La resistencia a los antimicrobianos (AMR, por sus siglas en inglés), considerada una de las mayores amenazas globales a la salud pública por la Organización Mundial de la Salud (OMS), llevó a Colombia a intensificar sus esfuerzos en la lucha contra esta crisis. Con la reciente adhesión al Centro Internacional de Soluciones de Resistencia a los Antimicrobianos (Icars, por sus siglas en inglés), el país busca abordar el problema desde un enfoque integral y sostenible.
El abuso de antibióticos contribuye al desarrollo de la resistencia a los antimicrobianos, lo que provoca que infecciones comunes se vuelvan difíciles o imposibles de tratar, incrementando las tasas de mortalidad. Según la OMS, esto puede derivar en enfermedades prolongadas, mayor riesgo de complicaciones graves y un aumento en las tasas de mortalidad. Además, la resistencia antimicrobiana puede provocar el fracaso de tratamientos médicos críticos, como cirugías o quimioterapias, al dejar a los pacientes sin opciones efectivas para combatir infecciones.
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La AMR se produce cuando bacterias, virus, hongos y parásitos desarrollan resistencia a los medicamentos diseñados para combatirlos, lo que dificulta el tratamiento de infecciones y aumenta los riesgos para la salud pública. Según datos de la OMS, esta resistencia causa 1,27 millones de muertes anuales y podría elevarse a casi 1,91 millones hacia 2050 si no se toman medidas.
Además, la resistencia genera un impacto económico significativo, puesto que, según proyecciones de la organización, los costos asociados a esta problemática podrían alcanzar los 412.000 millones de dólares en el ámbito global para 2035, debido a gastos médicos y pérdidas en productividad.
Por eso, el ingreso como Aliado Misional de Icars, oficializado durante la visita del viceministro de Relaciones Exteriores, Jorge Rojas, a Dinamarca, el 20 de noviembre de 2024, posicionó a Colombia como un actor clave en la agenda internacional frente a la AMR. Este movimiento se encuentra dentro del enfoque “Una sola salud”, que promueve la colaboración entre los sectores humano, animal, ambiental y alimentario.
Compromisos internacionales y avances locales
Colombia destacó en foros internacionales como la Asamblea General de Naciones Unidas que la importancia de la coordinación multisectorial para enfrentar esta crisis. Desde los ministerios de Salud, Ambiente y Agricultura se promovieron estrategias conjuntas que, ahora con el apoyo de Icars, buscarán adaptarse a las necesidades específicas del país.
El trabajo con la organización permitirá:
- Desarrollo de capacidades locales: Fortalecimiento del diagnóstico y tratamiento de infecciones farmacorresistentes.
- Acceso a recursos financieros y técnicos: Implementación de soluciones sostenibles en regiones con recursos limitados.
- Promoción del enfoque “Una sola salud”: Articulación de medidas para impactar la salud pública y el desarrollo a largo plazo.
En este sentido, el Gobierno colombiano proyectó reducir las muertes asociadas a infecciones resistentes, tal como lo propusieron los acuerdos internacionales que buscan disminuir un 10% estas cifras para mediados de la próxima década.
El abuso de antibióticos, tanto en tratamientos médicos como en prácticas agrícolas y veterinarias, es uno de los principales factores de la ARM. Para combatir esta problemática, la OMS insiste en la necesidad de sensibilizar a la población sobre el uso responsable de antimicrobianos.
Así, en Colombia, esta concienciación será clave para frenar prácticas perjudiciales como la automedicación, la prescripción excesiva de antibióticos y la contaminación ambiental por desechos farmacéuticos. La colaboración con Icars también incluirá campañas educativas dirigidas a los sectores productivos y a la ciudadanía, con el fin de prevenir la propagación de microbios resistentes.
El desafío global es prevenir el abuso de antibióticos
El panorama actual de la ARM exige medidas inmediatas y coordinadas; como advirtió la OMS, la pérdida de eficacia de los antimicrobianos podría revertir décadas de avances médicos, poniendo en riesgo tratamientos esenciales como la quimioterapia, los trasplantes de órganos y las cirugías complejas.
El compromiso de Colombia con el movimiento es un paso significativo en la lucha contra esta “crisis silenciosa”; sin embargo, el éxito dependerá de la colaboración entre gobiernos, instituciones, sectores privados y la sociedad civil para implementar soluciones que permitan preservar la eficacia de los antimicrobianos y proteger la salud de las generaciones futuras.