Fausto Rubén Díaz Rodríguez, Alcibiades Vargas Bautista y Joel Darío Trejos Londoño, magistrados del Tribunal Superior de Villavicencio, deberán enfrentar un fallo condenatorio por parte de la Corte Suprema de Justicia.
La decisión se centra en delitos de prevaricato por acción y cohecho, según informó la Sala de Primera Instancia de la Corte Suprema de Justicia.
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El magistrado Fausto Díaz fue hallado culpable de prevaricato por acción agravado en el caso de alias Bacalao. Según el fallo, Díaz presentó una ponencia que buscaba revocar la prisión domiciliaria del condenado, ignorando pruebas que demostraban violaciones a las condiciones del beneficio. La Corte señaló que Díaz justificó la revocatoria por motivos “humanitarios”, desestimando jurisprudencia y pruebas contundentes.
Por su parte, los magistrados Joel Trejos Londoño y Alcibíades Vargas Bautista enfrentan condenas por cohecho propio y prevaricato en el caso de Hernán Darío Giraldo Gaviria, alias Cesarín. El alto tribunal determinó que sus decisiones favorecieron intereses individuales, violando los principios de justicia.
La Sala Especial de Primera Instancia de la Corte Suprema de Justicia anunció que emitirá sentencia de condena contra los magistrados mencionados.
Sin embargo, el tribunal absolverá a Vargas Bautista del delito de prevaricato por omisión y a Díaz Rodríguez de cohecho propio. Además, se precluirá la investigación por el delito de concierto para delinquir debido a la prescripción de la acción penal.
Este caso resalta la importancia de la integridad judicial y el impacto de las decisiones de los magistrados en el sistema de justicia. La Corte Suprema de Justicia busca con este fallo reafirmar su compromiso con la transparencia y la legalidad en el ejercicio de la función pública.
Por ahora, se espera que la Corte Suprema de Justicia se pronuncie sobre el tiempo de condena y las sanciones que se le dará a los tres magistrados involucrados en estos hechos de corrupción.
Investigación reveló que exmagistrados favorecieron a delincuentes en caso de corrupción
La Procuraduría General de la Nación le había solicitado a la Corte Suprema de Justicia que condenara a los tres exmagistrados del Tribunal Superior de Villavicencio por su presunta participación en un caso de corrupción judicial.
El caso involucró la concesión de libertades y detenciones domiciliarias a miembros de grupos paramilitares, así como la revocación de sentencias condenatorias. Entre los beneficiarios de estas acciones se encuentra Martín Farfán Díaz González, alias Pijarvey, un antiguo líder paramilitar de los Llanos Orientales, quien fue abatido por la Policía Nacional en 2015.
En octubre de 2024, la Procuraduría señaló que los exmagistrados recibieron aproximadamente 150 millones de pesos y otras dádivas, como estadías en hoteles, a cambio de sus decisiones judiciales.
Las pruebas presentadas por el Procurador Segundo Delegado para la Investigación y Juzgamiento Penal indican que los exmagistrados incurrieron en delitos de prevaricato por acción y omisión, cohecho propio y concierto para delinquir agravado. Estos delitos, según el Código Penal Colombiano, pueden acarrear penas de prisión significativas, multas e inhabilitación para ejercer cargos públicos.
El prevaricato por acción se refiere a la emisión de decisiones injustas a sabiendas, mientras que el prevaricato por omisión implica no tomar las medidas necesarias para evitar decisiones injustas. El cohecho propio se relaciona con la recepción de beneficios indebidos a cambio de actos relacionados con sus funciones.
Por su parte, el concierto para delinquir agravado implica la colaboración en grupos organizados para cometer delitos, en este caso, dentro del sistema judicial.
La Procuraduría enfatizó sobre la importancia de combatir la corrupción en el sistema judicial colombiano para garantizar la integridad y la justicia en los procesos penales. Se espera que los exmagistrados enfrenten consecuencias legales severas, que pueden incluir varias formas sancionatorias en contra de estos tres togados, reflejando la gravedad con la que el sistema judicial colombiano trata la corrupción y la manipulación de la justicia.