Un nuevo hecho de intolerancia fue registrado a contadas metros de Provenza, en Medellín, luego de que un taxista y una pareja de motocicletas tuvieran un encontronazo en la vía.
Según denunció la pareja, el taxista, supuestamente en estado de alcoholemia, habría intentado echarles el carro por encima, luego de hacerle un reclamo.
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Así lo dieron a conocer a través del canal de denuncias ciudadanas, Denuncias Antioquia: “Para reportar a un taxista que, al parecer, bajo los efectos del alcohol, nos tira el carro bajando de la calle 10, saliendo del sector del poblado. Al hacerle el reclamo empieza a amenazarnos de muerte, diciendo que nos va a atropellar, es un peligro andante”.
En la grabación, se escucha cuando el taxista, en medio de insultos, les advierte sobre dañar su vehículo: “¿Le vuelvo esa moto una cuchara? Asolapado ¿y qué tiene me tengas grabado? Yo voy por mi carril. Le das al carro, hijueput@$%# y te vuelvo verg@#$%. Hay que respetar”.
Los motociclistas no se quedaron atrás y amenazaron con “cancelarlo” en las redes sociales por su comportamiento, luego de enfrentarlo en la vía. Lo anterior generó un llamado de otros conductores a solucionar de manera pacífica los conflictos y evitar maniobras irresponsables que puedan ocasionar un accidente en la vía.
Ataques de ira al volante podrían tener efectos negativos en la salud de los conductores
Ocho millones de conductores estadounidenses han llevado su enojo en la carretera a extremos peligrosos, como chocar intencionalmente contra otros vehículos o enfrentarse físicamente a otros conductores, según un estudio de la Fundación para la Seguridad Vial de la Asociación Americana del Automóvil (AAA). Estas acciones pueden tener consecuencias fatales, desde colisiones hasta peleas que involucran armas.
Pero, incluso, episodios menos extremos de ira al volante pueden ser dañinos para la salud. Una revisión de la Escuela de Salud Pública de Harvard en 2014 reveló que los episodios de enojo intenso pueden aumentar el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares en las horas siguientes.
Este efecto se debe al aumento en la frecuencia cardíaca y presión arterial, que puede ocasionar la formación de coágulos peligrosos. Entre las personas con mayor riesgo inicial de problemas cardiovasculares, dos episodios de ira diarios podrían provocar hasta 268 eventos cardiovasculares adicionales por cada 10,000 personas al año.
Las causas detrás del enojo al volante
El psicólogo Stan Steindl, de la Universidad de Queensland, explica que la ira en la carretera surge por dos factores: amenaza y motivación. Maniobras imprevistas, como un conductor que se cruza de repente, activan nuestra respuesta de “lucha o huida”. Al no poder huir, el instinto de luchar prevalece. Además, cuando algo bloquea nuestro objetivo de avanzar en el camino, sentimos frustración que rápidamente se convierte en enojo.
Esta reacción se agrava por el anonimato que brinda el automóvil. “La falta de control social interno reduce sentimientos de vergüenza, culpa o remordimiento”, comenta Steindl. En el calor del momento, muchos culpan a otros conductores con pensamientos como: “¡Casi me matas!” o “¡Quítate del camino!”.
¿Qué tan común es la ira al volante?
Un estudio de la AAA en 2016 reveló que casi el 80% de los conductores en Estados Unidos reconoció haber experimentado enojo, agresión o rabia mientras conducía al menos una vez durante el último año. A pesar de esto, la mayoría se considera a sí misma como “buen conductor”. Según una encuesta de Allstate de 2011, dos tercios de los conductores estadounidenses calificaron su habilidad al volante como superior a la de sus amigos.
Cuando la ira se vuelve peligrosa
“Los niveles más altos de enojo incrementan el riesgo, la impulsividad y la probabilidad de errores graves”, afirma Steindl. Esto incluye agresión verbal o física. Sin embargo, la ira al volante no siempre se expresa en actos extremos. Su persistencia o la aparición constante de hostilidad también son señales de un problema.
El estrés acumulado es uno de los principales detonantes de la ira. “Mientras más estrés tengas, mayor será la probabilidad de que lo expreses al conducir”, señala Steindl. Para prevenir estos episodios, sugiere prácticas como técnicas de respiración lenta, escuchar música relajante o elegir rutas menos congestionadas.
Abordar la ira de un amigo también requiere sensibilidad. En lugar de decirle que “se calme”, se recomienda buscar el momento adecuado y pedir permiso para hablar sobre el tema. Según Steindl, esto puede abrir la puerta a estrategias más efectivas para controlar las emociones detrás del volante.