En septiembre de 2024 se conoció la captura de Ana María Quitián, que fue encontrada culpable de asesinar a su expareja David Javier Triana en una casa en Bogotá, después de un año de haber cometido el acto delictivo. Las autoridades confirmaron que el hombre tenía una hija con la acusada y que ella le habría propinado cerca de 60 puñaladas arrebatándole la vida.
“Logramos la captura de una mujer por orden judicial, acusada de los delitos de homicidio, tortura y utilización de menores en la comisión de delitos”, informó el coronel Julio César Botero, comandante de la Fuerza Disponible de la Policía. Quitián fue capturada en medio de controles policiales que fueron efectuados en el sector de San Andresito de la 38, en la localidad de Los Mártires.
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La acusación también recayó en su compañero sentimental, Santiago Pérez, que se desempeñaba en el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec). La mujer acusada del homicidio recientemente estuvo como invitada al programa Más allá del silencio, en el que narró los escabrosos detalles del homicidio, de los cuales aseguró en un principio fueron propiciados por defensa propia.
Por este caso, se le imputan a Quitián las acusaciones de homicidio agravado, la tortura y la utilización de menores en la comisión de un delito y a su pareja, homicidio simple. En medio de la conversación con Rafael Poveda, la mujer rompió en llanto y dice que se le hace muy complicado poder hablar del hecho judicial del que se le acusa.
“Recordar todo eso es muy fuerte, me da mucho miedo acordarme, me dan ganas de ir a buscar a mi mamá y llorar allá en la casa, no quiero verme débil … Dios mío eso fue muy horrible, no encuentro palabras cómo expresarlo”, reconoció inicialmente la mujer. Según dijo, en la mañana en la que se desarrollaron los hechos, Triana fue hasta su casa a buscarla, donde también se encontraba su actual pareja y una hermana de ella.
El padre de su hija, de acuerdo con su narración, llegó al lugar ubicado en un barrio del sur de la capital del país, chiflando y golpeando fuerte la puerta. Cuando ella le abre, Triana enfatiza en que le dé una nueva oportunidad, pero “yo le dije que no me interesaba” y fue cuando, según ella, comenzó a consumir cocaína.
“Cuando sintió mi desprecio, él se desconoció y se transformó en lo que solía ser hacer cuando me maltrataba … Sacó un cuchillo y me violentó, me agredió y me sentí asustada e invadida del miedo”, agregó Quitián. Sin embargo, la mujer entrega una versión que se contradice con la de la familia de Triana, pero no sin antes dejar claro que defenderse de los ataques de su expareja le trajo grandes secuelas debido al juicio de la sociedad y el proceso judicial que enfrenta.
Agregó que el único recuerdo vago que tiene al respecto fue a ella corriendo por la casa y a su exnovio, David, sacando un cuchillo de gran tamaño de su pretina, a lo que agregó: “Recuerdo ver a Santiago bajar corriendo y en el momento que David lo ve se va encima de él. Ellos tienen una confrontación, cuando veo a Santiago en el suelo sangrando, de allí para allá no recuerdo nada … David siempre estuvo empuñando el cuchillo. Santiago no apuñaló a David, lo que te diga del momento, yo solamente recuerdo cuando él se estaba desplomando”.
El relato continuó y al ser interrogada si estaba defendiendo a su pareja, contundente aseguró que no, que simplemente quería dar su testimonio de vida por ella, por su hija y por la hermana que la acompañaba en el momento de los hechos. Del mismo modo, reconoció que reaccionó de manera descomunal, pero de no haber sido así, sería una cifra más en los casos de feminicidio.
“Era la crónica de una muerte anunciada, pero era la muerte de la víctima, no la del agresor nunca se pensó que fuera a terminar así”, concluyó.