El cambio climático es una amenaza global cada vez más evidente, pues con el incremento de fenómenos meteorológicos extremos, la pérdida de biodiversidad y los impactos sobre los recursos naturales, los sectores económicos y las sociedades en general se ven desafiados a adaptarse y mitigar los riesgos asociados.
En este contexto, las aseguradoras han comenzado a jugar un papel clave, tanto en la gestión de riesgos como en la construcción de resiliencia frente a futuros escenarios climáticos.
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En América Latina, y particularmente en Colombia, las perspectivas sobre cómo abordar estos desafíos son variadas, por lo que en entrevista con Infobae Colombia, Rodrigo Suárez Castaño, líder de ASG (ambiental, social y de gobernanza) para Latinoamérica y el Caribe en Marsh, uno de los mayores corredores de seguros del mundo, ofreció una visión detallada de la situación actual y de las medidas que se deben tomar para enfrentar los riesgos del cambio climático en la región.
El cambio climático como riesgo emergente
En la entrevista, Suárez destacó cómo las organizaciones han comenzado a integrar los riesgos climáticos y de sostenibilidad en su planificación estratégica.
En ese sentido, durante más de 20 años, Marsh ha publicado el Informe Global de Riesgos, un análisis que identifica los mayores riesgos para las empresas y sociedades en el futuro cercano.
Este informe, explicó, ha evidenciado una tendencia creciente: “Cinco de los diez principales riesgos para los próximos diez años están relacionados con el clima y la sostenibilidad”.
Estos riesgos no solo están vinculados a eventos meteorológicos extremos como huracanes, sequías o inundaciones, también a cuestiones relacionadas con la escasez de recursos naturales, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
En este sentido, la sostenibilidad y el cambio climático se han convertido en temas estratégicos para gobiernos y empresas a nivel global.
“Hay un deterioro de los ecosistemas y una pérdida de la biodiversidad, una contaminación también relevante, entonces los temas de clima y sostenibilidad están hoy en la agenda y ya pasan de ser unos temas operativos a unos temas tácticos”, aseguró Suárez.
La adaptación al cambio climático en Colombia: desafíos y oportunidades
Colombia es un país particularmente vulnerable a los efectos del cambio climático, dado que enfrenta retos significativos en términos de gestión de riesgos. Bogotá es un ejemplo claro de estos desafíos, especialmente en lo que respecta a la disponibilidad de recursos hídricos.
Suárez explicó que el cambio climático, sumado a la expansión de la ciudad y el aumento en el consumo de agua, ha generado tensiones sobre los sistemas de suministro: “Estamos viendo cómo un recurso tan básico como el agua, clave para la continuidad del negocio y la vida cotidiana, está siendo presionado por los cambios en el clima”.
En ese sentido, Rodrigo Suárez enfatizó la necesidad de que las empresas y gobiernos adopten estrategias para integrar estos riesgos en su gestión operativa.
La clave, según él, es comprender cómo los cambios en los ecosistemas y los recursos naturales afectan a la infraestructura y a las cadenas de abastecimiento, por lo que las aseguradoras deben ayudar a identificar riesgos como la escasez de agua o la posibilidad de inundaciones, y ofrecer soluciones para mitigar su impacto.
Por ejemplo, en el caso del agua, las empresas deberían considerar cómo gestionar este recurso no solo en términos operativos, sino como un activo estratégico dentro de sus modelos de negocio.
“Lo que estamos haciendo es que se pueda mirar todos los servicios ecosistémicos que están alrededor de una organización, de una cadena de abastecimiento, para tener esa perspectiva de continuidad del negocio”
Estrategias y herramientas para mitigar riesgos ambientales
Para abordar estos riesgos, las aseguradoras han desarrollado metodologías tanto cualitativas como cuantitativas que permiten a las organizaciones evaluar la dependencia de los ecosistemas.
Suárez explicó que muchas veces las empresas no logran identificar los riesgos relacionados con la naturaleza, como la pérdida de polinizadores en la agricultura, un factor fundamental en la producción de alimentos, por lo que la clave está en hacer visible esta interdependencia para que las empresas puedan tomar decisiones informadas sobre sus estrategias de adaptación.
En ese sentido, se han implementado herramientas que ayudan a las empresas a visualizar los riesgos específicos que enfrentan, tales como la posibilidad de inundaciones o sequías prolongadas, y las consecuencias financieras que esto podría tener.
En términos de seguros, esto implica no solo la cobertura frente a los daños materiales, también en la planificación para asegurar la continuidad del negocio.
Un ejemplo de esto es la evaluación de los niveles de infraestructura en caso de inundaciones, pues si una empresa tiene equipamiento clave a nivel de suelo en una zona susceptible a inundaciones, la aseguradora puede recomendar elevar estos equipos para reducir los daños en caso de un evento extremo.
“Tenemos que construir un plan de continuidad del negocio que permita que el día de mañana usted se mantenga con ese equipamiento, si, por el contrario, es un tema, por ejemplo, de escasez de recurso hídrico, ya sabemos que en algunas ciudades hay unos veranos mucho más prolongados, días con mayor temperatura y esos veranos hacen que la disponibilidad del recurso hídrico sea menor, entonces ahí nos toca imaginarnos cuál puede ser ese plan B y si es una actividad comercial, si es una actividad de turismo, si es una actividad industrial, hay que repensarlos”.
La situación de Colombia: una mirada crítica a la falta de planificación preventiva
En relación con la gestión de riesgos en Colombia, Suárez compartió una perspectiva crítica sobre la falta de planificación preventiva en varias ciudades del país. Aunque hay esfuerzos a nivel nacional, especialmente en lo que respecta a la adaptación al cambio climático, la realidad es que muchas de las áreas más vulnerables no están lo suficientemente preparadas para enfrentar eventos climáticos extremos.
Suárez indicó que si bien existen políticas públicas y regulaciones, como las relativas a los seguros paramétricos para la agricultura, aún hay una brecha significativa en la cobertura para las comunidades más vulnerables, especialmente en zonas urbanas.
Bogotá, por ejemplo, ha experimentado crisis hídricas debido a la falta de planificación en la gestión del recurso, por lo que la falta de infraestructura adecuada, como sistemas de drenaje urbanos eficientes, ha empeorado los efectos de las lluvias intensas.
En este sentido, Suárez subrayó la importancia de integrar los riesgos climáticos en la planificación urbana y en la infraestructura de las ciudades: “Las aseguradoras no solo deben ofrecer productos que cubran los daños, también ayudar a las ciudades a construir resiliencia a largo plazo”, concluyó.
El futuro del sector asegurador en Colombia
Mirando hacia el futuro, Suárez expresó una visión optimista pero realista. Colombia, según él, ha sido un líder en la implementación de políticas internacionales en materia de cambio climático y biodiversidad; sin embargo, el desafío radica en la implementación efectiva de estas políticas y en la capacidad del sector asegurador para adaptar sus productos a las necesidades emergentes de la población y las empresas.
“Colombia está haciendo un esfuerzo por integrar el cambio climático en su agenda, pero aún es necesario un mayor desarrollo de políticas públicas y mecanismos financieros que permitan a las comunidades y organizaciones adaptarse de manera efectiva”, señaló.
El sector asegurador, concluyó, tiene un papel fundamental en este proceso, proporcionando no solo protección, sino herramientas para mitigar los impactos futuros del cambio climático.