El 21 de febrero de 2024 fue asesinado cerca al parque de la 93 el empresario Roberto Franco Charry, que estaba llevando auditorias financieras de varias empresas y que había recibido amenazas que hacían que necesitara un esquema de seguridad que falló luego de que el vehículo en el que se movilizaba el bogotano ingresó al parqueadero de su oficina.
Sobre las hipótesis que manejan las autoridades sobre este crimen, se destaca la que indica que Franco tenía información sobre los registros contables de una empresa con irregularidades y que el empresario los iba a exponer en una reunión que tenía programada en la misma fecha que fue asesinado.
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En segundo lugar, también habría indicios de que el empresario había aceptado encargarse de la distribución de la herencia de una familia días antes de que fuera ultimado por un grupo de sicarios.
Por este crimen se han registrado dos capturas, pero una sola condena, la de Jean Carlo Bermúdez, que fue detenido por ser el encargado de transportar al sicario que asesinó a Franco Charry y deberá pagar 20 años de prisión luego de que fuera declarado culpable de los delitos de homicidio; tráfico, porte o tenencia de armas de fuego y receptación.
10 meses después del asesinato de Franco, El Tiempo reveló un informe de la Sijín de la Policía Metropolitana de Bogotá en el que se hace un recuento de las últimas horas con vida del empresario y la persecución que realizaron los sicarios desde temprano en esa jornada.
En primer lugar, se destaca que tras la captura de Pablo Andrés Pachón se confirmó que el sicario no se movilizó en una motocicleta, sino que fue transportado en carro con la certeza de que Franco Charry llegaría a ese lugar antes de las 8:00 a. m.
El medio citado habló con uno de los investigadores del caso, que nombró los errores que cometieron los criminales y que hoy tienen a las autoridades cerca de descifrar quién ordenó el asesinato del empresario.
“El día de los hechos llegó al parque una motocicleta de referencia Duke sobre las 6:20 de la mañana y se estacionó en una de las esquinas del lugar. Quince minutos después aparece el carro blanco, que se parquea en la carrera 11A con calle 93A. Cuando el automóvil de la víctima pasa por el lado del carro blanco, ya los criminales sabían que él venía ahí porque le estaban haciendo un rastreo previo y había alguien que les estaba dando información sobre eso. Apenas la víctima pasa por el lado, el sicario desciende de ese carro blanco”.
El primer error fue que la motocicleta que esperaba al sicario no encendió luego de que este disparó contra el empresario, el carro blanco escapó y un ciudadano quedó en medio del fuego cruzado después de que el criminal se subió a su motocicleta y lo amenazó para qué arrancara y lo terminara dejando en el barrio Pinar.
Durante el escape, el sicario falló al preguntarle al motociclista dónde quedaba La Sevillana, mientras que el celular de Bermúdez permitió que los investigadores encontraran el vínculo entre él y el Pachón, que fue capturado semanas después del hallazgo.
“Entre los millones de datos, solo hubo un número telefónico que coincidió en las mismas horas y lugares que los criminales. Esto indica que uno de ellos no solo llevaba los celulares adquiridos para la operación criminal, sino que tenía consigo su teléfono personal, que dejó rastro en los mismos sectores”, indicó el investigador a El Tiempo.
Tras la detención de Pachón, también se confirmó que media hora antes del asesinato un grupo de personas estaba alrededor del edificio donde vivía Franco, y varios de ellos también estarían en el parque de la 93 cuando fue ultimado.
Se estima que estos individuos estuvieron alrededor de 20 minutos frente a la vivienda de Franco y tendrían la misión de avisar cuando el empresario saliera del inmueble para que los demás criminales estuvieran preparados para su llegada al edificio empresarial.