Una docente en biología de la Universidad Industrial de Santander denunció, a través de su perfil en la plataforma X, haber sido víctima de agresión a manos de un rapitendero, en Bogotá.
De acuerdo con la queja, realizada en las redes sociales, el domiciliario se molestó al no recibir “a tiempo” el código para recoger su pedido y, por el chat, intentó reclamarle, aunque fuera de tono, e hizo lo mismo al encontrarse en persona.
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Confundida, la bióloga le pidió que mejorara su actitud, pero, en vez de atender su reclamo, decidió abalanzarse sobre ella y raparle el pedido, para luego lanzarlo al piso. O, al menos, así lo dio a conocer la víctima de agresión, con fotografías de prueba, en X:
“Este señor de Rappi porque no enviaban el código rápido para recoger el pedido, se enojó y empezó a decirme cosas y le dije que no me regañara y me tiró a quitar el pedido, me corrí y se me fue encima y cogió el pedido y lo destrozó. Edwin Antonio Charris”.
Otra cliente denunció una nueva modalidad de robo con el código en Rappi:
De acuerdo con la creadora de contenido Andrea Rincón, conocida en redes como Una ama de casa millennial, una nueva modalidad de estafa, en la que estarían involucrados rappitenderos, se ha vuelto un problema frecuente en Medellín. En una publicación de inicios de noviembre en sus redes sociales, Rincón detalló cómo estuvo a punto de caer en una serie de fraudes que, a su juicio, deberían ser considerados parte del crimen organizado.
A pesar de ser una usuaria frecuente de la aplicación, la cual considera “con mucho potencial”, Rincón destacó que, en su experiencia, la plataforma aún tiene muchos aspectos que mejorar, especialmente en cuanto a la atención al cliente. En este caso, la estafa consistió en un intento de doble cobro en al menos tres ocasiones, situación que la afectó en un período de aproximadamente 15 días.
Rincón explicó que, en dos de los intentos, los rappitenderos llegaron a su casa para entregar el pedido, pero les informaron que el pedido había sido cancelado en la plataforma, a pesar de que en su aplicación seguía apareciendo como vigente. El repartidor, entonces, les pidió que realizaran el pago directamente, argumentando que no recibiría el dinero a través de la app debido a la “cancelación” del pedido.
En ambos casos, la estafa no se concretó gracias a una atención al cliente excepcionalmente ágil en su cuenta de Rappi, que les indicó no entregar el dinero. Sin embargo, no todos los usuarios tienen la misma suerte. Rincón contó cómo a su primo le ocurrió algo similar, pero sin la misma respuesta oportuna de Rappi. En este caso, el repartidor intentó presionar a su primo diciéndole que, si no le entregaba el dinero, lo bloquearían y no podría trabajar más ese día. En un intento de evitar problemas, su primo accedió a pagar y perdió la plata.
Un nuevo intento de estafa se presentó el 8 de noviembre, cuando Rincón y su familia hicieron un pedido grande a un restaurante que suelen frecuentar. En esta ocasión, el repartidor, que inicialmente se presentó como una mujer, les indicó que había un problema con la plataforma y que se comunicaran con él a un número personal. Este mensaje les pareció extraño, ya que, mientras el repartidor se comunicaba por ese número, la aplicación había enviado un mensaje notificando que el repartidor ya venía en camino.
Desconfíados, intentaron llamar al repartidor a través de la aplicación, pero el interlocutor resultó ser un hombre, quien les dijo que hablaba de parte del restaurante, lo que les pareció confuso. Ante la duda, decidieron contactar al restaurante directamente. Al hacerlo, confirmaron que no había relación alguna con el número al que les habían solicitado escribir y que el pedido ya había sido recogido. El restaurante les advirtió que no entregaran dinero alguno, ya que se trataba de una estafa conocida.
Finalmente, cuando el rappitendero llegó a entregar el pedido, intentó retrasarlo aún más, probablemente para verificar si realmente se había establecido contacto con el número oficial. Posteriormente, recibieron un mensaje sarcástico, confirmando que la situación había sido un intento de estafa que, afortunadamente, no logró concretarse gracias a su precaución.