Ricardo Bonilla y sus últimas horas como ministro de Hacienda: la cronología de la debacle del fiel escudero de Gustavo Petro

La era de Ricardo Bonilla González al frente del Ministerio de Hacienda llegó a su fin. El funcionario, considerado como uno de los hombres de más confianza del presidente de la República, Gustavo Petro, se marchará del cargo después de un año, siete meses y tres días, y justo después de protagonizar un hecho que, según se pudo conocer por fuentes cercanas a la Casa de Nariño, desató la ira del primer mandatario: dar traslado a una denuncia que involucra a su hijo, Nicolás Alcocer Petro.

El académico, que llegó en reemplazo de José Antonio Ocampo y que lideró importantes iniciativas para el Ejecutivo, en medio de las denuncias por mal manejo de las finanzas del Ejecutivo, está en medio de un torbellino que, a la fecha, es de proporciones insospechadas: el escándalo de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (Ungrd), pues ha sido señalado de comprar votos de al menos seis integrantes de la Comisión Interparlamentaria de Crédito Público (Cicp).

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Una serie de hechos relacionados, sumados a unas declaraciones tanto de él, a la prensa, en la que prácticamente se despidió sin que la gran mayoría lo advirtiera, y una polémica defensa a su gestión del primer mandatario, desataron en solo 24 horas un desenlace que, al parecer, se venía cocinando desde hace al menos cuatro días. Y que pusieron a tambalear, una vez más, la imagen del jefe de Estado, que a medida que pasan los días tiene mayores dificultades para gobernar.

“Espero, por tanto, la renuncia de un gran compañero y profesor honesto, el doctor Ricardo Bonilla, secretario de Hacienda de Bogotá Humana, que la dejó en su mejor momento financiero, y gran ministro de Hacienda, que sacó a Colombia de la recesión por el sobreendeudamiento que dejó Duque”, es el aparte de un extenso mensaje en el que Petro le “bajó el pulgar” a su fiel escudero, que ahora se dedicará a sacudirse de los señalamientos de los que ha sido objeto.

Bonilla prácticamente sabía que su salida del Gobierno era inminente, aunque la idea que contemplaba, a juzgar por sus palabras, era que él diera el paso al costado y no que su denominador fuera el que determinara una escueta salida. “Voy a asumir la defensa, lo que se está diciendo tiene muchas especulaciones. Aquí no hay cupos indicativos y compra de congresistas”, indicó Bonilla el martes 3 de diciembre, a su arribo a San Andrés y cuando le preguntaban si seguiría en el Ejecutivo.

Y es que, contrario a lo que mencionaron los comunicadores que fueron receptores de estas afirmaciones, lo de Bonilla era despedida y no ratificación en su cargo. Una hipótesis que tomó aún mayor fuera tras los controversiales argumentos de Gustavo Petro, que durante el IV Foro Abierto de Ciencias de América Latina y el Caribe, en el que estaban presentes ambos, salió a comparar lo hecho por su funcionario con actuaciones en otras administraciones.

“No les gusta el ministro de Hacienda y lo macartizan y lo quieren descuartizar, cuando ellos mismos hicieron lo que le critican al ministro. Durante décadas han sacado centenares de miles de millones de pesos del erario para comprar congresistas que yo conocí”, expresó el mandatario desde territorio insular. Tal parece que esta fue una mala jugada por parte del primer mandatario, en una defensa que, en vez de eso, fue entendida por sus opositores como una clara confesión.

Si con las revelaciones hechas por la exasesora del ministro de Hacienda María Alejandra Benavides la continuidad de Bonilla estaba en entredicho, luego de que se conociera en detalle el papel protagonista que habría tenido Bonilla como direccionador de jugosos contratos de la Ungrd en favor de un grupo de congresistas de la Cicp, la salida para Bonilla se convirtió en inminente luego de que él mismo tomara acciones en un caso que causó molestia en Petro.

En efecto, la decisión de compulsar el caso a la Fiscalía General de la Nación una denuncia anónima, en la que mencionaron a Alcocer Petro, hijo de Verónica Alcocer, la primera dama, y adoptado por el presidente; y el hoy presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, por presuntas prácticas injerencistas en la contratación en la hidroeléctrica de Urrá (Córdoba), en su fase 1, y de la cercanía de ambos con David Cerón y Lucía Muñoz, que se habrían visto beneficiados con contratos.

En efecto, ambos están detrás de la compañía Power China, socia de Luxim Ingeniería S.A.S en el consorcio Lux Power 2022, que tiene su participación en el Parque Solar Urrá 19,9: proyecto en el que se habrían cometido presuntos actos de corrupción, pues también estaría en curso una reclamación de este conglomerado por $60.000 millones, El no haber manejado de forma interna el escándalo con “el otro Nicolás”, como Alcocer Petro se ha descrito, le habría costado el cargo.

“Denuncia del 28 de septiembre de 2024: de acuerdo con nueva información recibida el día 28 de septiembre de 2024, a través de mi cuenta de WhatsApp, se informó acerca de presuntas presiones indebidas ejercidas por Nicolás Alcocer y Ricardo Roa sobre la junta directiva y la administración de Urra S.A. E.S.P. Estas presiones, según el denunciante, a tomar control de la empresa para favorecer a aliados cercanos interesados en la adjudicación de contratos”, dijo el propio Bonilla.

En relación con este parque solar, cabe destacar que el proyecto registraría un retraso de dos años y medio en su construcción. De hecho, el denunciante anónimo al que Bonilla le habría dado credibilidad, pues no de otra forma hubiera tomado en consideración sus señalamientos para que fueran investigados por la Fiscalía, indicó que Cerón habría utilizado su relación con Alcocer para presionar a las altas esferas de Urrá S.A. E.S.P., con el fin de “obtener beneficios indebidos”.

Desde Montevideo, en donde llevaba a cabo una visita oficial al saliente mandatario uruguayo, Luis Lacalle Pou, y asistirá a la posesión de Yamandú Orsi, Petro se enteró de lo hecho por Bonilla, pues fue replicado por medios de comunicación radiales desde tempranas horas. Y, de acuerdo con algunos testimonios cercanos a la actualidad del titular del Palacio de Nariño, el hecho provocó que finalmente optara por pedirle la salida a su funcionario; más por la molestia causada con este episodio, que por el escándalo de la Ungrd.

Así como aconteció en su momento con la ministra de Minas y Energía Irene Vélez, que no salió por la gestión desempeñada en la cartera, sino por un presunto caso de abuso de poder en un asunto de índole personal, el primer mandatario optó por pedirle públicamente a su escudero que se apartara del Gobierno; pese a que llevaba, por lo menos, tres meses sosteniéndolo en su cargo, ante las primeras denuncias hechas por Olmedo López en su contra.

“Considero que ha llegado la hora de asumir con mi equipo jurídico mi defensa como ciudadano, desprovisto de mi condición de funcionario público, para concentrarme en el proceso y evitar cualquier daño al devenir del gobierno en su agenda pública”, plasmó el funcionario en una carta que, al parecer, ya estaba redactada desde el fin de semana del 1 de diciembre, cuando salieron a la luz una serie de audios que lo enlodaban en el megacaso de la Ungrd.