Un video que circula ampliamente en redes sociales provocó controversia en torno al alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, ya que durante una visita a obras en la ciudad, un ciudadano esperó el paso del mandatario para hacerle un reclamo contundente y emotivo, evocando la memoria de su padre fallecido y líder político Luis Carlos Galán, que fue asesinado en 1989 durante la violencia desatada por el narcotráfico en Colombia.
El hombre, aparentemente molesto, acusó al alcalde de la capital de “corrupto” y de haberse aliado con sectores políticos que, según él, representaban todo lo que su padre combatió en vida. En un momento que suscitó intenso debate en la opinión pública, el ciudadano manifestó:
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”Alcalde, si su papá estuviera vivo, estaría decepcionado de usted. Aliado con las mismas maquinarias de siempre, lo que odiaba a su papá, usted hoy día lo está respaldando; aliado a la corrupción. Alcalde, si su papá revive nuevamente, cae el alcalde, corrupto”.
Luis Carlos Galán fue un líder carismático y fundador del movimiento político Nuevo Liberalismo, conocido por su lucha contra el narcotráfico y la corrupción en Colombia. Sus denuncias contra el cartel liderado por Pablo Escobar y su férrea defensa de la transparencia política lo convirtieron en un símbolo de integridad, aunque le costaron la vida en agosto de 1989.
Desde entonces, su legado marcó el camino de sus hijos, Juan Manuel y Carlos Fernando, que se convirtió en alcalde de Bogotá en 2023 y tomó el cargo el 1 de enero de 2024. Muchos votantes vieron en su elección una continuidad de los ideales de su padre, razón por la cual algunos sectores de la ciudadanía sienten que el desempeño del mandatario no ha estado a la altura de estas expectativas.
Críticas y percepciones ciudadanas
Las palabras del ciudadano reflejaron un sentimiento compartido por algunos sectores de la población, que perciben que Galán construyó alianzas con fuerzas políticas que contradicen los principios defendidos por su padre. Estas críticas se suman al debate sobre las dificultades de gobernar una ciudad compleja como Bogotá, donde las dinámicas de poder exigen concesiones que no siempre son bien recibidas por todos los ciudadanos.
Además, en medio de una crisis de abastecimiento de agua en Bogotá, causada por la disminución en los niveles de los embalses debido al fenómeno de El Niño, la administración del alcalde Carlos Fernando Galán enfrenta cuestionamientos por las medidas implementadas para mitigar la situación. La decisión de instaurar un plan de racionamiento de agua por días, basado en recomendaciones de expertos, provocó una fuerte reacción en la ciudadanía, evidenciando divisiones en la opinión pública respecto a su manejo de esta problemática.
En redes sociales, los ciudadanos han señalado que mientras las familias enfrentan restricciones, las empresas continúan operando sin limitaciones aparentes. Además, se señala la aprobación de proyectos urbanísticos en zonas sensibles, como páramos y áreas de protección hídrica, lo que genera percepciones de falta de coherencia en la gestión ambiental.
Un usuario expresó en una red social: ”El racionamiento lo pagamos los ciudadanos, pero las grandes industrias que consumen más agua siguen sin restricciones. ¿Cómo se justifica esto?”. Otros comentarios hacen énfasis en la falta de prevención de las administraciones locales para afrontar una crisis que, según expertos, era previsible debido a los patrones climáticos globales.
A las críticas por el manejo del agua se suman cuestionamientos históricos hacia Carlos Fernando Galán por decisiones relacionadas con la movilidad en Bogotá. En particular, su respaldo al modelo de transporte público basado en el TransMilenio, una iniciativa impulsada por el exalcalde Enrique Peñalosa. Detractores señalan que la priorización de este sistema, en detrimento del avance de la construcción del metro en Bogotá, contribuyó al atraso en el desarrollo de una infraestructura de transporte eficiente y sostenible para la ciudad.