La discusión sobre el salario mínimo en Colombia para 2025 comenzó a tomar forma con el primer encuentro entre el Gobierno, empresarios y sindicatos, realizado el 3 de diciembre. Este escenario, que hizo parte de la Comisión Nacional de Concertación, marcó el inicio de un proceso crucial para definir el ajuste salarial que impactará a más de 3,7 millones de trabajadores colombianos. Aunque aún no hay propuestas concretas sobre la mesa, la jornada permitió revelar datos clave que influirán en las negociaciones.
Uno de los temas centrales de la jornada fue la presentación del dato de la Productividad Total de los Factores (PTF) por parte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane). Este indicador clave mide la eficiencia de los recursos económicos del país y es uno de los pilares fundamentales para calcular el aumento del salario mínimo del próximo año. Según las cifras oficiales, la PTF del tercer trimestre de 2024 cerró en un 1,73%, mientras que otros indicadores relacionados, como la productividad laboral por persona empleada y por hora trabajada, registraron 1,76% y 3,43%, respectivamente, mostrando un panorama alentador en varios aspectos.
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Estos datos, que serán unificados en una sola cifra por la Subcomisión de Productividad el 4 de diciembre, generaron reacciones mixtas entre los diferentes actores presentes. Gloria Ramírez, ministra de Trabajo, destacó que la productividad laboral mostró una tendencia positiva a pesar de una reducción en las horas trabajadas por la población ocupada. “Se mantiene el nivel de empleo mientras se reducen las horas trabajadas, lo que evidencia mayor eficiencia en la fuerza laboral y su impacto positivo en la economía”, afirmó.
Por su parte, las centrales obreras expresaron sorpresa por los resultados de productividad, un tema históricamente debatido. Fabio Arias, presidente de la CUT, se mostró optimista: “La productividad laboral es superior a la productividad total de los factores. Esto es un buen punto de partida para las discusiones en la Subcomisión de Productividad”. Arias argumentó que el incremento del salario mínimo debería ser de doble dígito, considerando los datos presentados y las necesidades de los trabajadores.
En contraste, los gremios empresariales se preparan para presentar propuestas más conservadoras, basadas en mantener un equilibrio entre el aumento salarial y la sostenibilidad financiera de las empresas. Organizaciones como la Andi (Asociación Nacional de Industriales) y Acopi (Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas) plantearon la importancia de evaluar cuidadosamente los indicadores económicos y las proyecciones inflacionarias para 2025, que serán fundamentales para establecer un ajuste justo.
La fórmula para calcular el aumento del salario mínimo combina la inflación anual con la productividad laboral, buscando preservar el poder adquisitivo de los trabajadores mientras se consideran los aportes de la fuerza laboral al crecimiento económico. Este enfoque será clave para determinar una cifra que satisfaga tanto a los trabajadores como a los empresarios.
Las negociaciones avanzarán con reuniones periódicas y debates en la Comisión Nacional de Concertación. Este espacio será crucial para alcanzar un consenso que permita definir el incremento salarial antes de finalizar el año. Las expectativas están centradas en cómo los datos de productividad y la inflación, que aún está por definirse, influirán en la cifra final.
Mientras tanto, la Subcomisión de Productividad continuará trabajando en consolidar los diferentes indicadores en un solo dato oficial que será la base para las próximas negociaciones. Con una inflación que, según proyecciones, podría cerrar en niveles moderados para 2024, los sindicatos tienen un argumento sólido para solicitar un ajuste salarial significativo. Este proceso de concertación no solo impactará a los trabajadores que devengan el salario mínimo, también marcará el rumbo de la economía en 2025, afectando a diversos sectores y definiendo la dinámica entre Gobierno, empresas y trabajadores.