La tradición del muñeco de ‘año viejo’, que desde la Grecia clásica ha sido utilizado como una representación de la monarquía, tuvo un giro desfavorable para el presidente Gustavo Petro, luego de que un grupo de personas en el departamento de Antioquia se reuniera para golpear e insultar a una figura de trapo con la cara del primer mandatario.
Entre insultos, le reclamaron por el aumento en el precio de la gasolina, la reforma tributaria y los alimentos que fueron gravados, mientras actuaban como si tuvieran que contenerse para no destrozarlo antes del 31 de diciembre.
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“Es que ¿cómo vas a subir la gasolina así, malparid#$%?”, “¿Pa´qué una reforma tributaria, gonorre@$%#?”, “¿Y no, pues, que íbamos a vivir sabroso, hijueput@#$%¡?”, “¿Y no que a los alimentos no les ibas a meter iva?”, “Yo lo mato”, son algunos comentarios que se registran en el video.
El material audiovisual generó opiniones divididas y algo de preocupación, debido a que “el juego” fue realizado en frente de menores de edad que, al no entender lo que estaba pasando, respondieron con carcajadas.
“Ya los están vendiendo por Mercado Libre y pronto estarán en la mayoría de tiendas”, “Seguro que el de Uribe tampoco va a faltar”, “Que buena terapia”, “Debería haber uno de esos en cada esquina y al lado uno de Benedetti borracho y llevado”, “Me encanta su falta de argumentos. Solo es odio injustificado y sin sentido”, “Tres años seguidos siendo el año viejo preferido de los colombianos. Tiene un nuevo récord”, “Al de la casa de Nariño nunca se le ha visto tan bien vestido”, “¿Haciendo ese tipo de cosas delante de los niños? Necesitamos una formación en valores, la violencia solo genera más violencia”.
¿De dónde viene la tradición de quemar el muñeco de ‘año viejo’?
La quema del ‘año viejo’ es una tradición profundamente arraigada en varios países de América Latina, especialmente en Ecuador y Colombia, donde este ritual simbólico marca el fin de un ciclo y la llegada de un nuevo comienzo.
Según el profesor Odi Gonzales, especialista en estudios latinoamericanos y andinos de la Universidad de Nueva York, esta práctica tiene sus raíces en la colonización española y se vincula a celebraciones ancestrales, como la fiesta del fuego en la Grecia Clásica, en la que los gobernantes eran incinerados al término de su reinado. Con el tiempo, esta costumbre se transformó, y los monarcas fueron sustituidos por muñecos que representaban la figura humana.
En la actualidad, el ‘año viejo’ se crea con materiales como trapo, paja, ropa usada, periódicos y pólvora, aunque en países como Colombia se ha implementado una regulación para prohibir el uso de pirotécnicos.
Este muñeco se quema a la medianoche del 31 de diciembre, con el fin de purificar el ambiente y despojarse de las malas energías del año que termina. Además de la quema, la tradición incluye otros rituales, como comer doce uvas a la medianoche, llevar lentejas en los bolsillos y realizar un recorrido con una maleta para atraer viajes en el nuevo año.
En Colombia, la Ley 2224 de 2022 prohíbe el uso de pólvora en los muñecos de ‘año viejo’, con el objetivo de reducir los riesgos asociados a la manipulación de estos productos peligrosos.
La ley establece sanciones más severas por su uso, con multas que pueden alcanzar hasta los $300 millones en casos graves. Esta medida responde a la creciente preocupación por la seguridad de los participantes en el ritual, que tradicionalmente ha estado acompañado de la colocación de una botella de licor y la redacción de un “testamento”, en el que se recogen, de manera humorística y satírica, los eventos más significativos del año que termina.
Este testamento, junto con la quema del muñeco, se ha convertido en una especie de balance personal y colectivo del año pasado, infundiendo un tono jocoso y reflexivo en la celebración.
A pesar de las restricciones y de las sanciones que se han intensificado, la tradición de la quema del ‘año viejo’ sigue viva, siendo un acto de purificación, renovación y despedida simbólica. Los muñecos, que comúnmente representan figuras públicas de política, espectáculo o deporte, siguen siendo un reflejo del contexto social y político de cada año, lo que permite a los participantes despedirse del pasado con una mezcla de humor y esperanza por lo que vendrá.
Así, aunque los detalles de su evolución histórica siguen siendo objeto de estudio, lo cierto es que la quema del ‘año viejo’ continúa siendo un elemento central en las celebraciones de fin de año en Latinoamérica, especialmente en Ecuador y Colombia, donde la tradición simboliza el adiós a lo negativo y la bienvenida a un nuevo ciclo lleno de posibilidades.