Evelio Ortega, un campesino del Magdalena, expresó con emoción lo que significa para él recibir un título de propiedad tras 30 años de espera. “Esto es un sueño hecho realidad”, afirmó, destacando que ahora puede asegurar que la tierra será un legado para sus hijos y su familia.
El martes 3 de diciembre de 2024, en el auditorio del Centro Empresarial del Banco de Bogotá en Santa Marta, se llevó a cabo la entrega de 175 títulos de propiedad que abarcan 842 hectáreas, beneficiando a más de seiscientas personas de once municipios del Magdalena, según informó la Agencia Nacional de Tierras (ANT).
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En lo que va del año, se han entregado más de diez mil hectáreas en ese depa, beneficiando a campesinos, comunidades indígenas y mujeres rurales. La entrega de estos títulos busca no solo proporciona seguridad jurídica a las familias campesinas, sino que también abre oportunidades para proyectos productivos y acceso a créditos, según la ANT.
Patricia Caicedo, asesora para la Agencia Nacional de Tierras en el Caribe, destacó la importancia de este momento, señalando que, durante décadas, muchos campesinos trabajaron tierras que no podían llamar suyas.
“Hoy, les devolvemos algo más que un pedazo de tierra: les devolvemos su dignidad, su seguridad y el derecho a soñar con un futuro mejor”, expresó Caicedo, según la ANT.
Los títulos de propiedad entregados corresponden a predios ubicados en municipios como Ciénaga, Zona Bananera, Aracataca, Santa Marta, Plato, Chivolo, Sitio Nuevo, El Banco, Remolino, San Zenón, Cerro de San Antonio y Concordia. Este proceso es el resultado de un trabajo conjunto entre las comunidades y la ANT, según Damián Marañón, director territorial Magdalena-Caribe de la entidad. Además, afirmó que cada título entregado representa una victoria frente al olvido y la inequidad que han marcado la historia de los campesinos de la región.
El evento también simboliza el esfuerzo conjunto de instituciones como la ANT y la Unidad de Restitución de Tierras para devolver a las familias no solo sus tierras, sino también la esperanza. La entrega de estos títulos es un paso crucial hacia la equidad y la justicia para los campesinos del Magdalena, según la entidad.
Indígenas embera exigen cumplimiento de acuerdos de tierras en Bogotá
En un esfuerzo por abordar las demandas de la comunidad embera que llegó a Bogotá, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) ha establecido un canal de comunicación con los líderes de esta comunidad indígena.
El director de la ANT, Juan Felipe Harman, confirmó que se han iniciado conversaciones para buscar soluciones a las necesidades de los embera, quienes exigen el cumplimiento de acuerdos previos relacionados con la entrega de tierras, así como mejoras en salud y educación.
El lunes 25 de noviembre de 2024, aproximadamente 2.000 indígenas embera, provenientes del departamento de Risaralda, se asentaron de manera indefinida en la sede de la ANT en Bogotá. Este grupo, que podría llegar a ser de hasta 4.000 personas, busca presionar al gobierno del presidente Gustavo Petro para que cumpla con los compromisos adquiridos con su comunidad. Entre sus demandas, destacan la entrega de tierras y la implementación de proyectos productivos que mejoren su calidad de vida.
Marco Fidel Wasarabé, alto consejero de la comunidad embera, expresó la urgencia de estas demandas al señalar que no desean más muertes de niños indígenas en Risaralda. “Queremos tierra, educación, salud y proyectos productivos para el territorio”, afirmó Wasarabé.
En respuesta a esta situación, se ha programado una mesa de negociación para las 7:00 p.m., donde se espera la participación de diversos ministerios y actores del gobierno nacional. El objetivo es llegar a acuerdos concretos que aborden las necesidades territoriales de los embera y, potencialmente, establecer un acuerdo transitorio que permita avanzar en la solución de sus demandas.
La ANT, bajo la dirección de Harman, ha manifestado su compromiso de trabajar conjuntamente con la comunidad embera para encontrar soluciones viables y sostenibles. Este esfuerzo busca no solo cumplir con los acuerdos previos, sino también mejorar las condiciones de vida de esta comunidad indígena que ha sido históricamente marginada.