El fallecimiento de Fabiola Posada, conocida cariñosamente como “La Gorda Fabiola”, dejó un profundo vacío en el mundo del entretenimiento colombiano.
La humorista, reconocida por su carisma y su habilidad para arrancar carcajadas a miles de seguidores, falleció el pasado 19 de septiembre de 2024, sorprendiendo y conmoviendo al país entero.
Aunque más allá de su legado artístico, su partida trajo consigo el recuerdo de momentos difíciles que marcaron su vida personal y su relación con su esposo, el también humorista Nelson Polanía, conocido como “Polilla”.
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La relación entre “La Gorda Fabiola” y “Polilla” fue una de las más admiradas en el ámbito del espectáculo. Durante más de 20 años, formaron una pareja entrañable que compartía escenarios, sueños y retos. A pesar de las risas que transmitían al público, su relación no estuvo exenta de desafíos.
En una reciente entrevista concedida al programa La Sala de Laura Acuña, Nelson Polanía abrió su corazón para hablar de uno de los episodios más difíciles que atravesaron como pareja: el paso de Fabiola por la política a principios de los años 2000, cuando fue elegida concejal de Bogotá con más de 19.000 votos.
El salto a la política y las sombras del peligro
Aunque su incursión en la política fue breve, este capítulo marcó profundamente la vida de la humorista y, de manera inevitable, la de su esposo. En aquel entonces, Fabiola Posada gozaba de los privilegios asociados a su cargo público, como escoltas, vehículos oficiales y motorizados de la policía. Aunque, ese rol también la expuso a riesgos inesperados.
Polanía reveló que, durante ese período, su relación enfrentó una crisis importante. “Fueron unos momentos terribles que nos sacaron de la zona de confort en la que vivíamos”, confesó el humorista. La presión política y la exposición mediática comenzaron a afectar la dinámica de pareja, al punto de que, en medio de las tensiones, tomaron la decisión de separarse temporalmente.
“Me fui a hacer una gira por el Caquetá, ya habíamos decidido dejarnos”, recordó Polilla. Sin embargo, al regresar, encontró a Fabiola profundamente afectada por una amenaza que cambiaría el rumbo de su relación. “Aparte de los problemas familiares que estábamos teniendo, fue declarada objetivo militar por la guerrilla por su rol como concejal”, confesó Polanía.
El impacto en su vida personal y profesional
La amenaza no fue un simple episodio pasajero. La guerrilla consideraba su figura política como un blanco, lo que generó un clima de inseguridad constante para la humorista y su entorno cercano. Según Polanía, incluso llegaron a robar una camioneta oficial del Concejo que estaba estacionada en su apartamento, un hecho que incrementó la tensión y el temor en el hogar.
Ante esta situación, Polilla tomó una decisión radical para proteger su relación. “Me desvinculé de la parte política de ella para no tener problemas y cuidar nuestra relación mejor”, explicó. Esta decisión, aunque difícil, permitió que la pareja encontrara nuevamente la estabilidad y enfocara sus esfuerzos en fortalecer su vínculo.
La partida de La Gorda Fabiola dejó al descubierto su extraordinario talento como humorista, su tenacidad, fortaleza y valentía para enfrentar momentos de adversidad. Aunque su paso por la política fue corto y quizás olvidado por muchos, este episodio evidenció su carácter decidido y su compromiso con la sociedad, incluso en situaciones que pusieron en riesgo su vida.
“La vida nos puso pruebas difíciles, pero siempre las superamos juntos”, concluyó el humorista, visiblemente emocionado. Hoy, el recuerdo de La Gorda Fabiola permanece vivo en el corazón de su público y de quienes compartieron con ella las luces y sombras de su trayectoria.
Así, el relato de Polilla acerca a una faceta desconocida de la humorista, y sirve como testimonio de un amor que resistió las adversidades, dejando una huella imborrable en el mundo del espectáculo colombiano.