El Gobierno de Colombia ha anunciado un recorte presupuestal de $28,4 billones para el año 2025, en un intento por reducir el déficit fiscal y garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas.
Esta medida fue aprobada recientemente en un consejo de ministros y responde principalmente a una caída en los ingresos tributarios y la necesidad de cumplir con la Regla Fiscal, que establece límites para el déficit del gobierno.
El recorte se presenta como una respuesta a la presión por ajustar las cuentas del Estado en un contexto económico complejo.
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Inicialmente, el presidente Gustavo Petro había propuesto un ajuste de $33 billones, pero diversos factores llevaron a la reducción de la cifra. De los $28,4 billones, $20 billones ya habían sido congelados desde junio debido a la crisis fiscal, mientras que el monto restante será formalizado a través de un decreto que se emitirá en los próximos días.
A pesar de estos ajustes, el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (Carf) ha advertido que el déficit podría requerir nuevos recortes por un total estimado en $31 billones más, lo que resalta la gravedad de la situación fiscal.
El propósito principal de este ajuste presupuestal es equilibrar las restricciones fiscales del país con las prioridades sociales. A pesar de los recortes, el Gobierno ha decidido destinar recursos a áreas clave para mitigar el impacto social de la crisis fiscal.
Dentro de los sectores priorizados, se asignarán $1,7 billones para hacer frente a la emergencia invernal, $500.000 millones para programas de alimentación infantil, $1 billón para garantizar la gratuidad en la educación superior y $1,3 billones para financiar la Renta Ciudadana, un programa que beneficia a sectores vulnerables a través del Departamento de Prosperidad Social.
Este ajuste presupuestal afectará tanto el rubro de funcionamiento como el de inversión. Se estima una reducción de $18,2 billones en el funcionamiento del Estado y de $10,1 billones en inversión.
Según Valora Analitik, los sectores que tendrán mayor recorte serán los siguiente: Hacienda, con una disminución de $11,8 billones; Trabajo, con $3,9 billones; Defensa, con $606.000 millones; la Rama Judicial, con $452.000 millones; y la Fiscalía, con $347.000 millones.
En cuanto a la inversión, los mayores recortes se concentrarán en sectores como Inclusión Social y Reconciliación, que verá una disminución de $1,8 billones, seguido de Hacienda con $1,7 billones, Transporte con $1,4 billones, Agricultura con $1,2 billones, y Vivienda con $647.000 millones. Sin embargo, los sectores de Educación y Salud no experimentarán recortes, ya que son considerados como prioridades fundamentales para el Gobierno.
Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, explicó que la mayoría de los recortes provienen de partidas que los ministerios no estaban en condiciones de ejecutar completamente, así como de ajustes a cuentas previas que fueron reducidas a su mínima expresión. Además, destacó que gran parte de los recursos recortados provienen de fondos suspendidos desde mayo, cuando la caída en los ingresos tributarios comenzó a afectar el financiamiento del presupuesto de 2024.
La medida, aunque significativa, es una muestra del compromiso del Gobierno con la disciplina fiscal y con el cumplimiento de la Regla Fiscal, que busca asegurar la estabilidad financiera del país en el largo plazo.
No obstante, los recortes han sido una respuesta directa a la baja en los ingresos tributarios, lo que dejó parte del presupuesto de 2024 sin financiamiento. Según Bonilla, “no se obtuvo la meta de recaudo, lo que nos obligó a hacer estos ajustes”. Aunque la cifra final es inferior a la sugerida por el Consejo Superior de Política Fiscal (Confis), que había propuesto un recorte de hasta $33 billones, el ajuste refleja la gravedad de la situación.
El Gobierno espera que la publicación del decreto en los próximos días aclare específicamente en qué áreas y programas se aplicarán los recortes presupuestales, lo que permitirá a los sectores afectados adaptarse a las nuevas restricciones.