En el municipio de Buesaco, en el departamento de Nariño, un trágico suceso ha conmocionado a la comunidad local.
Dos hermanos, Idalba y Edward Reyes Chávez, fueron asesinados en su hogar, presuntamente por un hombre de nacionalidad venezolana, pareja sentimental de una de las víctimas y cuñado de Edward.
Según la información oficial, el hecho ocurrió el 10 de diciembre de 2024, cuando el agresor, tras dispararles, intentó quitarse la vida.
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Las autoridades locales, incluyendo la Policía y la Fiscalía de Nariño, han iniciado una investigación para esclarecer los detalles de este violento crimen.
El presunto homicida, tras el ataque, se habría disparado a sí mismo, resultando gravemente herido. Por esa razón, fue trasladado inicialmente a un hospital en Buesaco y posteriormente remitido a un centro asistencial de alta complejidad en Pasto, donde permanece con pronóstico reservado.
El doble homicidio ha generado un fuerte rechazo en la comunidad de Buesaco, que se encuentra consternada por la violencia del acto.
Los habitantes han expresado su indignación y están solicitando a las autoridades que tomen medidas para evitar que situaciones similares se repitan, incluyendo el desalojo de migrantes que, según algunos, podrían estar involucrados en actos delictivos.
Por su parte, la Alcaldía de Buesaco, liderada por Oswaldo Pabón, aún no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre el incidente. Mientras tanto, los cuerpos de las víctimas fueron trasladados a la morgue local para la realización de las necropsias correspondientes, antes de ser entregados a sus familiares para los servicios funerarios.
Este suceso ha puesto de manifiesto la necesidad de una respuesta efectiva por parte de las autoridades para garantizar la seguridad de los ciudadanos y prevenir futuros actos de violencia en la región. La comunidad espera que las investigaciones avancen rápidamente y se esclarezcan las circunstancias que llevaron a este trágico desenlace.
La violencia en Nariño se intensifica: 14 muertos en 10 días
En la madrugada del 1 de diciembre, un ataque armado en un establecimiento conocido como “amanecedero” en la región fronteriza entre Nariño y Cauca dejó cuatro personas muertas, entre ellas un auxiliar de la Policía de Tránsito y Transportes.
Según informó Blu Radio, el incidente ocurrió cerca del puente sobre el río Mayo, generando conmoción en la comunidad local.
Testigos del ataque relataron que varios hombres encapuchados, armados con fusiles y pistolas, irrumpieron en el lugar pasada la medianoche. Tras amenazar a los presentes, los atacantes dispararon indiscriminadamente, identificando a sus víctimas antes de abrir fuego.
Entre los fallecidos se encuentran Franqui Ñáñez, Robinson Uribe y Brayan León, todos originarios del municipio de El Rosario, así como una persona de la vereda Granada, en la zona rural de Taminango, al norte de Nariño.
Un testigo presencial describió los momentos de terror vividos durante el ataque: “Fueron minutos de terror. Escuchamos los primeros disparos contra el administrador, y la gente empezó a gritar. Muchos lograron escapar por la parte trasera que da al río”, relató, visiblemente afectado. En redes sociales circulan videos donde se escuchan los desgarradores gritos de las personas que se encontraban en el lugar.
Este violento suceso ha incrementado la preocupación por la seguridad en la región, que ha sido escenario de múltiples actos de violencia en el pasado. Las autoridades locales y nacionales están investigando el ataque para identificar a los responsables y esclarecer los motivos detrás de este acto criminal.
La situación ha llevado a estos líderes a solicitar la intervención de organismos internacionales y un aumento en los recursos destinados a las investigaciones, con la esperanza de romper el ciclo de violencia que parece interminable. Un representante comunitario expresó que las comunidades están atrapadas en un ciclo de violencia y que los responsables de las masacres actúan con impunidad.
Mientras las investigaciones continúan, la comunidad mantiene la esperanza de que este caso no se convierta en otro crimen sin resolver en el país. El llamado por justicia y paz sigue siendo una constante en una tierra marcada por el dolor y la resistencia.