La economía agraria colombiana enfrenta desafíos significativos, como lo demuestra la dependencia de productos importados como la leche, las papas europeas y las frutas chilenas. Esta situación refleja un sector que aún no ha alcanzado su pleno potencial y enfrenta un futuro incierto a largo plazo.
Según un informe de la Cepal, estas dificultades son parte de un panorama económico más amplio en el que la lucha contra la pobreza sigue siendo una batalla constante en la región.
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La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha identificado a Honduras, Colombia y Argentina como los países con mayores índices de pobreza en la región. A pesar de los esfuerzos políticos para combatir este problema, los resultados no han sido alentadores, y la pobreza sigue siendo un desafío persistente.
En el ámbito del comercio internacional, la política arancelaria propuesta por el expresidente Donald Trump ha introducido una nueva fase en el libre comercio, cuyas consecuencias aún son inciertas. Esta medida ha generado preocupación sobre su impacto en las economías locales y globales.
Por su parte, el sector cafetero en Colombia ha tenido una relación tensa con el Gobierno, pero sigue siendo un pilar importante para el crecimiento económico del país. A pesar de las dificultades, el café colombiano continúa siendo un producto destacado que contribuye significativamente a la economía nacional.
La situación económica y social en estos países subraya la necesidad de políticas efectivas y sostenibles para abordar la pobreza y fomentar el desarrollo económico. La lucha contra la pobreza y el fortalecimiento de sectores clave como la agricultura y el café son esenciales para mejorar las condiciones de vida y asegurar un futuro más próspero para la región.
Clara Inés Pardo Martínez, profesora de la Universidad del Rosario, ha señalado que la persistencia de la pobreza en América Latina y el Caribe se debe en gran medida a la falta de políticas y estrategias efectivas para romper el ciclo de pobreza. Según el informe Panorama Social de América Latina y el Caribe 2024 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), al cierre de 2023, más de 172 millones de personas en la región no lograban cubrir sus necesidades básicas.
El informe de la Cepal destaca que entre 1990 y 2014, la región experimentó una notable reducción de la pobreza, pasando del 51,2% al 27,7%. Este periodo se caracterizó por una disminución casi constante de un punto porcentual por año durante 24 años consecutivos. Sin embargo, a partir de 2014, esta tendencia positiva se desaceleró y, en algunos años, como en 2019, se revirtió debido a la pandemia de Covid-19.
La pandemia tuvo un impacto significativo en los niveles de pobreza extrema, que alcanzaron el 13% en 2020. Aunque en 2023 esta cifra se redujo al 10,6%, sigue siendo superior al 8,6% registrado en 2014, lo que indica que la recuperación ha sido parcial. En cuanto a la pobreza general, la tasa se situó en el 27,3% en 2023, un nivel apenas inferior al de 2014, pero el más bajo desde que existen registros.
Para abordar estos desafíos, Pardo Martínez sugiere que se requiere una educación de calidad, la promoción de oportunidades de empleo, el crecimiento económico, programas de emprendimiento y subsidios efectivos que fomenten la autosuficiencia económica. Estas medidas son esenciales para prevenir el ciclo vicioso de la pobreza y lograr una recuperación más completa y sostenible en la región.
Lo que dice el Dane
En Colombia, el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad de ingresos, mostró una leve mejora al reducirse de 0,556 en 2022 a 0,546 en 2023, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane). Este indicador refleja una disminución en la desigualdad económica de los hogares colombianos, en un contexto donde la pobreza monetaria también ha experimentado cambios significativos.
En 2023, la tasa de pobreza monetaria en Colombia se redujo en 3,6 puntos porcentuales respecto al año anterior, situándose en un 33%. Esta disminución se acompaña de una caída en la pobreza extrema, que bajó 2,4 puntos porcentuales, alcanzando un 11,4%. Estos datos sugieren una mejora en las condiciones económicas de una parte de la población, aunque el desafío de la pobreza sigue siendo significativo.
El Dane estableció que la línea de pobreza en 2023 se ubicó en 435.375 pesos, lo que representa un incremento del 9,7% en comparación con los 396.864 pesos de 2022. Esta línea de pobreza considera el costo de una canasta básica que incluye alimentos y otros bienes esenciales para la subsistencia. Las personas que se encuentran por debajo de este umbral carecen de los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades mínimas.
La reducción en las tasas de pobreza y desigualdad se produce en un contexto de ajustes económicos y políticas sociales que buscan mejorar la calidad de vida de los colombianos. Sin embargo, el aumento en la línea de pobreza refleja también el impacto de la inflación y otros factores económicos que afectan el poder adquisitivo de las familias.