En medio del inicio de las discusiones sobre el aumento del salario mínimo en Colombia para 2025 en el que participarán Gobierno, empresarios y trabajadores, cada vez aparecen nuevos informes sobre lo que tiene que pasar con el alza para favorecer el poder adquisitivo de millones de trabajadores, así como para que las empresas no terminen lesionadas ante la situación económica que vive el país.
Ahora, los que se pronunciaron con un extenso análisis fueron el Observatorio Fiscal y el Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana, exactamente, sobre lo que ocurrió en la última década y en el que utilizó datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) de 2013 y 2023.
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De acuerdo con el mismo, “a pesar de los incrementos en el salario mínimo legal, estos no se han convertido en una mejora significativa de los ingresos de los trabajadores ni han impactado positivamente la estructura salarial en el país”. Este fenómeno se reflejó en que el salario medio de la economía disminuyó de manera muy ligera en relación con el salario mínimo, al pasar de 1,39 veces el salario mínimo en 2013 a 1,37 en 2023.
Informalidad de Colombia
Un aspecto crítico señalado por el informe es la situación en el sector informal (alcanza el 56% de las personas en condiciones de trabajar), donde los incrementos salariales no alcanzaron el impacto deseado. En 2013, el salario medio de los trabajadores informales representaba un 93% del salario mínimo, cifra que disminuyó al 78% en 2023.
El Observatorio Fiscal destacó que “esta disminución refleja que los incrementos en el salario mínimo no solo son insuficientes para mejorar la situación de los trabajadores en la informalidad, sino que pueden acentuar su vulnerabilidad”. La falta de medidas estructurales puede exacerbar las disparidades en este sector.
Además, el informe resalta que problemas como la baja productividad y la persistente informalidad no se resuelven únicamente con aumentos al salario mínimo, y enfocarse de forma exclusiva en esa medida podría, incluso, dificultar la contratación formal y desalentar la formalización laboral. Una propuesta alternativa es la implementación de negociación sectorial, lo que podría permitir que los acuerdos con mayor capacidad económica acuerden mejores condiciones salariales sin imponer cargas excesivas a las micro y pequeñas empresas. Una visión crítica del informe es que el incremento al salario mínimo, en su forma actual, es regresivo, ya que impone la misma carga económica a todos los compañeros, sin distinción de su capacidad financiera.
Negociación por sectores y regiones
Según el Observatorio Laboral, “la medida uniforme genera una inequidad inherente: los iguales con una mayor capacidad financiera no enfrentan un aumento proporcional a sus posibilidades, mientras que aquellos con recursos limitados se enfrentan a presiones desproporcionadas”. La solución podría pasar por un cambio hacia una negociación sectorial y una regionalización del salario mínimo.
El informe también destaca que, a lo largo de los años, Bogotá, Antioquia y Cundinamarca lograron destacarse en términos de mejor formalidad y salarios más elevados. No obstante, muchas ciudades continúan sufriendo condiciones deterioradas de informalidad y bajos salarios. En contraste con estas regiones, en las grandes ciudades, el salario promedio en la informalidad cayó de manera sustancial de 1,44 salarios mínimos en 2013 a 1,15 en 2023, lo que reflejó un empeoramiento de las condiciones salariales para estos trabajadores.
Al observar la distribución salarial por género de 2013 a 2023, se ve que las desigualdades persisten, con una leve disminución en la proporción de mujeres que ganan menos del salario mínimo, mientras que esta situación empeoró para los hombres.
Aunque el informe indica que ha habido avances en la equidad, las políticas actuales no han logrado mejorar sustancialmente la distribución de ingresos, el Observatorio Fiscal recalcó que se identifica que las políticas de salario mínimo deben vincularse a la productividad y las condiciones económicas del país para promover una distribución más equitativa.
Educación y salario
Por último, el informe destaca la relación entre educación y salario: a pesar de un aumento en el nivel educativo de la fuerza laboral colombiana, esto no se reflejó en mejoras salariales importantes. El salario promedio de trabajadores con educación superior disminuyó tanto en la formalidad como en la informalidad, lo que “pone en duda la efectividad de la educación como motor de mejora económica”, según el Observatorio Laboral.
El panorama presentado por el informe de la Universidad Javeriana resalta la complejidad de los desafíos vinculados al ajuste del salario mínimo en Colombia, lo que subraya la necesidad de considerar las implicaciones de estas políticas de manera integral y adaptada a la diversidad regional y sectorial para asegurar resultados equitativos y sostenibles en el mercado laboral.