Con cada visita a la virgen del Campo, en la iglesia San Diego, entre carreras Séptima y Décima con calle 26, en Bogotá, los fieles ponen su vida en riesgo por el estado de la estructura, que se cae a pedazos.
Así lo dio a conocer el párroco Pablo Pinzón en entrevista para el matutino de Arriba Bogotá con preocupación, debido a que en los últimos días se vio obligado a limitar el paso en la nave sur: “Esta historia sobre el deterioro del templo se debe a la antigüedad del mismo. Son más de 400 años y con el manejo que se ha dado de la situación y la gestión de mantenimiento, al ser esto patrimonio nacional, es bastante delicada”.
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La parroquia, declarada como patrimonio histórico nacional lleva funcionando 416 años, primero como convento, luego como lugar de descanso y, por último, como templo.
Sin embargo, de seguir abierta al público en su horario habitual: lunes a viernes de 7:00 a. m. a 5:00 p. m., sin ser intervenida, podría ocasionar un accidente, con las piezas que se han ido desprendiendo del techo.
Desde el Ministerio de Cultura dijeron al medio citado que no han podido localizar al propietario del templo para iniciar las reparaciones necesarias, pero el padre Pinzón informó que ya se encuentran trabajando en ello:
“De lo que se ha indagado, precisamente, no es que no haya un reconocimiento de propiedad, sino que, al ser esto de origen franciscano y después cedido a la arquidiócesis de Bogotá, tenemos que investigar cómo está la titulación y estamos en eso para acceder a los beneficios que el Ministerio da de asesoría y acompañamiento, porque se necesita esa titulación reconocida. Estamos en ese proceso desde la misma arquidiócesis”.
E insistió que el verdadero “temor no es otro que la posibilidad de que no sea valorada la riqueza histórica de este lugar. Es una capilla que fue un eje y símbolo de Bogotá. Ahora que van acercando fechas muy importantes, queremos que esté bella para la ciudad y que la ciudad, también, la aprenda a valorar y a querer”.
¿Por qué otra iglesia de casi medio siglo albergó un asadero de pollos en Bogotá?
La historia de la parroquia Nuestra Señora de las Nieves está marcada por varios eventos significativos; elementos que, para algunos capitalinos, van de lo sagrado y lo profano. Según Colombia Travel, esta iglesia, inaugurada el 23 de marzo de 1585, fue inicialmente una pequeña ermita con un techo de paja que ofrecía poco refugio a los fieles. A lo largo de los años, el templo pasó por varias transformaciones, incluida una importante remodelación luego del terremoto de 1917, que obligó a su demolición en 1922. Fue entonces cuando se construyó la nueva fachada, que aún define su apariencia actual.
En el transcurso de los siglos, la iglesia enfrentó diversas dificultades, incluida una crisis económica a mediados de los años 2000 que amenazó su supervivencia. En una decisión polémica, el párroco de la época permitió que un asadero de pollos, conocido como SBA Super Broaster Americano, funcionara en uno de los costados de la iglesia. Esta medida fue vista con asombro por muchos, ya que un espacio sagrado se convirtió temporalmente en un negocio de comida rápida. La situación provocó el rechazo de los feligreses, y en 2014, la jerarquía eclesiástica ordenó la expulsión del negocio, que finalmente dejó el lugar en 2019.
Hoy en día, la parroquia sigue siendo un lugar de devoción y fe, destacándose por su imponente fachada bizantina y su interior, que alberga la Virgen de Fátima y una reliquia adornada con oro, esmeraldas, perlas y rubíes. La iglesia se encuentra en el corazón del centro histórico de Bogotá, un área repleta de otros sitios religiosos de gran relevancia, como la Catedral Primada de Bogotá y la Iglesia de San Francisco, que son también paradas obligatorias para los turistas interesados en la historia religiosa de la ciudad.
Mientras tanto, el asadero de pollos continuó su negocio, expandiéndose por la ciudad con 11 puntos de venta. A pesar de la controversia, el establecimiento ha mantenido un tono humorístico sobre su paso por la iglesia, como se refleja en sus publicaciones en redes sociales, donde bromean sobre la “Semana Santa” y el “pollo bendito”. La historia de Nuestra Señora de las Nieves es solo una de las muchas en el centro histórico de Bogotá, que sigue siendo un testimonio vivo de la evolución religiosa y cultural de la ciudad.