El lunes 2 de diciembre de 2024, el juez 76 de control de garantías de Bogotá presentó una detallada cronología de los hechos que llevaron al asesinato de Juan Felipe Rincón, joven de 21 años, que se registró el domingo 24 de noviembre de 2024.
Durante la audiencia, el juez expuso la secuencia de eventos, dividiéndolos en tres momentos clave: el antes, el durante y el después del crimen, según la información que compartió Sergio Felipe Rico, escolta del joven Rincón, que lo acompañó el día de su asesinato.
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Antes: inicio de la Jornada
De acuerdo con la información que compartió el juez, el día comenzó para Juan Felipe Rincón alrededor de las 6:30 a. m., cuando llamó a su escolta, Sergio Felipe Rico, solicitando ser recogido para ir a un destino aún desconocido.
La conversación reveló que Rincón, acompañado de una joven, supuestamente de cerca de 20 años, se encontraba en busca de un lugar que aún no había sido definido.
A las 10:00 a. m., el escolta llegó a su encuentro y, tras abordar el vehículo, Juan Felipe Rincón le indicó que se dirigieran al barrio Quiroga, en el sur de Bogotá.
Según el testimonio del escolta, durante el trayecto, la joven le dio las indicaciones sobre el lugar exacto al que se dirigían. El viaje, que no duró más de 15 minutos, los llevó hasta la calle 32 con 27, en el barrio Quiroga, donde se detuvieron frente a un callejón.
En ese momento, el escolta estacionó el vehículo y observó cómo los dos jóvenes bajaban rápidamente del automóvil, sin mirar atrás.
Durante: encuentro mortal
Una vez en el lugar de los hechos, el escolta se quedó a unos cuatro metros de distancia, mientras observaba desde el exterior. Juan Felipe Rincón y su acompañante caminaban hacia un área más alejada.
En el testimonio de Sergio Rico, se detalló cómo una mujer de unos 35 a 40 años, que estaba esperando en el lugar, saludó a Rincón con un abrazo y un beso, indicándole que lo llevara hacia su casa. El escolta continuó siguiéndolos, como era su deber, hasta que algo inesperado ocurrió.
En ese momento, dos hombres aparecieron, uno de ellos con un perro y se acercaron rápidamente a Juan Felipe Rincón. El escolta, preocupado por la situación, intentó interceder, pero al notar que los sujetos comenzaron a agredir a Rincón, les ordenó detenerse, mostrando su arma y gritándoles: “¡Alto, Policía Nacional!”.
En respuesta, uno de los agresores, identificado como un hombre con gorra roja y chaqueta azul, sacó un revólver y se acercó al escolta, que en un intento de defensa disparó al suelo para dispersar a la multitud. De acuerdo con el relato, fue en ese instante cuando uno de los atacantes disparó contra el joven, hiriéndolo en la pierna.
El escolta, aun con su arma en mano, trató de proteger a Rincón y alejarlo del lugar; sin embargo, fueron atacados nuevamente, ahora con palos, mientras trataban de huir.
Según comentó el juez, el escolta, enfrentando una situación desesperada, disparó tres veces al suelo para frenar a los agresores, pero no pudo evitar que Rincón fuera golpeado severamente en la cabeza, lo que lo dejó semiinconsciente en el suelo.
Después: desenlace fatal
Fue entonces cuando llegó la policía, alertada por testigos que escucharon los disparos; sin embargo, la situación se complicó aún más cuando el escolta, al intentar explicar la situación a los agentes, fue confundido por los agresores y algunos vecinos como parte del ataque.
Según el relato de Sergio Rico, los oficiales le retiraron el arma y lo detuvieron, llevándolo junto a Juan Felipe Rincón en la patrulla.
La grave situación de Rincón no fue evidente para los agentes en un primer momento. El escolta insistió en la urgencia de llevar al joven al hospital, pero las circunstancias lo llevaron a la estación de policía.
Fue allí, tras varios minutos de incertidumbre, donde se confirmó que Juan Felipe había muerto debido a las múltiples heridas sufridas. La noticia llegó a las autoridades que, de inmediato, comenzaron a investigar el asesinato.
La inspección y hallazgos posteriores
En las siguientes horas, varios miembros de la Policía realizaron una minuciosa inspección en el lugar de los hechos. Se encontraron varios casquillos de bala, algunos de ellos correspondientes a un revólver de calibre 9 mm.
Las pruebas recogidas en la escena fueron enviadas al Instituto de Medicina Legal y a la Fiscalía para su análisis, por lo que en la inspección al cadáver se detectaron múltiples signos de violencia: hematomas en la cabeza, heridas en el pecho y en los brazos, así como excoriaciones y contusiones en diversas partes del cuerpo, lo que evidenció la brutalidad del ataque.
Además, la investigación reveló que en la escena se hallaron varias manchas de sangre, indicativos de que la víctima había sido agredida en diferentes momentos antes de sucumbir a sus heridas.