Golpe al Clan del Golfo: autoridades encuentran magia negra en cuaderno de conjuros y rezos que tenía un cabecilla

En un operativo conjunto entre el Ejército Nacional, la Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación, se logró la captura de César Pérez Chala, alias Peñaranda, uno de los cabecillas de la subestructura Carreteras del Clan del Golfo, en el corregimiento de Caucheras, municipio de Mutatá (Antioquia). El operativo, realizado con la colaboración de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín), fue el resultado de un seguimiento continuo a Pérez Chala, que se encontraba vinculado a graves hechos criminales en las regiones del Chocó y Antioquia, incluidos homicidios, desplazamientos forzados y el reclutamiento de menores.

En el momento de su detención, alias Peñaranda llevaba consigo una maleta en la que se encontraron diversos elementos que causaron extrañeza a las autoridades. Entre los objetos, se hallaron figuras esotéricas, aceites, jeringas y un cuaderno que contenía lo que se presume son rituales de magia negra y santería. Según el Ejército, este cuaderno de conjuros y rezos habría sido utilizado por el capturado con el fin de atraer riquezas y evitar su captura, en lo que parece ser una tentativa de protección espiritual vinculada a sus actividades delictivas.

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Las figuras esotéricas son comúnmente utilizadas en rituales de magia negra con el fin de invocar fuerzas sobrenaturales o espirituales, mientras que los aceites tienen diversas aplicaciones dentro de estas prácticas, tales como proteger, atraer o alejar energías. Por otro lado, las jeringas pudieron emplearse para administrar sustancias que se consideran necesarias en estos rituales, relacionadas con la purificación o el control espiritual.

El cuaderno encontrado, por su parte, contenía escritos que parecen detallar rituales vinculados tanto a la magia negra como a la santería, dos corrientes espirituales con profundas raíces en el sincretismo religioso. Estos rituales suelen ser practicados con fines de poder o control, involucrando invocaciones a deidades y la utilización de elementos simbólicos para provocar cambios en la realidad, ya sea para protección o ataque.

El Ejército destacó que “Peñaranda” fue señalado como uno de los responsables de varios atentados y hostigamientos en el Chocó, especialmente en 2022, cuando perpetró ataques contra estaciones de policía en los municipios de Novita e Istmina, mediante el lanzamiento de artefactos explosivos. Además, se le acusa de ser uno de los principales actores en el conflicto armado con el ELN en la región, particularmente por su participación en desplazamientos forzados y homicidios, además de su presunta responsabilidad en el plan pistola que dejó herido a un subintendente de la Policía Nacional en el municipio de Unión Panamericana.

La captura de “Peñaranda” ocurrió en medio de una creciente preocupación por la presencia de grupos armados ilegales en el Chocó, especialmente el Clan del Golfo, conocido por su actividad narcotraficante y su influencia sobre las comunidades locales. De acuerdo con informes del Ejército, este grupo es uno de los principales reclutadores de menores en la región, pues en 2024, las autoridades militares recuperaron a 28 jóvenes que habían sido forzados a unirse a las filas del Clan del Golfo y otras organizaciones criminales.

A pesar de las operaciones de seguridad, el Ejército también reportó avances en la desmovilización de miembros de estos grupos armados. Desde el inicio de las operaciones, 14 integrantes del ELN y 46 del Clan del Golfo entregaron sus armas y se sometieron voluntariamente a la justicia. La Fuerza Armada indicó que este tipo de deserciones representa una oportunidad para desestructurar las redes criminales y fomentar la reintegración de estos individuos a la sociedad.

El impacto de estas operaciones no solo fue en términos de capturas, sino en la reducción de las capacidades logísticas de los grupos armados. En los últimos meses, los cuerpos militares incautaron 81 armas largas y cortas, más de 8.700 cartuchos de munición, 50 artefactos explosivos, 68 minas antipersonal y 23 kilos de explosivos. Estas acciones contribuyeron a debilitar la infraestructura de los grupos armados en la región y redujeron el riesgo para las comunidades locales.