Laura Sarabia, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), ha sido el centro de atención en el Gobierno de Gustavo Petro debido a su fuerte relación con el jefe de Estado, lo que habría desatado fuertes tensiones internas que han surgido en torno a su figura.
A pesar de los rumores sobre un posible distanciamiento entre Sarabia y el presidente, su presencia constante junto a Petro durante su reciente viaje a Brasil para la cumbre del G20 dejaría confirmado que su posición sigue siendo sólida.
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Sin embargo, según un reciente informe publicado por El Espectador con fuentes de la Casa de Nariño, las especulaciones sobre su salida del Dapre no están descartadas, pero estaría relacionada con los ideales del jefe de Estado para consolidar su proyecto político en las próximas elecciones presidenciales de 2026.
El viaje a Brasil fue visto por muchos en el Congreso y en la Casa de Nariño como una oportunidad para evaluar la relación entre Petro y Sarabia que, según algunas voces, se habría deteriorado. Sin embargo, Sarabia demostró su influencia al acompañar al presidente en todas las reuniones de alto nivel y coordinar cada detalle de la visita. A su regreso a Bogotá, continuó trabajando estrechamente con Petro en la preparación de la visita del emir de Catar, Tamim bin Hamad Al-Thani.
Pero dentro del Pacto Histórico, la coalición política que respalda a Petro, se habrían intensificado las discusiones sobre el futuro de Sarabia y otros funcionarios clave. La tensión se centraría entre los moderados y los “purasangre”, quienes son más leales al proyecto del presidente.
Algunos miembros de la coalición habrían criticado a Sarabia por dificultar el acceso a Petro, lo que ha llevado a la designación de voceros como la senadora María José Pizarro y el representante David Racero para transmitir sus preocupaciones al Palacio. “Muchos nos sentimos reventados de tanto apoyar este proceso y ella es la que toma las decisiones, mire lo que nos acaba de hacer con el Icetex”, señaló un congresista del Pacto al diario nacional.
Sarabia, además de manejar la agenda presidencial, tiene un papel importante en la seguridad del presidente y en la coordinación de alianzas con el sector empresarial. Su gestión ha sido clave en iniciativas como el “Pacto por el Crédito”, que busca acuerdos con los bancos para fomentar la inversión en las regiones.
En medio de estas tensiones, se habrían mencionado posibles reemplazos para Sarabia, incluyendo a figuras como Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), y otros cercanos a Petro. La posibilidad de un cambio en el gabinete se vería como parte de una estrategia para fortalecer el legado del presidente y preparar el terreno para las elecciones de 2026.
“Yo no dudo que el presidente le haya mencionado la posibilidad de llegar a la jefatura de gabinete, pero lo cierto es que parece que él está intentando acelerarlo junto a varios congresistas”, señaló una de las fuentes de la Casa de Nariño a El Espectador.
El futuro de Sarabia en el gobierno de Petro sigue siendo incierto, con rumores de un posible enroque con el canciller Luis Gilberto Murillo. Aunque algunos altos funcionarios han negado avances en esa dirección, la especulación persiste, mientras la situación se complica aún más con las investigaciones judiciales en curso, que involucran a Sarabia y al embajador Armando Benedetti por supuestas irregularidades en la campaña de 2022.
Sin embargo, desde el sector más radical también estarían trabajando para que Sarabia pierda su poder junto al presidente, por lo que también han barajado nombres como Daniel Rojas, actual ministro de Educación y cercano al director de la UNP; al exdirector de la Dirección Nacional de Inteligencia Carlos Ramón González o, incluso, al actual jefe de la DNI, Jorge Lemus, para ocupar el cargo en el Dapre y acompañar al jefe de Estado.