La Fiscalía General de la Nación confirmó la mañana del viernes 13 de diciembre de 2024 que tres personas, identificadas como Paola Andrea Acevedo García, Evelín Andrea Gómez Ramírez y Juan David Ceballos Madrid, fueron detenidas y acusadas de pertenecer a una red de trata de personas.
El ente investigador explicó que, a través de engaños, las mujeres contactadas en Medellín y varios municipios del área metropolitana de la capital de Antioquia eran inducidas a través de engaños para que viajaran a Europa, y en específico a Grecia. Allí las obligaban a ejercer actividades sexuales.
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El operativo que permitió la aprehensión de las dos mujeres y el hombre, según destacó la investigación, comenzó en el Valle de Aburrá. En Medellín, y especialmente en áreas con jóvenes en situación de vulnerabilidad, estas tres personas ofrecían falsos empleos.
En Grecia, según el relato que les daban a las mujeres víctimas de la red de trata, existían ofertas para trabajar en restaurantes y otros establecimientos comerciales. De esta forma, lanzaban el anzuelo para que las víctimas aceptaran, atraídas por la posibilidad de mejorar su calidad de vida, acceder a nuevas oportunidades y enviar dinero a sus familias en Colombia.
Sin embargo, para obtener el visto bueno del cabecilla de la red de trata y explotación sexual, quien reside en Europa, las víctimas debían primero abonar un millón de pesos y enviar fotografías y videos que el jefe criminal revisaba para aprobar sus traslados desde Medellín a Grecia.
Detalles de la captura y el ‘modus operandi’ de la red de trata de personas
De acuerdo con lo explicado por el comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, brigadier general William Castaño Ramos, el cabecilla de la red criminal era alias Juan David. Según las denuncias que dieron lugar a las acciones que condujeron a su aprehensión, en total se conocieron nueve casos, lo que reveló que este delincuente venía ejerciendo esta actividad ilegal desde 2017.
La captura de Ceballos Madrid tuvo lugar en una finca ubicada en el municipio de Barbosa, mientras que en el barrio Enciso de Medellín se realizaron las detenciones de Acevedo García y Gómez Ramírez.
Las nueve víctimas, detalló el oficial de la Policía, fueron rescatadas de bares y clubes nocturnos en las ciudades de Salónica y Atenas, capital de Grecia. Para llegar allí, las dos mujeres utilizaban las redes sociales para captar a sus víctimas y también se valían del “boca a boca”, ya que solían ubicarse en zonas reconocidas de Medellín como el Parque Lleras. De esta forma comenzaba el proceso de selección, que incluía varios requisitos.
“Manda las fotos que él pide, que son fotos en ropa interior de cada una (de las) fotos se la tome una persona a ella no, que vayas a salir con el celular por allá alzado mostrando el celular”, dijo alias Juan David a una de las personas interesadas en las falsas ofertas de empleo en Grecia, en una de las grabaciones que presentó la Fiscalía a través de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos.
En esa misma llamada quedó especificado con las fotos debían ser sin filtro, “donde ella salga de cuerpo entero, que la coja bien toda la cámara, (...) pero que salga con el cabello arreglado, con las uñitas arregladas, con una ropita interior bien bonita y ya uno pasa la foto allá”, explica Juan David en la llamada.
“Allá” quiere decir que las fotos y videos eran enviados al cabecilla en Europa, quien, en caso de aprobarlas, se encargaba de todos los gastos necesarios para expedir el pasaporte, comprar los tiquetes y cubrir el alojamiento. Ahí estaba el otro gancho que usaban para tener en sus manos a las jóvenes que se iban a Grecia, cargadas de ilusiones. Sin embargo, al llegar allí, se encontraban con un infierno del cual no podían escapar.
“Así que tengan hasta 22 o 23 años, esos manes (los cabecillas de la red en Europa) de una vez les hacen todo (los trámites) porque ellos saben que van a la fija, ahí no tienen nada que perder. Esa gente lo primero que mira es el cuerpo de cada pelada, porque allá no van a recibir a nadie sin verlo bien. Para el viernes, o sea, pasado mañana, salen cuatro amiguitas de acá de Medellín”, se escucha al final del audio, que dejó parte del modus operandi en evidencia.
Pero además de las fotos, en otro de los audios presentados por un fiscal de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos, se indicó que las mujeres también debían abonar un millón de pesos en caso de ser aprobadas. Según Juan David, esto se hacía como una forma de garantizar que trabajaban con “una mujer seria” y que no dejaran tirado el vuelo. Según él, ese dinero de los tiquetes lo debía asumir si la víctima, a última hora, se echaba para atrás en su decisión de viajar a Grecia.
Al llegar a Grecia, las promesas se esfumaban, y lo único que las ciudadanas colombianas se encontraban era con una deuda que debían pagar ejerciendo la prostitución, en condiciones que, según el general Castaño, eran “esclavizantes”.
En este punto, el delegado contra la Criminalidad Organizada, Gabriel Sandoval Vargas, destacó que las mujeres eran hospedadas en clubes nocturnos, donde les quitaban sus documentos personales y las retenían. En medio de esto, les informaban que tenían una deuda que podía variar entre 3.400 y 3.600 euros (más de 16 millones de pesos colombianos), por concepto de tiquetes, alojamiento y manutención.
Debido a todo lo anterior, el fiscal presentó a los implicados ante un juez de control de garantías, quien les imputó el delito de trata de personas. Además, gracias a los operativos realizados entre la Fiscalía y la Dijín (Dirección de Investigación Criminal), a Ceballos Madrid también se le imputaron los delitos de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes, y fabricación, tráfico y porte de armas de fuego, debido a que se hallaron un arma de fuego y 420 gramos de marihuana en su poder.
En consecuencia, y debido a que ninguno de los tres aceptó cargos, Ceballos Madrid y Acevedo García deberán cumplir medida de aseguramiento en centro carcelario, mientras que Gómez Ramírez fue cobijada con detención domiciliaria.