Las negociaciones para definir el aumento del salario mínimo en Colombia para 2025 comienzan, como es tradición, en la primera semana de diciembre. Exactamente, el 3 de diciembre inician con la presentación de las cifras de productividad laboral que dará a conocer el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).
Este proceso involucra a gremios empresariales, sindicatos y al Gobierno nacional en una instancia tripartita donde no solo se discute una cifra, sino también temas críticos para la economía del país, como la inflación, la productividad y la actividad económica.
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De acuerdo con un informe de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), el porcentaje de trabajadores formales e informales que perciben ingresos iguales o menores a un salario mínimo mostró un crecimiento sostenido en los últimos años.
El centro de estudios económicos destacó que, en 2015, cerca del 48,4% de los trabajadores percibían hasta un salario mínimo, cifra que aumentó al 53,3% en 2019 y alcanzó un 54,7% en 2023.
Lo que refleja la tendencia
La tendencia refleja que los incrementos más allá de la inflación, impulsados principalmente por motivos políticos, terminan afectando a trabajadores que solían ganar por encima del umbral del salario mínimo. Así las cosas, la entidad anota que aumentos por encima de la inflación se convirtieron en una suerte de “regla universal” en Colombia desde que este mecanismo fue formulado.
El impacto de estos ajustes salariales es también desigual entre trabajadores formales e informales. Según la Anif, entidad que preside José Ignacio López, en 2024, el 82,5% de los trabajadores por cuenta propia ganó ingresos iguales o inferiores al salario mínimo, con solo un 17,4% superando este umbral. En el segmento de pequeñas empresas, con entre dos y diez empleados, un 56,7% gana bajo el mínimo, en contraste con apenas un 28,5% que supera esta línea. Por otro lado, en empresas de más de 200 empleados, el 27,7 % recibe hasta un salario mínimo, mientras que el 72,3 % obtiene salarios superiores.
Anif indicó que “‘entre más pequeñas sean las empresas, mayor es (proporcionalmente) la carga que soportan en términos de costos laborales”.
Incrementos mayores a la inflación
El análisis también resalta que, aunque incrementos mayores a la inflación fortalecen el poder adquisitivo de una parte de los trabajadores, tienen implicaciones adversas, especialmente, en el sector informal, cuyo nivel de informalidad llegó al 56% de los ocupados totales en el presente año. Al respecto, apuntó que “los trabajadores informales y los menos calificados, quienes suelen tener ingresos laborales inferiores al salario mínimo legal, se encuentran excluidos”.
Y es que en los últimos años, el aumento del salario mínimo superó las cifras de inflación. En 2018, el salario mínimo aumentó un 6%, cuando la inflación cerró en un 3,1%. Para 2019, el aumento fue similar y la inflación cerró en 3,8%.
Así las cosas, en los siguientes años, aunque las tasas de ajuste variaron, mantuvieron un crecimiento superior a la inflación, con un reciente ajuste del 12% en 2023 frente a un 9,3% de inflación. Según la entidad, “aumentos más allá del 6% para el salario mínimo de 2025 no solo no están justificados por los fundamentos económicos, sino que pueden aumentar la brecha entre empleados formales y otros excluidos de la formalidad”.
Mesa de negociación
La composición de la mesa de negociación es un factor relevante. Por eso, el centro de estudios económicos resaltó que “por la misma conformación de la mesa (de negociación), donde los trabajadores informales no están representados, los aumentos del salario mínimo se desvían de la receta descrita”.
Esto puntualiza la falta de representación de los sectores más vulnerables y la importancia de dialogar considerando a todos los actores del ámbito laboral.