Sergio Fajardo y Vicky Dávila se perfilan como los principales contendientes en la intención de voto para las elecciones presidenciales de Colombia en 2026, según una encuesta del Centro Nacional de Consultoría (CNC) realizada para la revista Semana.
Este estudio, que incluyó dos mil encuestas presenciales en hogares de 52 municipios del país, revela un empate técnico entre el exgobernador de Antioquia y la periodista.
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El sondeo, diseñado por el CNC, también indagó sobre las preferencias ideológicas de los votantes. Un 41,2% de los encuestados expresó su inclinación por candidatos de derecha, mientras que el 25,1% se identificó con el centro y el 22,5% con la izquierda.
Además, un 7,9% de los participantes señaló que no votaría por ninguno de los candidatos, y un 3,3% se mostró indeciso o no respondió.
Dentro del espectro de la derecha, Vicky Dávila lidera con un 28,9% de apoyo, seguida por el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, con un 22,1%.
Otros nombres destacados incluyen a Miguel Uribe Turbay, con un 13%; María Fernanda Cabal, con un 11,4%; David Luna, con un 6,5%, y Paloma Valencia, con un 4,8%.
En este grupo, el 9,2% de los encuestados indicó que no votaría por ninguno de los candidatos, y un 4,1% no sabe o no responde.
Entre los candidatos de izquierda, la encuesta muestra un empate técnico entre la senadora María José Pizarro, con un 24,6%, y el director del Departamento de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, con un 24,3%.
Otros candidatos de este sector incluyen al exalcalde de Medellín Daniel Quintero, con un 17,2%; el canciller Luis Gilberto Murillo, con un 8,1%; el exgobernador Carlos Caicedo, con un 7,3%; la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, con un 5,2%, y el embajador de Colombia en el Reino Unido Roy Barreras, con un 2,4%. En este grupo, el 8,8% de los encuestados no votaría por ninguno, y el 2,1% no sabe o no responde.
En el espectro político del centro, la situación es igualmente reñida. Sergio Fajardo lidera con un 22,3 %, seguido muy de cerca por la exalcaldesa de Bogotá, Claudia López, con un 21,3 %.
Otros nombres destacados en esta categoría incluyen a Juan Manuel Galán, con un 19,5 %, y Juan Daniel Oviedo, exdirector del Dane, con un 15,1 %.
Más atrás se encuentran el exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, con un 6,1 %; el exministro de Educación Alejandro Gaviria, con un 4,8 %, y el exfiscal Alfonso Gómez Méndez con un 1,5 %. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, cierra la lista con un 1,3 %.
Según la encuesta reciente Fajardo cuenta con un 13,4 % de intención de voto, mientras que Dávila le sigue de cerca con un 11,4 %. Este empate se da dentro del margen de error del 2,7 % que presenta el estudio, lo que refleja una competencia cerrada entre ambos candidatos.
A nivel general, después de Fajardo y Dávila, se posicionan Juan Manuel Galán con un 10 %, Claudia López con un 9,7 %, y Germán Vargas Lleras con un 8 %.
Otros candidatos, como María José Pizarro y Gustavo Bolívar, también figuran en la lista con un 6,8 % y 6,5 %, respectivamente.
La encuesta también revela que un 2,4 % de los encuestados optaría por votar en blanco, mientras que un 9,4 % no votaría por ninguno de los candidatos presentados.
Herramienta clave en el panorama electoral
Las encuestas de intención de voto son fundamentales para entender el comportamiento electoral y las tendencias políticas en un país. Estas encuestas, realizadas a través de entrevistas telefónicas, en línea o cara a cara, permiten a los analistas y partidos políticos anticipar los resultados de las elecciones y ajustar sus estrategias de campaña en consecuencia.
La importancia de la intención de voto radica en su capacidad para predecir resultados electorales. Al conocer las preferencias de los votantes, los partidos pueden identificar cambios en la opinión pública y detectar tendencias emergentes. Esto les permite segmentar al electorado según características demográficas como edad, género, nivel educativo y ubicación geográfica, lo que facilita la personalización de sus mensajes y estrategias.
Además, la intención de voto es una herramienta valiosa para evaluar la efectividad de las campañas políticas. Los partidos pueden medir el impacto de sus mensajes y realizar ajustes para mejorar su atractivo ante el electorado. Este conocimiento también es crucial para movilizar a votantes indecisos o aquellos que podrían cambiar su preferencia, enfocando los esfuerzos en estos grupos para maximizar el apoyo electoral.
Para garantizar la representatividad y fiabilidad de los resultados, las encuestas de intención de voto deben seguir un diseño metodológico riguroso. Esto asegura que las muestras sean representativas de la población y que los resultados reflejen con precisión las tendencias del electorado.
Sin embargo, pese a que permiten predecir el comportamiento electoral, siempre van a tener un margen de error, lo que implica que el resultado final puede ser diferente. Además, en el caso colombiano, resulta prematuro hacer una encuesta entendiendo que no están decididos los candidatos, incluso si es que se eligieron unos tentativos, pues se desconoce si va a salir otro que altere el resultado inicial. Además, tampoco se conocen las propuestas. Con lo anterior, se debe tener en cuenta entonces que si bien es una muestra, más adelante deberán hacerse estudios mucho más precisos.