En Colombia, todos los días los delincuentes buscan nuevas maneras de estafar y robar. Esto quedó en evidencia en el informe de Panorama de Amenazas de Kaspersky, que concluyó que entre julio de 2023 y julio de 2024, los intentos de estafa a través de mensajes falsos aumentaron en un 120%.
Y es que se ha vuelto común que ladrones y estafadores utilicen Internet como un canal para buscar sus nuevas víctimas, ese fue el caso de Hernán Agudelo que enfrenta un drama inesperado tras ser víctima de una sofisticada estafa que involucró la compra de un vehículo robado.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
Por tal motivo, en entrevista con Infobae Colombia, Agudelo compartió detalles del caso que ahora lo tiene vinculado a una investigación por robo y explicó cómo las organizaciones delictivas operan para aprovecharse de compradores desprevenidos y evadir a las autoridades.
<b>El inicio de la transacción</b>
En diciembre de 2023, Agudelo aceptó un crédito de libre inversión ofrecido por una entidad bancaria con el propósito de adquirir un vehículo híbrido que se ajustara a sus necesidades y al esquema de movilidad de Bogotá.
En febrero de 2024, después de semanas de búsqueda, encontró un automóvil que parecía cumplir con sus expectativas en la plataforma MercadoLibre.
El vehículo, modelo 2024, tenía un precio por debajo del promedio del mercado: “Mientras otros modelos costaban entre 108 y 115 millones de pesos, este estaba en 96 millones”, comenzó por explicar Agudelo que acotó que aunque el precio le pareció atractivo, realizó las verificaciones habituales: revisó la información del propietario en el Registro Único Nacional de Tránsito (Runt) y solicitó un peritaje, todo aparentemente en regla.
“Contacté a la persona, le dije que me gustaría ver el vehículo y la persona me dijo que ellos estaban ubicados en Cota, pero que podían traerlo a Bogotá y coordinamos una cita. Lo llevaron a mi apartamento, lo miré, me pareció bien y lo único que le dije es que yo requería un peritaje del vehículo, ellos me dijeron que ya le habían hecho un peritaje, me mostraron el documento, de hecho me lo dieron, era un peritaje real porque lo validé y pues no le vi ningún inconveniente”.
La transacción se realizó en una oficina de trámites vehiculares, donde se diligenciaron los documentos necesarios; sin embargo, debido a un retraso en el pago de impuestos del vehículo, el traspaso no pudo ser completado en el momento.
A pesar de esta irregularidad, Agudelo confió en que la empresa intermediaria finalizaría el proceso, lo que nunca ocurrió: “El traspaso no se podía hacer en la Ventanilla Única de Servicios hasta que no estuviera al día el impuesto, pero con el afán de hacer el negocio, yo dije dejemos todo diligenciado y yo me encargo de pasar el impuesto”.
La revelación de la estafa
Días después, cuando Agudelo intentó contactar al vendedor para reclamar una copia adicional de las llaves del vehículo, la comunicación se cortó, lo preocupante comenzó cuando la empresa de trámites también devolvió los documentos alegando que las firmas no coincidían, incluso, un especialista en improntas detectó que los números de identificación del vehículo habían sido adulterados.
“Me di cuenta de que el carro tenía problemas graves. Habían usado un peritaje real, pero pertenecía a otro vehículo”, explicó. Esto evidenció el modus operandi de los estafadores: roban un carro, obtienen un peritaje válido de un vehículo legítimo de características similares y falsifican la documentación para vender el vehículo robado como si fuera legal.
“Ella había dejado dos formatos firmados por si de pronto la firma no coincidía y en la empresa de trámites me dijeron que las improntas eran falsas, yo no las tomé porque venían con un peritaje original, le tomé fotos a las improntas del carro y, ya que el hombre es el especialista en el tema de improntas, me dijo no, estas improntas no son iguales, a ustedes les vendieron otro carro. Ahí empezó mi suplicio”.
Luego de la decepción de haber sido engañado, Hernán Agudelo puso en conocimiento de la Fiscalía General de la Nación lo sucedido, por lo que le aseguraron que el proceso tomaría unos meses, tiempo en el que no pudo hacer uso del vehículo y lo dejó guardado en el parqueadero de su conjunto residencial.
“Puse mi denuncia en la Fiscalía por estafa. Denunciar no es tan fácil, primero lo intenté por internet, después me fui a la Fiscalía a hacerlo presencialmente y me dijeron que no, que a través de una página con un QR. Ese proceso me demoró como uno o dos días, después me dijeron que tocaba esperar que saliera un número de noticia criminal, tan pronto salió ya me habían asignado un fiscal y hablé con el fiscal porque, la verdad, eso no es algo que le pase a uno todos los días, y ahí me dijeron que ese proceso se podía demorar dos o tres meses para que asignen un policía judicial y hagan todo el proceso”.
La detención y los cargos
En junio de 2024, mientras intentaba cambiar el vehículo de parqueadero, Agudelo fue detenido por un agente de la Policía Nacional. En ese momento, las autoridades verificaron las improntas adulteradas y confirmaron que el vehículo había sido robado meses antes.
Agudelo pasó una noche detenido y fue presentado ante un juez de control de garantías: “En un instante, pasé de ser una víctima de estafa a ser tratado como un criminal”, afirmó.
Le imputaron tres delitos: falsedad marcaria, falsificación de documento público y receptación de vehículo robado, aunque quedó en libertad provisional por tener pruebas de su denuncia previa, continuó vinculado al proceso.
<b>El costo emocional y económico</b>
El impacto en la vida de Agudelo ha sido devastador. No solo perdió los 96 millones de pesos que pagó por el automóvil, incluyendo impuestos y trámites, también tuvo que hacerse cargo de otros costos adicionales, pues para evitar ir a juicio, acordó indemnizar a la víctima original del robo —la propietaria legítima del vehículo— con 12 millones de pesos.
“Tuve que sacar otro crédito para cubrir esta indemnización. Ya he pagado nueve millones, pero la situación sigue siendo un golpe emocional y financiero tremendo”, indicó.
<b>El papel de las autoridades</b>
El caso de Agudelo no es aislado. Según la Fiscalía, más de 700 denuncias similares han sido registradas en Colombia en los últimos meses; sin embargo, la respuesta de las autoridades ha sido insuficiente.
Aunque Agudelo identificó las publicaciones en línea de los estafadores y alertó a la Fiscalía, no se llevó a cabo ninguna acción concreta para detener a los responsables.
“Les mostré cómo los mismos vendedores tenían al menos 20 carros más publicados, pero me dijeron que no podían intervenir sin una orden judicial. Es frustrante ver que estos delincuentes siguen operando con total impunidad”, señaló.
<b>Lecciones y recomendaciones</b>
El caso de Hernán Agudelo dejó en evidencia la necesidad de tomar precauciones adicionales al comprar vehículos de segunda mano, algunas medidas clave incluyen:
- Verificación en la Dijín: llevar el vehículo a la Policía Judicial para un análisis exhaustivo de las improntas y la documentación, puede consultar más información en el portal web de la Unidad de Identificación Técnica de Automotores Dijín, a través del siguiente enlace: https://revisionautomotores.policia.gov.co:8443/
- Autenticación en notaría: asegurarse de que el contrato de compraventa sea firmado y autenticado en presencia de ambas partes, con validación biométrica.
- Cautela ante precios bajos: un precio significativamente inferior al promedio de mercado puede ser una señal de alerta.
<b>La lucha por la justicia</b>
Agudelo está actualmente en proceso de solicitar un principio de oportunidad, que le permitiría evitar una condena penal bajo ciertas condiciones, como la reparación a la víctima y trabajo comunitario, además, debe realizar una campaña de sensibilización pública para advertir a otros sobre los riesgos de ser víctima de estafas vehiculares.
“Espero que contar mi historia sirva para que otras personas no pasen por lo mismo. La sensación de vulnerabilidad, de que tu vida puede cambiar drásticamente de un día para otro, es algo que no le deseo a nadie”, concluyó.
Mientras tanto, los responsables de la estafa permanecen en libertad, utilizando plataformas digitales para continuar su operación criminal.