En el pasado, el Gobierno Petro dio un giro inesperado en el panorama político colombiano cuando el presidente decidió prescindir de dos de sus colaboradores más cercanos, Laura Sarabia y Armando Benedetti, debido a su implicación en un escándalo de escuchas ilegales y filtraciones a la prensa.
Este caso sacudió al Gobierno, poniendo en evidencia las tensiones internas y las luchas de poder que se gestan en el Palacio de Nariño.
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La historia de Sarabia y Benedetti es una de ambición y poder. Hace ocho años, Sarabia, entonces una joven de 21 años, se encontraba en un momento de incertidumbre tras no lograr ingresar a las fuerzas armadas ni renovar su pasantía en el Ministerio de Defensa.
Fue en ese momento cuando una amiga le sugirió buscar trabajo en el partido de la U, liderado por el entonces presidente Juan Manuel Santos. Así comenzó su carrera política, inicialmente como becaria sin remuneración, pero rápidamente destacándose por su disciplina y organización.
Por su parte, Benedetti, un político experimentado y conocido por su carácter explosivo, había sido presidente del Congreso y de su propio partido. Necesitaba a alguien leal y meticuloso para gestionar su agenda diaria, y Sarabia encontró en esa tarea su verdadera vocación.
Juntos, formaron un dúo que se ganó la confianza de Petro durante su campaña presidencial, pero que ahora se ha convertido en una fuente de problemas para su administración.
El escándalo que ha llevado a su destitución involucra acusaciones de espionaje y filtraciones de información confidencial a los medios, un asunto que ha generado un gran revuelo en el país.
Este caso no solo afectó la imagen del Gobierno de Petro, sino que planteó preguntas sobre la ética y la legalidad de las prácticas políticas en Colombia. La destitución de Sarabia y Benedetti marca un punto de inflexión en la administración de Petro, quien ahora enfrenta el desafío de restaurar la confianza en su liderazgo y en su equipo de Gobierno.
Los audios filtrados
En una serie de audios filtrados, Benedetti critica a Alfonso Prada, exministro del Interior, y a Roy Barreras, exsenador, acusándolos de corrupción durante sus respectivas gestiones. Prada, que ahora es embajador en París, y Barreras, que es el embajador del país en Londres, fueron señalados por Benedetti de haber cometido irregularidades financieras.
Benedetti también arremetió contra Laura Sarabia, exjefa de gabinete del presidente Gustavo Petro, sugiriendo que su posición se debía a la influencia de Verónica Alcocer, esposa del presidente, y no a su recomendación. En los audios, Benedetti expresa su descontento con Sarabia, recordando que ella no apoyaba a Petro antes de las elecciones presidenciales. Además, Benedetti menciona que Sarabia debería sentirse amenazada por su conocimiento de ciertos asuntos internos.
El exembajador también criticó al presidente Petro por su manejo del operativo de rescate de los hermanos Mucutuy desaparecidos en Caquetá, calificando su actuación como errática y poco efectiva. Según Benedetti, la Aeronáutica Civil actuó de manera independiente, complicando aún más la situación.
El escándalo se intensificó con las acusaciones de “chuzadas” telefónicas ilegales a Marelbys Meza, exniñera del hijo de Sarabia, y a otra empleada de la exjefa de gabinete. Este incidente llevó a la salida de Sarabia y Benedetti de sus cargos, aumentando la tensión política en el país.
En los audios, Benedetti también critica a Luis Fernando Velasco, ahora exministro del Interior, por su falta de apoyo durante la campaña electoral. Según Benedetti, Velasco no contribuyó financieramente ni organizó reuniones clave, lo que generó frustración en el exembajador.
El caso generó un debate sobre la transparencia y la ética en el Gobierno de Petro, mientras las acusaciones de Benedetti continuaron resonando en el ámbito político colombiano. La situación planteó interrogantes sobre las alianzas y lealtades dentro del Gobierno, así como sobre el futuro político de los involucrados. Sin embargo, pese a las diferencias, en la actualidad se sabe que Benedetti se afincó en la administración Petro y que Sarabia sería su jefa.