ha señalado que el crimen parece haber sido premeditado. “Todo parece indicar que querían que el cuerpo fuera encontrado. Tenía su ropa completa, gafas y celular, nada fue robado, lo cual nos resulta extraño”, afirmó.
Las circunstancias alrededor del caso han llevado a la familia a cuestionar el papel de las personas más cercanas a Catalina, incluido su novio. Según su testimonio, Andrés dejó a Catalina en una esquina y no en el lugar exacto de la supuesta entrevista.
Este detalle ha causado inquietud en los padres, que consideran que no era una conducta responsable. “Si yo acompaño a mi pareja, no la dejo sola en un sitio desconocido. Menos aún si no estoy seguro de quién la espera allí”, expresó el señor Leyva.
Además, la actitud de Andrés después del asesinato también ha despertado dudas. Según los padres, ha estado distante y no ha mostrado un interés constante en el avance de la investigación. “Hemos visto que vive como de celebración, en celebración, no como si tuviéramos un duelo de una personita que amábamos y una personita que nos dejó un gran vacío”, comentó el padre de la joven.
El caso de Catalina ha puesto de relieve un problema creciente: el uso de falsas ofertas laborales para atraer a víctimas con fines delictivos.
La propuesta que recibió Catalina, aparentemente legítima, terminó siendo una trampa. Sus padres creen que fue engañada para acudir a un lugar que no era seguro, lo que evidencia el peligro de confiar en promesas laborales sin las debidas verificaciones.
La familia de Catalina continúa exigiendo respuestas. A más de un mes de los hechos, el caso no ha tenido avances significativos.
Aunque las autoridades han iniciado investigaciones para identificar a los responsables, hasta ahora no hay capturas ni claridad sobre los motivos detrás del crimen. Por el momento, la familia ha depositado sus esperanzas en la colaboración ciudadana y en los esfuerzos de la fiscalía para resolver el caso.