José Lenoir Guerrero Tovar, firmante del Acuerdo de Paz, fue interceptado y asesinado mientras se desplazaba en su motocicleta por la vía que conecta el municipio de La Montañita con la inspección de Unión Peneya, en el Caquetá.
Guerrero Tovar, que había completado su proceso de reincorporación en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (Etcr) Héctor Ramírez, en Agua Bonita, también se desempeñaba como presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Brisas del Suncillas.
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El asesinato ocurrió en una zona rural de la región, donde su cuerpo fue arrastrado aproximadamente 10 metros hacia un potrero, mientras su motocicleta quedó sobre la vía. Este suceso pone en evidencia el grave riesgo que enfrentan los excombatientes en proceso de reincorporación, especialmente en áreas con presencia de grupos armados ilegales.
Este hecho se suma a los más de 465 homicidios de firmantes de paz registrados en Colombia desde 2016, un problema que persiste y refleja la fragilidad del proceso de reincorporación.
Según la Defensoría del Pueblo, la situación en la región es alarmante. En su informe AT 011/22, la entidad señala que al menos ocho firmantes del Acuerdo de Paz han sido obligados a abandonar sus fincas en la Unión Peneya debido a amenazas y el constante riesgo por la presencia de grupos armados ilegales en la zona, como los Comandos Bolivarianos de la Frontera de la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano y la estructura 62 Miller Perdomo del bloque Jorge Suárez Briceño.
La Defensoría advierte sobre el “doble riesgo diferencial” que enfrentan las personas en proceso de reincorporación y sus familias, que se encuentran dispersas en zonas rurales sin el acompañamiento necesario para garantizar su seguridad.
La reincorporación sigue enfrentando grandes desafíos. Aunque miles de excombatientes han dejado las armas y participan activamente en proyectos productivos, como apicultura, confecciones y agricultura, la falta de apoyo estatal y las amenazas de grupos armados como el Clan del Golfo, ELN y disidencias de las FARC afectan su seguridad y sostenibilidad económica.
Según la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), el 41 % de los firmantes vive en zonas rurales dispersas, donde las condiciones son especialmente adversas.
Marcha en Medellín por los ocho años del Acuerdo de Paz
200 firmantes de paz de Antioquia caminaron el 26 de noviembre por las calles de Medellín para conmemorar los ocho años de la firma del acuerdo. Aunque el evento fue una muestra de resiliencia, también sirvió para exigir justicia por los 41 firmantes asesinados en ese departamento.
Luis Ospina, representante de la Federación de Economía Solidaria Efraín Guzmán, destacó los proyectos productivos desarrollados en lugares como Anorí, pero advirtió que muchos están en riesgo de quiebra por la falta de financiamiento y apoyo técnico.
Por su parte, Marcos Urbano, del partido Comunes, lamentó la incapacidad del Estado para garantizar la seguridad en zonas como La Plancha, Anorí, donde las familias de firmantes enfrentan nuevas amenazas tras recientes enfrentamientos entre el Ejército y el ELN.
Un llamado urgente a garantizar la seguridad y la paz
Raúl Rosende, representante de la ONU en Colombia, advirtió que los asesinatos de firmantes generan una desconfianza generalizada en el proceso de paz. Según él, estas muertes no solo amenazan la reincorporación, sino que también podrían reactivar ciclos de violencia en regiones históricamente afectadas por el conflicto armado.
Pese a los riesgos y obstáculos, los firmantes reafirmaron su compromiso con la paz, insistiendo en que los esfuerzos colectivos y la implementación integral del acuerdo son esenciales para transformar sus comunidades y evitar que más vidas se pierdan en el camino.
A pesar de los riesgos, este año se han logrado avances significativos en el proceso de reincorporación. Gracias al programa “Maestro Itinerante” de la ARN, 623 firmantes del Acuerdo de Paz culminaron sus estudios de bachillerato en 97 municipios del país.
“Este es un día muy especial e importante para mí. Fue algo que nunca pensé que iba a lograr, pero se logró y tengo una felicidad inmensa y pienso en otro futuro: mi hija, quiero sacarla adelante y seguir proyectándome más y aprender cada día”, expresó una firmante después de recibir su diploma el pasado 9 de diciembre.
Desde la ARN destacaron que la educación es un pilar esencial en el proceso de reincorporación, ya que impulsa a los firmantes a construir proyectos de vida sostenibles.